11. Catching Feelings

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the fox and the wolf.


Lydia no recordaba la última vez que había amanecido con un chico, la mayoría de las veces se quedaban por un par de horas, hacían lo suyo y después se iban, sutilmente, de la casa.
Fue extraño verlo junto a ella esa mañana, pero de igual forma sabía que no le molestó en lo absoluto. En realidad, le parecía reconfortante y cálido.
Con los instintos banshee era difícil que tuviera un sueño duradero. Pero esa noche, junto a él se sentía más despejada y creía no haber despertado en toda la noche.
Estaba recostada sobre su pecho con sus piernas entrelazadas. Podía sentir su brazo sosteniendo su cintura fuertemente y su respiración chocando sobre su cabello. Sus cuerpos estaban cubiertos por una ligera sabana, y la luz entraba amortiguada por las cortinas azul marino que cubrían las ventanas.
Sobre el escritorio descansaba la computadora y unos papeles mas, junto al tablero de ajedrez de Stiles. Lydia dio un vistazo rápido a la pizarra y se removió entre los brazos de Barry, haciendo que soltara un gruñido y sostuviera mas fuerte su cintura.
Volteó hacia arriba acomodando algunos de sus cabellos pelirrojos detrás de sus orejas para poder ver mejor al chico, sentía su pecho subir y bajar mientras respiraba lento, su boca estaba entreabierta y sus ojos completamente cerrados con el ceño relajado. Era de esas pocas veces que podía verlo así, normalmente él se encontraba preocupado lo que hacía que casi siempre tuviera los labios y el ceño fruncidos en una constante expresión de confusión y presión al mismo tiempo. Así que decidió dejarlo descansar. Por exceso de créditos, podía faltar a la escuela cada que quisiera y aun esperaba noticias de Allison. Volvió su vista al frente e intentó dormir una vez mas.
Sintió su respiración volverse pesada pero no estaba dormida, después de un rato los dedos de Barry acariciaron su cabello, escuchó un suspiro de su parte y un beso sobre su frente por parte del mismo. Lydia no abrió sus ojos, se sentía bien bajo las caricias del velocista lo que volvía mas agradable su estado de soñolencia.
Por otra parte, Barry estaba confundido por que no sabía si decirle lo que sentía. Sabía que era mayor que lo mucho que había querido a Patty, casi cercano a como había amado a Iris y, sin embargo, no tan fuerte. Parecía estúpido decirle sus sentimientos en ese momento; con todos tan ocupados y su corta estadía en ese universo.
No esperaba ser correspondido, agregando su experiencia con Iris (cuando no le dijo sus sentimientos y la perdió antes de poder tenerla) tal vez simplemente debía arriesgarse asegurando que podría pasársela muy bien en su compañía antes de irse y eso es lo que haría, se arriesgaría por ella.
Giró su vista en torno en la habitación hasta detenerse en el escritorio, las fichas del tablero de Stiles estaban acomodadas de manera diferente. Lo alarmante era que nadie tocó sus cosas desde que se fue. El rey, con el nombre de Derek escrito en un post-ick estaba en su posición principal con los peones a su alrededor y las fichas contrarias amenazando con un jaque mate.
Miles de explicaciones se agruparon en su mente, pero sólo una parecía creíble: para eso era que el nogitsune había estado ahí durante la noche y no lo habían notado. Les estaba dejando pistas, era justo como lo dijo Deaton: «se sintió ofendido por alguien de la manada». Aunque su intención no era matar a nadie, simplemente era como su respuesta a una pelea... con un conjunto de lo que parecían malas bromas cada una más molesta que la anterior. Suspiró y agitó un poco a Lydia, haciendo que abriera sus ojos verdes y lo viera con una sonrisa adormilada.

—Hola —lo saludó, sonriente como siempre.
—Hey —respondió de la misma manera, con una sonrisa mas reluciente.

Había aceptado que se lo diría justo ese día, pero primero tendrían que ir a buscar a Derek. Apartó el cabello del rostro de Lydia y siguió:

—Creo que... Creo que el nogitsune entró durante la noche.

Lydia frunció el ceño y recargo sus brazos a cada lado de la cara de Barry, y se levantó.

—¿Por qué...?

Él hizo un ademán para levantarse, al momento en que ella caía sentada a un lado suyo. Se acercó más al tablero y Lydia lo entendió, se arreglaron rápidamente y, con la velocidad de Barry, llegaron al loft de Derek en menos de diez minutos.

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Ambos deslizaron la puerta completamente esperando ver al poseído Stiles frente a ellos, pero no había nada. Ni nadie. Entraron en el apartamento vacío buscando algo diferente, pero sólo había el mismo polvo de siempre. Derek nunca había limpiado mucho y Peter no vivía ahí desde hace un par de semanas.
Subieron las escaleras hacia los cuartos y se dirigieron al del (ahora) beta. Las cortinas estaban abiertas, las sabanas desordenadas y todo vacío. Seguro aún estaba en la comisaría con Chris. Lydia se sentó en la cama intentando agudizar sus sentidos banshee en busca de algo que no logró encontrar. Todavía no lo controlaba completamente y esta vez no sintió cuando el nogitsune volvió.
Habían llegado demasiado temprano, pero eso no lo sabían ellos. Barry corrió a dar un vistazo rápido al loft y volvió a sentarse junto a ella, sin algún cambio.

—¿Nada?
—No. —él negó con la cabeza y dirigió su vista a ella.

Lydia asintió levemente sin decir palabra alguna, mirando por la ventana.

—¿Sabes? —llamó su atención Barry, viéndola a los ojos— Antes de venir aquí, me había enamorado de mi mejor amiga de toda la vida... y yo no le dije. Tiempo después ella comenzó a salir con otro chico —continuó nervioso sintiendo la mirada de Lydia sobre él—. Mi punto es... que tengo que decirte lo que siento.

Lydia enarcó las cejas mientras fruncía los labios. Entendía a dónde exactamente se dirigía su argumento, era el 'primer paso' que se acercaba desde el día anterior.

—Lo que tú me haces sentir.
—Barry, yo no...
—Lydia, lo creas o no, te quiero —soltó rápidamente antes mordisquear sus labios esperando una respuesta.
—Pero...
—Lo siento si lo arruiné... Debí haber cerrado la boca ¿verdad? Tal vez no debería ir tan rápido, pero cuando quieren que vaya lento yo ¡Simplemente no lo sé! —Lydia puso una mano en su mejilla atrayéndolo rápidamente hacia ella sellando sus labios contra los suyos.

Ambos buscaron esa tranquilidad que no tenían desde hace tiempo en los brazos del otro, y ahora Lydia buscaba a alguien que la quisiera emocionalmente y la aceptara con todo y los defectos que se había encargado de guardar los últimos años.
No como Jackson, quien generaba una relación tóxica, y tampoco como Aiden, que a pesar de lo que habían compartido no lo veía mas que una atracción física hacia una mala persona. Pero Barry era diferente, buscaba un bien común, a pesar de exaltarse hallaba una solución a las cosas y trataba de minimizar lo malo del asunto. Era un héroe y Lydia lo sentía personal. Como si ella fuera Lois Lane y él, Clark Kent; como esos cómics que tanto le gustan a Stiles, pero Barry era The Flash. El que había llegado para salvar a todos en Beacon Hills, por encima de que tuviera que volver a Tierra-1. Era otra de las razones por las que Lydia lo quería.
Barry pensó que parecía estúpido enamorarse justo en ese momento, ¿qué haría en cuanto se fuera de Beacon Hills? ¿La dejaría sola? No podía, no quería. Y sin embargo era lo que tenía que hacer, era su responsabilidad con Ciudad Central y Tierra-1.
Se separaron por falta de aire después de una pequeña sesión de besos.

—¿Qué es lo que eso significa? —le preguntó Barry con una gran sonrisa, aún con las manos en su cintura. Ella notó como crecía un brillo peculiar detrás en sus ojos cuando la miraban, detrás de las cortas arrugas que se formaban por su sonrisa.
—No lo sé —Lydia se rió por su absurda respuesta y se relajó—. Creo que también me gustas.

Él se acercó para besarla nuevamente pero ella lo apartó tomándolo por los hombros antes de levantarse rápidamente de la cama.

—Deberíamos irnos, Scott necesitará nuestra ayuda.
—Claro.

Barry se paró junto a ella, pasó sus brazos detrás de sus rodillas y espalda para cargarla y correr a la casa de Scott.
En esos momentos ambos eran felices, aun sabiendo que eso duraría como máximo un par de semanas.

it happens in a flash,                    BARRYDIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora