Fearless
Capítulo Seis.
-¡¿Qué?! -me miró sorprendida.
-Vamos a la cama, y ya deja de hablar tanto aturdes.
Ella no respondió, yo empecé a quitarme la ropa, mi chaqueta, la camisa, la camiseta. Ella miraba detenidamente ¿No se va a quitar nada?
-¿Dormirás con ropa?
-Si. -Susurro.
-Puedo prestarte una camisa, para que estés cómoda.
-No, gracias.
Quite mi camiseta, y camine hasta quedar detrás de ella. Se tenso. Me acerque a su oído, solo un poco, no quiero espantarla.
-Sera un placer quitarte la ropa -Le susurre.
Ella salto un paso adelante y se giro, me miraba con... ¿Deseo? ¿Susto? ¿Impresión?
-Creo que no fue muy buena idea venir... -Dijo ella.
O no, se estaba arrepintiendo. Apague la luz y camine hasta la gran cama, me acosté y ella seguida ahí, parada a los pies de la cama.
-Vamos ______, no descansaras nada ahí... Ven a la cama, nena. -Dije en tono dulce para convencerla. No, Estaba siendo dulce porque quería.
-No..
-Anda, ven..
-Dame tu camisa, dormiré incomoda.. - Bien. Un punto a tu favor Justin.
-Corta o larga -me levanté.
-Corta.. Soy muy calurosa.
Me está poniendo caliente la carajita. Otro punto Justin. Quiere cortita la camisa. Asentí con la cabeza y la miré.
-Puedes ir desvistiéndote, ya vengo.. -suspiré y entré a mi vestidor. Recorrí el área de zapatos de vestir, Louis Vuitton mi favorito, claro que sí. La sección de cinturones, Ferragamo y Louis V. Llegué a un mueble enorme, mis camisas. ¿Negra o blanca?, al carajo, blanca para que se transparente ese cuerpecito que tanto deseo. La tomé y caminé a la puerta, cuando escuché que algo cayó al suelo. Miré sobre mi hombro y era un cinturón. Mi imaginación y mente empezaron a dar vueltas. ¿Qué tal se vería _____ en cuatro y yo dándole con el cinturón en ese bello culote que tiene? Reí para mis adentros. Ay Justin Justin.. Chico mente cochambrosa eh. Dejé mis pensamientos de lado y toque la puerta del baño.
- Acá esta la camisa - Dije cerca de la puerta.
- Voy enseguida - respondió ella. Segundos después apareció su mano por la puerta.
- Dámela - Dijo ella.
- ¿No me dejarás pasar?
- ¿ESTAS LOCO?
- No.
- Creo que ya perdiste la cabeza. Dame la camisa ahora.
No quería molestarla. Pero si ella ya hubiera aceptado no hubiera dejado que me conteste así. Le entregue la camisa y la esperé afuera. Minutos después salió y quede boquiabierto, la camisa se le adecuaba perfectamente a su perfecto cuerpo. Era una diosa en vida y la tenía aquí y ahora. Solo me faltaba lograr que fuera mía.
Sus mejillas se pusieron rojas un segundo, fue hermoso, ella es realmente hermosa.
Una vez en la cama ella estaba a un lado y yo a otro. No quería presionarla, pero tenía ganas, ganas de hacerle de todo, y el sueño me venció imaginándola a ella sobre mí.
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