Capítulo XVI

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El mismo día horas antes.

Desperté con un leve peso en los ojos. Estaba muy cansada. Me obligué a levantarme. Me vestí inmediatamente y fui al baño para arreglarme. Miré mi cuerpo contra el espejo, bajé la vista a las curvas de mi trasero, era bastante grande y no podía quejarme de nada.

Me di una mirada de aprobación y bajé las escaleras. Me acerqué hasta el sofá y vi el cuerpo dormido de Blas sobre él. Sus respiraciones eran lentas y seguidas. Cubrí su cuerpo con una sabana y fui hasta la cocina.

Saqué un paquete de galletitas y puse a calentar la pava para el té. Sentía el cuerpo cansado, las piernas me pesaban y no podía pensar con claridad. Cuando tenía el desayuno listo fui hacia el comedor, volví a acercarme al cuerpo dormido de Blas y apoyé mi mano suavemente en su brazo.

No reaccionaba- Blas, ya es hora de desayunar- No despertaba- Blas- Elevé un poco la voz y abrió lentamente los ojos.

-Buen día- Dijo mostrándome una sonrisa encantadora. Intentó levantarse pero volvió a echarse en el sofá- Tengo el cuerpo destruido, el sofá no es muy cómodo.

-Lo sé- Dije agarrando su mano para ayudarlo- Hay que desayunar y ya se está haciendo tarde.

-No tengo hambre- Lo miré con un poco de súplica.

-Desayuna conmigo, no me gusta hacerlo sola. Antes Alan y yo desayunábamos juntos...

-¿Y qué paso?- Dijo sentándose y apoyando el peso de su cabeza en una mano.

-Empezó a salir con Selena y bueno... Se volvió su prioridad- Dije un poco desilusionada.

-Eso no significa que no le importes- Agregó.

-Sí, no pienso eso, sólo que... estos dos meses las cosas cambiaron demasiado- Sus ojos divagaron en mis dedos jugando entre si.

-A veces las grandes cosas empiezan con complicaciones- Lo miré intentando entender sus palabras, ¿Sería una indirecta para mi? ¿Hacia lo que había pasado entre nosotros la noche anterior?, ¿Realmente existía un nosotros?

-Supongo...

-¿Qué pasa?

-¿Me esperarías un segundo?- Asintió y me levanté del asiento para volver a mi habitación. Dentro de la mesita de luz saqué la pulsera de Blas y pasé mis labios por ella antes de bajar y entregársela.

-¿De dónde la sacaste?

-Del Lunes en la tarde, se te cayó y no tuve oportunidad para dártela de nuevo- Sonrió y me miró fijamente.

-Gracias- Agarró ambas puntas y mantuvo sus ojos sobre los míos- Creo que la pulsera hizo una elección antes de que yo pudiera ser consciente.

-¿De qué estás hablando?

-Dame tu mano, quiero que te la quedes- Negué con la cabeza.

-No, por favor. Es tuya, no puedo aceptarla- Agarró mi muñeca y la rodeó con la pulsera.

-Podes y debes aceptarla, es un regalo, no podes rechazarlo- Un suspiro salió de mis labios al sentir la yema de sus dedos rozando mi piel, sus ojos buscaron los míos con una sonrisa cómplice. Inclinó mi mano para verla mejor y volvió a sonreír con sus ojos puestos en mi- Perfecta.

Hasta los 18 «1° Temporada» Donde viven las historias. Descúbrelo ahora