Capítulo XX

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Lo tenía frente a mí con sudor en su frente. Esta había sido una pelea dura, y aún así, no podía asimilarlo. Entonces era verdad... Yo fui su primer mujer, yo fui Alma.

Mi corazón se detuvo mientras buscaba las palabras correctas. Su mirada me examinaba, pero su ceño volvía a estar fruncido.

-No sé que hacer conmigo mismo, pero te juro que lo único que quiero es protegerte- Dio un paso adelante y yo intenté retroceder, pero me encontré con el borde de la mesa- Astrid- Susurró suave, apoyando sus manos en mis caderas.

-Es verdad...- Dije recordando aquella noche en el bar. Acaricié su mejilla izquierda- No sentís nada.

-No siento el tacto, pero esto- Dijo apoyando mi mano en su pecho- Mi corazón sólo late así por vos y siempre a sido así.

Aprovechó la situación para rodear su brazo libre por mi cintura y me pegó más a él. Nuestros cuerpos estaban tan cerca que podía sentir su respiración. Su aroma a perfume y desodorante caros se mezclaban con mi fragancia de depresión y falta de vitaminas ¿Si era qué esa fragancia existía? Acarició mi mejilla y luego siguió hasta mi labio inferior. Lo acarició con la yema del pulgar izquierdo, sin dejar de mirar mis ojos. Me sentía en una especie de clímax, esto era genial. Esto estaba mal. No. Los demás estaban mal porque esto me gustaba. Nos gustaba.

Su dedo índice fue bajando por mi cuello mientras acercaba sus labios para hacer contacto con los míos. Permanecimos un tiempo apartados, deseando probar el sabor del otro, pero no podía aguantar más. Débilmente estiré la cabeza y apoyé mis manos en sus mejillas para acortar distancias.

Una sonrisa salió de mis labios, mientras su lengua entraba ansiosa por pelear con la mía. Al rozarla, una sensación tan majestuosa me invadió. Sus manos se deslizaron a mis caderas y me levantó hasta pegarme contra la mesa. Se colocó entre mis piernas y yo afirmé mis manos en su espalda para pegarlo más a mí.

-Blas- Jadeé. Sentí la cremallera de su cierre pegado al short adherido a mi pollera. Su sonrisa se ensanchó mientras sus labios bajaban por mi cuello. Apoyé los tobillos en su culo y rodeé su nuca con las manos.

Tiró de mí y me llevó hasta mi habitación. Me apoyó delicadamente en la cama y se colocó encima sin imponer mucha fuerza, aún así, sentía la presión de su cuerpo sobre el mío. Enterró sus piernas entre las mías sin dejar de tocarme con sus manos.

-¿Alguna vez te dije qué este uniforme te queda demasiado sexy?- Sonreí mientras saboreaba su labio inferior.

-No... Pero aún estás a tiempo- Mis manos bajaron a la costura de su remera, y sin reproches, se la quité. Ahogué un grito al ver su fuerte y atractivo torso frente a mí. Forcejeé para quedar arriba de él y acariciar con mis dedos la línea que separaba a sus abdominales.

Sus manos sobre mis caderas me aseguraban que aún estaba aquí. Que esto realmente no era un sueño. Besé su pecho desnudo y lamí la parte sensible de su cuello. Era real, él no sentía el tacto, pero sí lo que le dictaba el corazón y eso era más fuerte que cualquier otra cosa.

A punto de sacarme la chomba del Instituto me detuvo, py en una maniobra extraña, terminé nuevamente debajo de él. El sudor de su frente bajaba a sus labios y los salaba en cada beso. Probé con intriga el lóbulo de su oreja y él siguió subiendo por mi cuello hasta acabar en mis labios. Pegó su frente a la mía y jadeó.

-Sos perfecta... -Se quedó un minuto en seco mientras yo lo miraba con una sonrisa y la mejillas rojas. Me besó la frente- Lo siento. Me tengo que ir.

Desapareció al instante y volví a quedarme en shock hasta que la puerta de la habitación se abrió y ahogué un grito.

Alan.

Blas se fue porque lo escucho caminando por casa, era lógico, no parecía que le cayera muy bien. Intenté simular que acababa de despertarme. Fingí un bostezo y me miró sorprendido.

-Hola, ¡Perdón!- Negué con la cabeza mientras intentaba borrar la sonrisa boba que ocupaba mi rostro.

-No pasa nada- Dije haciéndole un lugar en la cama. Se quedó en seco- ¿Te vas a sentar?- Asintió, pero se quedo parado pegado a la puerta- Entonces... ven.

Asintió y dio algunos pasos firmes hasta sentarse en el colchón. Estaba tenso. Sus dedos jugaban entre sí, siempre que estaba nervioso se ponía de esa forma.

-¿Por qué entraste?

-Selena y yo terminamos- Me soltó de la nada. Palidecí y en lo primero que pensé fue en el beso, si yo tenía la culpa, me iba sentir muy miserable.

-¿Fue por... por el beso?- Inclinó la cabeza y me mostró una media sonrisa- ¿Ella terminó con vos por vernos?

-No, yo termine con ella- Abrí la boca en una "o"- No sé como pude ser tan ciego toda mi vida para no darme cuenta que la chica que realmente me gusta siempre estuvo a mi lado- Mis manos temblaban.

No ahora Alan.

Todo iba bien, no lo arruines.

-Le dije que sentía algo por una chica y que sería mejor que termináramos... Yo prometí contarte todas mis cosas Yummi, y ahora, necesito confesarte que estoy enamorado de vos- Su voz era tan sincera, me aterraba saber que cause toda una discordia con tan sólo un beso.

Tenía que convencerlo de que esto no era real, ¿Y si lo fuera? ¿Y si realmente mi destino quería que yo eligiera a Alan en vez de a Blas?

Me estremecí ante la idea y rocé su brazo izquierdo con la yema de mis dedos.

-Alan... Yo realmente no me esperaba esto y no quiero que cometas un error- Me pasé la mano por la frente- Lo que paso el otro día nunca tendría que haber ocurrido- Su cara pasaba del asombro a la decepción.

-¡Oh, Dios!- Dijo nervioso y en un hilo de voz- ¡Me estás mandando la Friendzone! Vamos Astrid, ahora necesito una explicación de porqué me besaste el otro día.

-Es que... ¡No te estoy mandando a la Friendzone!- Me levanté desesperada buscando las palabras correctas para hablar.

-Y ahor... Espera- Dijo agarrando una prenda de color negro. La remera de Blas. Abrí los ojos y mordí mi labio inferior con desesperación- ¿Estás con un chico?

Mierda. Estaba jodidísima, tenía que mentir. Odiaba hacerlo pero, ¿Ya qué?, Una mentira piadosa no le haría mal a nadie ¿No? Claro que no.

-Es tuya- Dije poniéndome roja y escondiéndome en la oscuridad de mi habitación. Sus ojos me miraron sorprendidos y sus labios formaron una sonrisa victoriosa.

-¿Qué haces con una de mis remeras?

-Mmm... Te... ¡Te la olvidaste el otro día!- Entrecerró los ojos y me examinó detalladamente.

-¿Qué otro día? Estoy seguro de que nunca me olvidé una remera.

Vida, si logró salir de esta juro que consideraré matarme y dejaré un cartel que diga "Viviendo de cagadas", capaz alguien en vez de llorar en mi funeral se ría y luego todos se unan, y la tristeza desaparezca.

-La verdad es que... la robé de tu armario- Sus ojos se abrieron y su sonrisa se ensanchó- Estaba borracha, seguro. No lo sé.

-¿Segura?- Dijo divertido- Escucha As, no sé que pasa entre nosotros... Ni siquiera sé si existe un nosotros, pero el beso del otro día me hizo entender un montón de cosas- Lo miré fijamente y lo entendí. La había cagado feo, no podía negar que Alan era atractivo, con sus ojos verdes y su cabello castaño claro, sus bíceps trabajados y su estatura de 1,96 metros que lo hacía aún más interesante, pero no lo podía ver más que como un amigo. ¿O tal vez sí?

-Alan, yo no sé porqué lo hice, pero no... No estoy segura y vos tampoco, estás confundido- Empecé a caminar por la habitación y me detuve en el marco de la puerta.

-Astrid, esa remera es mía, me besaste, ¿Me podrías explicar que sentís? Estamos grandes Yummi.

-¡Lo se!, pero yo no estoy preparada para una relación. Hace unas horas terminaste con ella.

-Hey- Dijo parándose frente a mí, di un paso hacia atrás y él entendió que debía mantener distancias- No vine a pedirte que seas mi novia, sería muy pronto. Vengo a explicarte la razón del porqué dejé a mi novia y vine por vos- Estiró su mano para acariciar mi mejilla y yo corrí mi cara.

-No está bien, esto está terriblemente mal.

-Claro, es por el chico nuevo, ¿No?

-¿Qué?

-Sé que pasa algo entre ustedes, pero necesito saber si lo que siento algún día va a ser correspondido- Respiré hondo y busqué las palabras correctas.

-No tengo tiempo para nadie, ni tengo la intención de tenerlo.

-Pero, ¿No querés experimentar las nuevas sensaciones de la vida?- Sentía el peso de sus palabras clavando en el fondo de mi corazón. Mi querido Alan, mi mejor amigo, el chico con el que había compartido todo, ahora me tocaba devolverle todos los favores. No podía lastimarlo después de todas las veces en que estuvo conmigo, para mí, para nuestra amistad, para nosotros.

¿Qué podría hacer una pequeña pizca de esperanza?

Me acerqué a su mejilla y la besé-Tal vez, sólo tal vez... Algún día alguien pueda ganar mi corazón, no pierdas las esperanzas- Lo abracé fuerte y vi como sus mejillas se sonrojaban. Me rodeó la cintura con firmeza y besó mi frente.

No sabía porqué sentirme culpable. Por darle esperanzas a mi mejor amigo o por saber que el único dueño de mi corazón era un ¿Ángel caído?, un sexy chico malo que tenía los más hermosos hoyuelos del mundo.

-Te quiero- Susurró y sonreí.

-Yo también lo hago, y mucho- Esperé unos segundos para hablar- Alan- Me separé un poco y fijé su mirada con la mía.

-¿Sí?- Preguntó con su sexy sonrisa de adolescente de quinto año.

-¿Comemos algo? Estoy muerta de hambre- Me dio unas palmadas en la espalda.

-Se me olvidaba decirte que estás muy flaca. Me parece genial que comamos algo, no almorcé nada hoy.

-Yo tampoco- Reí mientras bajaba las escaleras- ¡Tengo una idea! VOS COCINAS Y YO MIRÓ LA TELE.

-NOOO- Gritó corriendo para echarse en el sofá. Agarró el control de la televisión y me apuntó con él- Ahora tengo el poder, anda a cocinar esclava.

Fruncí el ceño y le mostré el dedo corazón.

-Así no es como te eduqué- Me reí.

-¿Qué? SÓLO SOS UN MES MAYOR QUE YO.

-Un mes, es un mes. Pobrecita la bebé.

-Vos sos el bebé- Hice un puchero mientras caminaba a la cocina- No llores si me encontras escupiendo en tu plato.

-Maldita bruja- Gritó corriendo en mi dirección- Mejor cocinemos juntos, no me gustaría comer algo con tu saliva- Me giré para verlo.

-No creo que mi saliva sea lo más asqueroso que exista, hicisten cosas peores y más sucias- Se acercó hasta quedar muy cerca de mi cara.

-Por eso sos mi niña, quiero que llegues virgen al casamiento.

-¡Tu vieja!- Pasé mis manos por el cuerpo- Todos se mueren por probar esto- Siguió con la mirada mis manos pasando por cada una de mis curvas y su sonrisa divertida pasó a una pervertida. Mordió su labio inferior y rió.

-Eso no lo dudo,  Yummi- Reí mientras me moría de vergüenza.

-Basta, esto es... incómodo.

-¿Incomodo, por qué?

-¡Estás coqueteando conmigo indirectamente!- Rió y se acercó aún más. Sentí su aliento al café expreso que siempre tomaba en las mañanas.

-¿Lo hago? ¿Segura?

-Demasiado, "Mi niña que llegué virgen al casamiento", "Eso no lo dudo". Estoy segura de que te encantaría que te escupa en la comida.

-¿Qué decís?

-Es la única oportunidad que tenes de poder probar mi saliva- Sonrió con desafío en su mirada y agarró mi mentón con su mano derecha.

Mi respiración se entrecortó y tenía sus ojos fijos en mis labios. Sabía que si los probaba todo se iba a ir por la borda y con la necesidad que tenía de hacerlo no conseguía pensar con claridad.

-No me retes a hacer cosas de las que después me vas a ser responsable- Su mano soltó mi barbilla con delicadeza y en su cara se mantuvo la seriedad.

-No...

-Shhh... Ya fui bastante claro. Ahora vamos a comer.

En algún lugar, en el fondo de su corazón, Alan siempre podía sacar su lado maduro y masculino; y yo aún, buscaba poder tener alguna contestación coherente...

¡¿Por qué todo me salía mal?!


...
¡Hola!
Si leyeron el mensaje que subí hace unas horas, sabrán que llegamos a los ☆ 900 ☆ votos. Yo realmente sé que, tal vez, soy muy pesada celebrandro siempre llegar a otros cien votos más, pero es que de verdad me emociona.
No quiero quitarles tiempo, así qué, espero tengan una linda semana y la disfruten (Siempre sonriendo ante el peor de nuestros enemigos).

☆ Los quiero mucho ☆

♡♡♡ Saludos ♡♡♡

Pd 1: ¿Qué piensan del capítulo de hoy? ¿Ven a nuestra querida Astrid jugando a dos puntas? ¿Quién ganará esta guerra interior por su corazón?

Pd 2:  Siempre les agradezco por el apoyo y hoy no es la excepción. Muchas gracias a cada uno de ustedes. Nos leemos en el próximo capítulo del Lunes 👋👋👋

Hasta los 18 «1° Temporada» Donde viven las historias. Descúbrelo ahora