▶Capítulo 28◀

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[PDV Camila]

Sentí los rayos de sol chocar contra mis párpados, y era molesto. Tanto que abrí los ojos, el reloj ni siquiera había sonado aún. Sentí la respiración de Lauren chocar contra mi nuca, y una sonrisa se dibujo sobre mis labios al instante. ¿Cuántas horas pasamos mirándonos anoche? Solo eso, besarnos, abrazarnos, y mirarnos. No necesitaba nada más para sentirme completa. No estaba curada, claro que no, aún no. Pero estaba en proceso de hacerlo. Ella era mi cura. Sus brazos mi medicina, y sus besos mis ganas de vivir.

Volteé hasta quedar frente a ella, roce con mis dedos su rostro sin despertarla. Mis manos aún temblaban. Ví como despacio abría los ojos, esos ojos verdes esmeraldas que siempre me habían perdido. Y una sonrisa se dibujó sobre sus labios.

—Pensé que fue un sueño. —Dijo al instante.

—No lo fue. —Contesté con una fina sonrisa. Antes de dejar un suave beso sobre su mejilla.

—¡Mamá! —Gritó Ian dando varios golpes a la puerta. —¡Mamá! Mami no está en su cama, se ha ido, mamá.

—Entrá, Ian. —Gritó Lauren, y sonreí al ver mi pequeño de cinco años todo loco y nervioso por mi pérdida.

—¡Mami! —Gritó al verme antes de saltar sobre la cama y abrazarme fuerte.

—Hola, mi vida. —Sonreí dejando pequeños besos sobre todo su rostro.

—¿Ya no estáis enfadadas?
—Preguntó, siempre muy curioso.

—No. —Contesté mirando a Lauren quién sonrió antes de negarse con la cabeza.

—¡Que lindo! —Gritó levantando las manos al cielo. —¿Cuando es la boda?

Ambas empezamos a reír al escucharlo, tenía preguntas para todo, y siempre solían ser tan indiscretas. El problema es que tanto como nos las hacía a nosotras, también le preguntaba este tipo de cosas a cualquiera.

—Eso ya se ira hablando, campeón.
—Sonrió Lauren y asentí.

—¿Y un hermanito? —Preguntó enseguida.

Y si, esa pregunta nos descuadro por completo. ¿Desde cuando queria Ian un hermano? Al ser hijo unico desde que nació no pensábamos que le hiciera mucha ilusión tener que compartirnos.

—¿Un hermanito? —Repetí.

—Tia Dinah va a tener otro, y tía Ally ya tiene dos. ¿Porque vosotras no?

—¿¡Tia Dinah?! —Gritamos Lauren y yo a la vez. —Es domingo, ¿no?
—Preguntó Lauren y asentí.
—Pues vayamos a desayunar en casa de la traidora.

—Lauren. —La regañe.

—¿Que? Ni siquiera nos contó algo tan importante como la llegada de un bebé.

—Tendrá alguna razón. —Dije viendo como empezaba a echarse agua sobre la cara, peinarse y recogerse el pelo en una coleta.

Y dios, como me gustaba verla con esa coleta. Tardamos unos veinte minutos en estar todos listos y llegar a casa de mi hermano. Dylan fue quién abrió la puerta, a lo alto de sus tres añitos era todo un Don Juan, una perfecta mezcla entre mi hermano y Dinah.

—Wow, Dy, ¿que tienes en la camiseta? —Preguntó Lauren con una amplía sonrisa.

—¡Godzila! —Gritó haciendo una mueca.

—A ver, a ver. Hazlo otra vez. —Dijo divertida y el niño lo repitió.
—Mira. —Río Lauren.

Me enseñó la foto que justo le había echo contra la vieja caseta que mi padre usaba para meter todas sus cosas de jardinería, la pobre caseta estaba ya más que destrozada pero Alex no quería quitarla, tenía valor sentimental.

To The Moon And BackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora