Conociéndote

170 17 12
                                    

Yuri Plisetsky se estaba apenas levantando, eran un poco pasadas las 7:00 pm, y la noche en Rusia estaba perfecta para dar una vuelta por allí. Para un vampiro como él, la oscuridad era su mejor amiga, pues en ella podía protegerse de la vista de los curiosos y además alimentarse sin miedo a ser encontrado. A pesar de que hacía muchos años que los vampiros usaban sangre embotellada para ahorrarse los problemas, él seguía prefiriendo alimentarse de la fresca. Por lo que, aunque con pereza, salía a cazar de vez en cuando.

Saludó con una sonrisa al felino que maulló en justo del otro lado de su cama, y acarició lentamente su cabecita entre las orejas. Las sábanas de su cama eran de leopardo, y tanto el papel tapiz como el suelo eran de madera rojiza, bordeado por una línea blanca, que se encargaba de las divisiones. Una ventanal grueso daba hacia la terraza que daba hacia el jardín, y casi siempre se recargaba allí para mirar todo a su alrededor.

Era un noble después de todo, era bueno en sus negocios, y muchos lo consideraban como un “prodigio” sin embargo, él sabía que el único prodigio entre los vampiros era Viktor Nikiforov, ese hombre que más de una vez lo había decepcionado con su inútil personalidad. Desde hacía siglos lo había visto convertirse en alguna especie de cadáver viviente, ya no había rastro de esa alegre persona que bailaba con todos en las reuniones, ni rastro de ese hombre que lo aconsejaba con una seguridad intimidante. Todo era culpa de Yuuri Katsuki, si tan solo él no hubiese existido nunca…

—Maldito cerdo —gruñó levemente mientras empezaba a quitarse su pijama, que constaba de un kigurumi de gato atigrado con orejas y cola —. No puedo creer que sea él sea el Eros de Viktor —un chasqueó de lengua seguido de un suspiro. Y por mucho que él quisiera negar eso, sabía que esa era la única verdad. Porque cuando el albino se encontraba con ese estúpido azabache, sonreía tan ampliamente que le recordaba la primera vez que había visto a ese vampiro que todos admiraban.

Durante muchos años se había negado a intervenir o a acercarse demasiado a ese humano, pero una vez que tuvo la oportunidad de conocerlo… Descubrió que estaba bien que él se quedara con Viktor. Ni los ancianos, ni la sociedad humana deberían ser barreras para la felicidad de esos dos, él tampoco lo sería…  Sin embargo, Yakov no era fácil de convencer, mucho menos de hacerlo cambiar de opinión. Si tan solo él fuese capaz de ver lo feliz que era el de cabellos platinados cuando estaba con el cerdo, tal vez, entendería lo incorrecta que estaba su decisión de separarlos.

—Suficiente del cerdo y el estúpido de Vitya, tengo mejores cosas que hacer que perder mi tiempo con ese par de idiotas. De todas formas, seguramente esta vez, tampoco podrán ganar —sentenció con voz suave, y aunque no parecía interesado, en su corazón existía el anhelo de que hubiese alguna esperanza para ellos.

Sin detenerse a reflexionar más sobre la vida de aquellos tontos, se dispuso a escoger su conjunto para esa ocasión. Su armario constaba de prendas negras, blancas y mezclas de estampado de leopardo. Le encantaba el animal print, incluso tenía unos botines negros con laterales de ese tipo de estampado. Ese gusto era algo de lo que muchos de sus conocidos se burlaban, pero tampoco cambiaba nada. Con calma tomó un suéter de mangas de leopardo y centro blanco con el estampado de la huella de un gato. Unos pantalones negros y sus botines antes mencionados, fueron el conjunto perfecto. Agregándole por supuesto su chaqueta negra de bordes blancos y espalda de animal print de leopardo.

Un vistazo en el espejo, lo confirmó, estaba perfecto.  Ah… Casi lo olvidaba, tomó un brazalete grueso de cuero que acomodó alrededor de su muñeca a presión. Era un detalle de una persona a la que consideraba un buen rival, pero nadie debía saberlo. La identidad del dueño de ese regalo, solamente podía saberla él.
Tenía el extraño presentimiento de que había algo extraño ese día, no sabía si era el cambio de estación o un movimiento extraño de humanos en la ciudad, pero algo pasaría, y obviamente él no iba a perderse de ello.

Espejo RotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora