Capítulo 1

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-Es hora- dijo mi madre Akane, la gran diosa de los dioses. -lo sé- dije regalándole una sonrisa llena de tristeza. -no creo que esa actitud te ayude- me dijo seca -para ti todo más importante que yo ¿no es así? En tu lugar una madre estaría preocupada y angustiada de vivir una eternidad con su única hija muerta.- dije ya frustrada y mal humorada. -es lo que te toco yo no decidí que los poderes de cupido renacieran en ti.- me dijo aun sin mirarme -sabes que olvídalo, quizás sea mejor morir como un humano que vivir una eternidad con alguien tan frío y sin sentimientos como tú- le dije. -Dame la ficha del humano- dije seca y fría. -Pídesela a Esparta mi secretaria- eso hice no tengo idea si me iba a decir algo más puesto a que salí del lugar en busca de la dichosa secretaria.

-Esparta me dijo Akane que me darías la ficha del humano- le dije cuando la encontré, ella asintió y me miro con pena -no me mire así que todavía no muero- le dije seria. -sabe debería darle una oportunidad a su madre la señora Akane- me dijo dándome una carpeta la que supuse seria la ficha -gracias por el consejo pero si ella me aparto durante 17 años no va a quererme ahora que me tengo que ir- dije tomando la carpeta -suerte- me dijo con mirada triste -gracias- dije dándole la espalda. Me dirigí a donde mi tía la persona que me trato como a su hija, en verdad la voy a extrañar. Ella es la diosa más poderosa del elemento agua, por lo que desde chiquita me enseño sus conjuros pero con todo y eso más que una bendición llamada poder solo colecte una maldición. Toque a la puerta pero no escuche respuesta.

-tía, voy a entrar- aun cuando no escuche respuesta entre y la encontré ahí solo le pude ver la espalda pero estoy casi segura de que estaba llorando. - ¿sabes? Solo quería decirle que ya debo irme, también que le quiero mucho y le estoy muy agradecida, le voy a extrañar y le juro por mi vida que por usted voy a recuperar mi mortalidad, gracias "madre"- dije esto al borde del llanto y me dispuse a salir cuando ella todavía se encontraba de espalda pero hubo algo que me detuvo. -¡Valentina!- me grito mi tía corriendo hacia mí, al voltearme la encontré llorando y me abrazo. -Lo prometiste, tienes que volver- me dijo, las dos lloramos juntas hasta que de repente caí arrodillada al suelo.- ¿Qué pasa cariño? ¿Estás bien?- dijo mi tía preocupada. La verdad nunca había sentido esa sensación, es como si me estuviera ¿ahogando? El hecho de ser un dios me permitió siempre respirar hasta debajo del agua sin embargo me faltaba el aire. -Tienes que irte cariño o morirás antes de llegar a la tierra- me comunico haciendo un portal. Ya mi vista estaba nublada y cuando mis parpados se serraban lo último que escuche fue "cuídate, te quiero"

Cuando desperté estaba acostada en una especie de calle, era de noche y no había más que un artefacto en el que si recuerdo bien en la universidad me dijeron era un coche o carro. -Creo que voy a tener que usar lo que aprendí de la tierra más que nunca- me dije algo desconcertada. De repente comenzó a caer agua sobre todo el lugar, trate de buscar de donde venía pero no vi a nadie por lo cual deduje que era algo llamado "lluvia", si eso lo estudie hace dos meses, me senté en el borde de la calle y ahí el agua comenzó a mojarme mientras miraba la carpeta con la información de la persona.

Ficha de identificación:

Nombre: Daniel Collins

Edad: 18 años.

Dirección: ----------------- (una dirección)

Narrador.

También había una foto del joven al que tenía que hacer creer en el amor. De repente vio como la ficha del joven se comenzaba a humedecer y la tinta a regarse y lo cual le hizo la información prácticamente inservible, una gran ira recorrió su cuerpo sentía tanta impotencia que se puso de pie. Noto que su ropa no era la misma es como si todo rastro de su verdadero yo se hubiera esfumado. Traía unos janes de mezclilla ajustado o así oyó llamarlos a unos humanos cuando vino a entrenar a la tierra hace 6 meses, pensó, un suéter de gorro color rojo con la palabra "voy" grande y en blando y unos tenis Adidas de lengua larga color blanco con los bordes rojos al igual que el signo que traían, ya su cabello estaba húmedo y despeinado y comenzaba a tener frío se puso el gorro del suéter y se quedó mirando la pared que estaba a sus espalda anteriormente sintió la ira y la desesperación de tanta imperfección en el poco tiempo que avía estado en el lugar, volvió su vista hasta la ficha nuevamente y al verla ya con la respiración agitada por tanta impotencia la lanzo con fuerza hacia el suelo y se dirigió a darle patadas y puñetazos a la pared ya que no tenía sus poderes. -CUANTA INPERFECCION EN UN SOLO LUGAR- grito como loca exasperada mientras que no se percató de la presencia de dos jóvenes que iban saliendo de un local de la calle.

Narra Daniel:

Salí con Chris mi hermano mayor del local donde vinimos hacer la buena acción de mi querido y caritativo hermanito. Justo a la salida en medio de una gran ráfaga de lluvia se encontraba una joven de cabello castaño con un garro el cual se la iba saliendo de la cabeza a medida que se desquitaba con la pared de la calle, en mi opinión todo lo que gritaba era incoherente, la pobre si no tenía muchos problemas estaba muy mal de la cabeza. Note que mi hermano se quedó mirándole, le di una mirada y bufe.

-suficientes buenas acciones buen señor, nos vamos.- le dije tomándolo del brazo y me paro en seco, me dio una mirada de perito que solo el infantil de mi hermano mayor sabía hacer. -bien, solo le preguntamos como esta y viramos- dije saliendo y el agua comenzó a mojarme. -Gracias, bro- dijo con una sonrisa y me paso por el lado rápidamente.

Narra Valentina:

Mi cuerpo me obligo a parar de golpear la pared, ¿Qué era eso? Me sentía fatigada y agitada, acaso esto implicaba ser un humano. Mi vista se nublaba no sé qué me pasaba vi como se me acercaban dos joven los cual no pude ver con detalle por mi vista nublada, camine hacia ellos hasta que no vi mas, todo estaba en negro.

-despierta cariño tienes una promesa que cumplir- me dijo mi tía. Note que tenía una camisa de hombre blanca con mangas largas y mi tía me abrazaba. -¿tía?- pregunte - si soy yo cariño y es hora de despertar- dijo dándome un beso y comencé abrir mis ojos. Estaba en una habitación en la que nunca había estado antes comencé a sentarme en la cama y vi que tenía la misma camisa que en mi sueños y oí una voz masculina - hasta que despiertas- me dijo y cuando lo vi abrí mis ojos como platos si no me equivocaba era el hombre de la foto, el joven que no creía en el amor.

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¿Un cupido enamorado?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora