Amor Imposible

Como una montaña rusa

***Narra Mia***

¿A qué le temía? ¿Porque no me dejaba a mí misma ser feliz?

Creo que era hora de decirle adiós al pasado.

Luke no era como Emmet. Estaba completamente segura de eso.

¿Y entonces?

-Mia, ¿te encuentras bien?-Preguntó Luke con preocupación.-Te noto muy pensativa.

Parpadeé verías veces, y lo miré con una pequeña sonrisa.

-Todo está absolutamente bien.

-No tienes que mentirme, cariño.-Bajó su mirada hacia nuestras manos y las separó con cuidado.-Si no te sientes cómoda con esto, podemos...

-Luke,-Agarré su mano otra vez y la apreté.-por favor no pienses eso. Realmente me encuentro a gusto junto a ti.

-¿De verdad?-Sonrió con diversión.-Minutos atrás no decías lo mismo.

-Puedo volver a decirlo, si no te callas.-Rodé los ojos, a lo que él soltó una tonta risita.

-Te adoro.-Llevó mi mano a sus labios para besarla con cuidado.

Yo por mi parte, llevé mi mano desocupada hacia su mentón y lo giré en mi dirección para que me observara fijamente. Me mordí el labio inferior con nerviosismo y lo besé.

Una de sus manos rodeó completamente mi cintura y la presionó, acercando nuestros cuerpos más de lo debido.

Solté un pequeño grito en sus labios, lo que me hizo sentir avergonzada. Me separé de él muy apenada y aparté la mirada.

-Lo siento.

-Oye,-Tomó mi mentón y lo giró hacia su rostro. Luego me miró con diversión y sonrío.-tu inocencia me causa ternura... sobretodo cuando finges serlo.

Abrí los ojos con sorpresa y me sonrojé.

-¡Luke!-Susurré mirando con vergüenza a las personas que pasaban por nuestro lado.

-¿De verdad estás sonrojada por eso?-Arqueó una ceja con diversión y se mordió el labio inferior.

Esta vez sentí mis mejillas arder, incluso mis orejas.

-No.-Mentí.

-Claro, como usted diga señorita Roberts.-Sonrió acercándose a mi oído y su cálido aliento hizo que mi piel se erizara.-Aún así, mintiendo acerca de esto o no, tu rostro se ve hermoso con ese color.

Lo agarré de la camiseta y lo atraje mucho más hacia mí. Me acerqué a tal punto que nuestras narices rozaban. Una risita arrogante salió de mi ser y lo miré.

-Vete al diablo.-Dije rozando sus labios y me alejé.

-Tu sensibilidad es admirable, ¿sabías?

Sonreí a sus espaldas y recobré mi compostura antes de encararlo.

-Tu sarcasmo también lo es.-Elevé una ceja con diversión y me mordí el labio inferior.

-Irritante.-Dijo en voz baja, pero lo suficientemente fuerte para escucharlo.

-Idiota.-Contraataqué.

-Borde.

-Inmaduro.

Su respiración se volvió acelerada al escuchar eso. Caminó hacia mí con furia y me miró a los ojos, buscando cómo herir mis sentimientos con otra de sus ofensivas palabras.