07. Day Together

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silverfinger.


Lydia dejó salir el aire dentro de sus pulmones, aburrida. Stiles la había dejado encerrada en su habitación junto a Barry, desde lo ocurrido en el loft de Derek intentaba cuidarla más de lo normal esforzándose en mantenerla segura y si eso incluía tenerla todo el tiempo que pudiera encerrada en su habitación, eso haría.
Barry giró desde el asiento de escritorio de Stiles, hacia ella. Estaba acostada en la cama con la mirada directa en el celular, Allison había ido con su padre e Isaac a buscar a Silverfinger en busca de información sobre los guerreros oni y no quería perder ningún detalle.

—¿Aún nada? —le preguntó él.
—No, acaban de llegar.

Barry se levantó de su asiento y se dirigió a la pizarra de Stiles, los hilos rojos se sostenían tensos de un carrete en la mesa de noche hasta las fotografías. Stiles había estado acomodándolos y arreglándolos nerviosamente durante la noche, tenía problemas para dormir. Todos lo habían notado por las crecientes ojeras bajo sus ojos, de hecho esa era la razón por la que no estaba en casa en ese momento: había ido al hospital por ayuda profesional.
Barry soltó una pequeña risa, ese chico le hacía pensar que tal vez era la versión de Cisco en la manada. Después reprimió una mueca, recordando nuevamente que necesitaba volver y aún no descubría como. Había estado posponiendo su propia investigación por ayudarlos a ellos, pero sólo era una justificación que se daba a sí mismo para no aceptar que lo hacía por ella. Ella lo había impulsado a ayudarlos a todos y al mismo tiempo era la única que podía llevarlo de vuelta a Tierra 1. Dirigió su vista a la pelirroja y sonrió casi instantáneamente.

—Y... —continuó Lydia palmeando a un lado de ella en la cama, invitándolo a sentarse— ¿Cómo era todo en Ciudad Central?

Barry se acercó a ella hasta quedar sentado con las piernas estiradas en el colchón recargándose en la cabecera. Su sonrisa se extendió más al ver el interés que había en los ojos de la chica.

—Es genial. Tengo un trabajo como médico forense en el departamento de policías, con mi súper velocidad suelo hacer mi trabajo bastante rápido por lo que paso mayor tiempo con el Equipo Flash.

Ella asintió esperando que siguiera contándole.

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Eran las siete de la noche, el sol comenzaba a ocultarse pero eso no inmutó a los chicos dentro de la habitación. Barry seguía hablando sobre su rutina hasta que llegó a la parte de cómo abrió el portal interdimensional hacia Beacon Hills.

—No me has dicho nada sobre tu traje —dijo Lydia observando la pizarra dándole la espalda a Barry.
—Cisco lo diseñó, con algo de ayuda de Caitlin. Originalmente estaba diseñado como un prototipo para los bomberos de Ciudad Central. Está hecho de tela resistente a mi velocidad y al calor en general, tiene algunos arreglos tecnológicos...

Ella sonrió y aunque no lo había visto; él lo hizo también. Era curioso la manera en que se sentían bien el uno con el otro. Barry confiaba en ella, y Lydia quería ayudarlo.

—¿Quieres verlo? —le preguntó él rompiendo la pequeña atmósfera de silencio que se había creado.

Ella dio media vuelta rápidamente, con una sonrisa, y asintió.

—¿Puedo?
—Claro —le respondió extendiendo su brazo señalando el armario de Stiles.

Lydia caminó frente a él sintiendo sus pasos detrás de ella. Abrió la puerta y Barry pasó frente a ella recorriendo la ropa por el tubo dejando a la vista el traje de cuerpo completo de color rojo, brillante y con una ligada capa de polvo. Lydia se acercó a la prenda y rozó la tela con sus dedos. Giró hacia Barry emocionada, mientras él le daba una enorme sonrisa.
Entonces, toda emoción de felicidad se vio reprimida por las ganas de gritar. Lydia sintió una extraña falta de energía desde algún lado de Beacon Hills, como si una parte del pueblo se hubiera apagado o desaparecido. Tenía que ir con Scott.

—Barry —su sonrisa se borró de inmediato, ella no se veía muy bien. Estaba preocupada—. Tenemos que ir con Scott...

Él asintió rápidamente mientras entraba al armario a ponerse el traje. Esta vez no le importaba que el alfa no lo dejara usar sus poderes, él ayudaría y no era parte de la manada para recibir órdenes del moreno.
Lydia salió corriendo de la habitación de Stiles rumbo a la casa de Scott con The Flash delante de ella, dejándola atrás por mucho.

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Barry se había adelantado por treinta minutos, y ese no representaba el mayor problema. Ni siquiera importaba que había llegado tarde, Barry nunca había mencionado que necesitaba una dieta más grande que las demás personas debido a su metabolismo de velocista.
Cuando Lydia llegó a casa de Scott lo único que pudo presenciar era al agente McCall herido siendo sostenido por Melissa, mientras que Kira estaba en los brazos de Scott en un estado de (casi) congelamiento, y Barry se encontraba inconsciente del otro lado de la sala.
Tuvieron que trasladarlos a urgencias en el hospital de inmediato; y con algo de suerte, Melissa atendió a Barry después de haber encargado al agente con un especialista de su sección. Melissa los había llevado a una habitación más al fondo de su piso asignado, haciendo que cada sonido, por muy pequeño que fuese, resaltara con un eco. Después de hacerle una revisión general tuvo que conectar en su brazo cinco bolsas de suero desde el mismo tubo, mientras una pantalla leía sus signos vitales. Antes de irse les dejó paquetes de comida sobre una mesa móvil junto a su cama, los cuales habría tenido que sacar a escondidas de la cafetería si no fuera por el hecho de que Lydia accedió a pagar los gastos necesarios.
La pelirroja era la única que había accedido voluntariamente a quedarse con él mientras estuviera hospitalizado; Scott había llevado a Stiles y Kira a casa y Allison e Isaac aún no volvían.
Barry estaba acostado en la dura camilla, dormido, con la parte de arriba del traje abierta como si fuera una chaqueta dejando ver su pecho, donde habían inyectado los tubos del suero. Aún seguía pálido, sin embargo, se veía mejor a como estaba cuando habían llegado. Ella no se movió del asiento a su lado en toda la noche a tal punto que le llegaba a resultar incómodo. Dejó su bolso en la mesa junto a ella y se acostó en la camilla siguiente a la de Barry, estaba exageradamente rígida y la almohada no tenía suficiente relleno como para sostener firmemente su cabeza y aun así era mucho mas cómodo que la silla.
De igual manera, por la ubicación de la habitación donde los llevaron no era probable que llevarán algún paciente ahí, al menos hasta el día siguiente.
Se quitó los tacones dejándolos bajo la cama y se cubrió con las sabanas blancas mientras mantenía la vista en el perfil de Barry hasta que pudo dormir un poco más tranquila. Él estaba bien.

it happens in a flash,                    BARRYDIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora