Capítulo XXXV FINAL (2/2)

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«When I was your man»
«Cuando yo era tu hombre»

Admito que estoy muy emocionada porque llegamos lejos. Es la primer novela que termino y me siento «¡Realmente no sé como explicarlo!», pero sinceramente esta es una aventura que disfruté demasiado.

No se planteen hasta el final del capítulo si va haber epílogo o una segunda temporada. Lean y cuando terminen hagan todo ese tipo de preguntas que quieran, yo les voy a contestar a cada uno de ustedes.

Bueno, antes de empezar con el capítulo, agarren servilletas y algo dulce para los que tienen un nivel alto de sensibilidad. Yo admito «Soy ultra sensible, lloro por cualquier cosa que tenga aunque sea un mínimo de tristeza».

Cuando terminen el capítulo lean lo que escribí al final. POR FAVOR LEAN.  Ahí contestó la mayor de sus preguntas.

Ahora sí, ¿Están preparados?, ¡A leer se a dicho!

...

No podía entender lo orgullosa que me encontraba por Alan, mientras manejaba hablábamos libremente y nunca perdimos la sonrisa. Estaba feliz por él, por mí, por nosotros. Era un sentimiento tan real y verdadero que me llenaba por completo.

Llegamos quince minutos después. Peinaba con mis dedos el pelo que por el viento que entraba por la ventanilla del auto se me onduló un poco el planchado. Caminábamos muy pegados, nuestras manos a punto de rozarse, pero de todas formas no lo hacían y eso de me hacía sentir vacía.

—Me gusta tu pelo, no te lo arregles— Le di una sonrisa y asentí.

—Se nota que al tuyo lo único que le hiciste es despeinarlo— Una carcajada salió de mi garganta. Le di un golpecito en el brazo y me acerqué lo más que pude a su oreja, aunque ni haciendo puntitas con los tacos lo logré— De todas formas te queda sexy— Susurré, vi como sus mejillas pálidas por el frío tomaban un color carmesí y me separé de él sin esperar respuesta.

Entramos al salón que pagamos entre todos mis compañeros y familiares para poder tener una linda despedida. Había bastantes mesas rodeadas de sillas para poder sentarse. Un bar que sólo le daba bebidas alcohólicas a los mayores, aunque algunos compañeros lograron obtener cerveza de alguna forma. Muchos ya venían de una previa, era un día para festejar y algunos ya estaban tan pasados que se quedaban dormidos en las mesas.
La pista de baile tenía una alfombra LED que iba cambiando de colores; sobre el techo había varias bolas de espejos y luces que le daban más ánimo a la fiesta, acompañadas de música actual y movediza.
A lo lejos, más allá de la gente vi una mesa con comida: snacks, algunos sándwiches, picada, etc. Todo se veía delicioso, aunque me encontraba un poco lejos, para evaluarlo bien. Ya más al fondo un balcón que daba a la calle, se veía que de la baranda colgaban masetas con rosas rojas.

«Que belleza»

Entonces, cuando tenía la vista sobre nada en particular, sentí unos dedos entrelazarse con los míos. Cuando bajé la vista vi la mano de Alan acariciando la mía con dulzura. Sin embargo, no me animé a mirarlo, lo cual él entendió y me levantó el mentón para quedar frente a frente.

—¿Queres qué bailemos?— Lentamente asentí y me dejé llevar a la pista. Su mano calentando la mía, nuestras miradas sobre el otro.

Hasta los 18 «1° Temporada» Donde viven las historias. Descúbrelo ahora