Perdones Bajo la Lluvia

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Suspiré...

-Pero, ¿por que sientes celos?- Intenté ser fuerte, aunque no pudiera.-Si Roy es mi amigo.

-Porque no me gusta que estén juntos. Solo eso.

Que directo.

-¿Sabes?- Me miró con una sonrisa.-Cuando te ví pensé que no eras tú. Luego opté por llamar a Luke y ahí me había dado cuenta de que eras tú.

-Sí.- Sonreí.-La verdad es que no pensé que eras tú. Ya ves, como dijo mi madre: ya no te pareces.

- tampoco.- Contestó, pero aunque yo lo distrajera para que se fuera alejando, hacía lo contrario.-Estás hermosa.

De pronto sentí sus manos en mis mejillas, las cuales hacían que mi rostro se acercara más al suyo. Sabía lo que él quería.

-James,- dije cerrando los ojos mientras él acercaba más sus labios con los míos.-lo siento.

Lo esquivé y lo miré fijamente.

-No,- Se puso las manos en su rostro.-perdóname tú a mí.

-Es, decir, necesito pensar las cosas. Necesito tiempo. ¿Entiendes?

-Sí.- James me miró con pena.

-Bien...- Apreté los labios, en realidad no sabía que decirle. Además, estaba sorprendida.

-Sí, ehm no... Es solo...- Se notaba que James estaba nervioso.

James bajó la cabeza y negó con ella. Me miró una vez más y se fue.

-Soy un estúpido.- Susurró a mis espaldas y cerró la puerta.

Aún estaba en la pared. No podía creer lo que pasó hace algunos segundos. Incliné mi cabeza en la pared y me tiré en ella hasta caer al suelo.

Agarré mis piernas y bajé mi cabeza. Bien, ahora me sentía mucho peor.

Me aferré más a mis piernas y solté un grito. Necesitaba liberarme.

Me levanté y salí del bañó. Intenté buscar a mis amigos, pero no había nadie. ¡¡¡El timbre sonó y yo ni cuenta me había dado!!!

Corrí inmediatamente hasta la puerta del salón de Historia. Allí me recibió el profesor con cara de pocos amigos.

-¿A qué se debe su tardanza señorita Peterson?- Preguntó.

Todos voltearon a verme. Me quedé inmóvil, no sabía que contestarle.

-Ehh, yo.... Tuve un percance.- Respondí.

-Eso ya lo sabemos, señorita.

-Es difícil explicarlo.

Todos rieron. Supuse que mal interpretaron mis palabras.

-Mejor siéntese.

Caminé hacia uno de los asientos libres, lejos de mis amigas quienes me miraban divertidas.

-Psss.- Uno de los chicos a mi alrededor me miraba divertido mientras intentaba que yo captara su emisión de sonidos.

Volteé a verlo y me miró con una sonrisa pervertida.

-Hola Preciosa, ¿se puede saber con quien tuviste un percance?- Habló, elevó una ceja, y a la vez se mordió el labio inferior.

Fruncí el ceño.

Amor ImposibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora