Capítulo Duodécimo

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- Quiero explicarte por qué no te llamé - Le dijo aún abrazándola, acariciando sus brazos.

- No importa, de verdad 

- Mi tía se puso mal, tuve que viajar a Italia. No copié de tu historial médico tu teléfono, así que no te pude contactar, pero quiero que sepas que estuve pensando en ti. - Victoria se soltó con suavidas y se dio la vuelta. -  ¿no me crees? Quizás otro beso te ayude a confiar en mí y la abrazó por detrás, Victoria sintió un delicioso escalofrío pero cuando el abrazó se tornó mas fuerte y sensual, se congeló y gritó.

Heriberto la soltó y vio como temblaba, comenzó a sospechar cosas que no quería imaginarse, pero antes de poder preguntar la puerta del cuarto se abrió dando paso a un Luciano enojado.  

- ¿Qué pasa? ¿Por qué gritaste? -  al ver a Victoria alterada, pasó a mirar a Heriberto, lo tomó por la camisa y lo zarandeó.  - ¿Qué le hizo? 

- No Luciano, déjalo 

- ¿Estas bien, gatita? - Luciano se acercó a su hermana y la sentó en el sillón, acariciándole el cabello.

- Estoy bien, solo... 

- Si te hizo algo, yo lo mató -le susurró 

- El no me hizo nada -  esta vez Heriberto se acercó, y acarició el rostro de Victoria, mirándola con ojos preocupados 

- ¿Qué sucede contigo, ángel? 

- Doctor, será mejor que me espere afuera 

- Me gustaría.... 

- Afuera dije - Victoria tembló con el grito de Luciano, entonces Heriberto se levantó y después de pensarlo salió de la habitación. 

- Por favor, Luciano 

- Ya, todo está bien, gatita.

- Él es importante para mí. -  Luciano frunció el ceño, después de soltar un suspiro salió de la habitación y se acercó de manera intimidatoria a Heriberto 

- Quiero que se aleje de mi hermana 

- No puedo hacerlo. 

- Claro que puede, y lo hará. No me conoce Doctor, por mi hermana soy capaz de todo 

- No quiero alejarme, y no lo voy a hacer, no le tengo miedo Gutierrez., usted tampoco me conoce. y salió de la casa sintiéndose como un adolescente al que le han negado el placer de ver a su amada. 

Mas tarde, sintiéndose avergonzada y triste, Victoria mantenía una conversación con Maximiliano, después de ver a Heriberto, la única persona a quien quería ver era a Maximiliano.

- Soy una tonta debiste haberme visto, seguro pensó que soy una loca;  bueno quizás lo soy - en respuesta un gorgoteo se escuchó. - la doctora Aurora dice que debo conversar contigo, cree que así podré sacar afuera mis temores y ayudarte a ti. No es tan difícil, él es un buen tema, ¿no te parece? -  Maximiliano pareció sonreír 

- Hola, ¿cómo está, este niñito? - Bárbara entró y tomó en sus brazos a Max. 

- Hola Barb, ¿que te dijo Luciano? 

- ¿De qué? 

- Del Doctor Ríos Bernal

- Ah de eso, piensa que las visitas del doctor deben esta prohibidas 

- ¿Qué? No puede hacer eso, él... 

- ¿Qué, Victoria? ¿Qué pasa contigo y el doctor? 

- No lo sé; con él me siento... viva - Bárbara se le quedo mirando esperando algo más de información. - Él hace que no desee morirme. 

- ¿Estás enamorada de él?... pero si apenas lo conoces 

- Es algo inexplicable no sé si estoy enamorada, pero me siento segura con él 

- Luciano dice que gritaste 

- El me abrazó, yo no estoy segura de que pueda soportar contacto físico con otro hombre pero por él deseo curarme. - Victoria se arrodilló frente a su cuñada - Ayúdame Bárbara, habla con Luciano. 

- La noche que llamamos al médico, que te pusiste mal. ¿fue él con quien hablabas? - Victoria se puso pálida y se levantó 

- No 

- Cariño, conmigo puedes hablar 

- Fue Osvaldo 

- ¿Qué? 

- Era Osvaldo - Victoria comenzó a llorar y Maximiliano se inquietó -  me dijo que sabía que había dado a luz, Bárbara ¿Cómo puede saberlo? 

- Victoria debo decirle a Luciano, si Osvaldo está en México debe pagar por lo que te hizo 

- Quiere ver a Maximiliano,  no quiero que esté cerca de mí, ni del niño.  - Habló con temor.

- Ese maldito; tranquila cielo, Luciano no permitirá que te pase nada. 

Hospital

Heriberto estaba en la cafetería del hospital con algunos colegas, almorzando  

- ¿Este fin de semana es de trabajo? 

- No, me lo tomaré libre 

- ¿Libre? ¿Tu sabes de eso?, No te has tomado días libres en mucho tiempo ¿Qué no nos has dicho? 

- Debe ser alguna mujer 

- No lo creo, no hay ninguna novedad en enfermería, todas han pasado por Heriberto

- Eso no es cierto, solo he estado con dos enfermeras.  

- Bueno, ¿entonces es alguna médico? 

- Oh cállense sí, saldré con una mujer, pero no tiene nada que ver con el hospital. 

-  ¡Wao que mujer!  - Heriberto sacudió la cabeza, sus colegas a veces eran unos niños.

- ¿Cuál? ¿Dónde? 

- Allá viene.. se acerca aquí 

- Heriberto ¿podemos hablar? 

- Todo iba tan bien... - Heriberto la miró con enojo -  muchachos ya terminaron de comer me dejan a solas con... 

- No es justo... Heriberto siempre consigue las mejores. - Refunfuñó uno de los médicos

- Créeme no es un premio. - Leonela entrecerró los ojos 

- Ya basta, se que me equivoqué, pero no es agradable de tu parte que no seas capaz de perdonar. Invítame un café 

- ¿De que quieres hablar? 

- Quiero alertarle 

- ¿De qué? 

- De Victoria Gutierrez

- ¿Ah si?  - Heriberto se relajó en la silla.

- Es una mosquita muerta, Heriberto 

- Una vez creí en ti, y te encontré en mi cama revolcándote como una zorra con otro ¿Por qué volvería a creer en ti?... Cualquier cosa que me digas carece de valor. 

- Está claro que te afectó bastante, quizás no hemos terminado. Aún me deseas, lo sé 

- No es así - Heriberto dio un salto en su silla, cuando sintió el pie de Leonela sobre su entrepierna, él se quitó con suavidad pero firmeza.

- En fin, no vine a hablar de nosotros sino de ti y de Victoria 

- No quiero escuchar lo que tengas que decirme 

- Te está engañando, el papá de su bebé quiere volver con ella. Ella se irá con él. 

Continuará...

¡Cuánto veneno el de Leonela! ¿Que hará Heriberto?

¿Osvaldo intentará algo? ¿Cómo superará Victoria sus traumas?

"Renacer gracias al Amor"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora