La dama blanca

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Tez blanca como luz de luna llena.
Sigilosa, no sientes que ella avanza.
Aunque corras, da igual, ella te alcanza.
Ya todos conocen esta escena.

Ya no hay mal que supere esta pena,
se lleva todo atisbo de esperanza.
Es buena, equilibra la balanza.
Tal vez ella sea al dolor ajena.

Joven y vieja, en el tiempo eterna,
sus lágrimas son luces en el cielo,
entre ellas, soledad sempiterna.

En sus brazos no sabes qué te espera.
Tal vez hallarás algo de consuelo,
o el final de una vida placentera.

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