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Kurt se miró en el espejo de la habitación que Blaine le había designado. Se peinó el cabello durante minutos y por fin estaba listo con el cabello aplastado. Llevaba un suéter rojo y un pantalón a cuadrille bordo que iban perfectamente mal con sus medias lila con flores. Se colocó unas pantuflas rosas y salió de la habitación. Aún pensaba en lo que estuvo por ocurrir con Blaine. Eso lo mantuvo toda la noche despierto, pensando.
Vio a Blaine al final de las escaleras dirigiéndose hacia la puerta. Recordó el beso. Llevó su mano a sus labios, Blaine cambió el rumbo hacia el living y observó rápidamente la escalera. Kurt había comenzado a descender.
—Bonitas pantuflas—rió Blaine mientras se detenía en las escaleras. —Pareces un ricachón desaliñado.
—Siempre estoy a la moda, cariño—suspiró Kurt.
—No lo dudo. El desayuno está listo. Ah, por cierto. Si necesitas algo dímelo, hoy mis empleados descansarán hasta mañana así que deberás atenderte sólo... Y yo también.
—De todas formas no necesito nada—respondió Kurt. Ambos se digiriendo al comedor. —Me gustaría tener un comedor, cocina y living separados.
—Algún día lo tendrás. Ahora disfruta de esto—estiró sus brazos deteniéndose en medio del comedor. Sobre la mesa habían dos tazas pequeñas, tres teteras, tostadas, panquesitos y demás. Kurt se sentó y Blaine lo siguió.
—Esto se ve delicioso—dijo Kurt frotándose las manos.
—¿Té, café o leche?—preguntó Blaine sirviéndose café negro en su taza.
—Leche—respondió el castaño. Blaine rió. —Es broma. Prefiero el té. La leche sabe horrible.
—La mía no.
—Me pones incómodo.
—Lo decía porque mis abuelos tenían una granja lejos de la ciudad, la leche de esta tetera viene de esa granja...
—Oh, disculpa.
Blaine le sirvió té a Kurt en la taza. Ambos comenzaron a comer panquesitos. Kurt se había llenado la boca y Blaine comía como princesa. Una mancha de chocolate cayó en el suéter de Kurt.
—¡Diablos!—se apartó de la mesa. —Era nuevo.
—Te regalaré uno mañana. Terminate el desayuno, Kurt—insistió Blaine tomando un sorbo de café.
—No necesito tu cochina humildad—comentó Kurt en modo diva. Blaine fingió estar ofendido.
—Pequeño... A partir de ahora siempre necesitarás de mi—Blaine tomó un sorbo de café. —A propósito, Kurt. ¿Tus padres saben que eres gay?
Kurt lo observó nervioso, no esperaba en absoluto esa pregunta. Se acomodó en la silla.
—Mi madre sabe que me siento más atraído por los chicos... Pero aún hay esperanzas en ella que algún día saldré con una chica.
—¿Tu padre?
—Si se lo dijera—suspiró—Me mataría.
—¿Cómo sabes que reaccionaria así? Cuando se los dije a mis padres él fue el primero en emocionarse. Bueno, no se emocionó pero lo aceptó muy bien.
—Los padres son todos distintos. Mi papá siempre estuvo en desacuerdo conmigo. No le gustaba que baile, que cante, nada...
—Me gustaría verte con mallas y zapatitos de ballet. Que hagas una rutina sólo para mí.
—Hace tiempo no bailo. Además es parte de mi pasado...—Kurt fijó la mirada en un rincón. —Tenía un novio, mi primer novio, se llamaba Dylan y a él le encantaba verme bailar... Siempre me lo pedía, luego descubrí que solo le gustaba verme bailar porque yo parecía una chica, era heterosexual. Había embarazado a una chica mientras estaba conmigo.
Kurt se limpió la nariz y se levantó de la mesa. Blaine también se levantó.
—Necesito tomar aire si no te molesta—comentó Kurt. Blaine asintió. El castaño salió de la cocina, Blaine lo seguía.
—Si necesitas hablar aquí estoy.
—Gracias—Kurt se volvió hacia Blaine y lo abrazo rodeándole la cintura con los brazos. Se separó del morocho y se marchó hacia el jardín.
Blaine se sentó en el living sobre un sofá de cuero marrón. Notó lo afligido que estaba Kurt, quizás tener algo nuevo con alguien era su miedo, que le suceda lo mismo otra vez. Nadie quiere ser herido una segunda vez.
Blaine sacó su celular del bolsillo y marcó el número de Walter.
—Hola, Blaine—se notaba el enfado en su voz.
—Walt--
—Me despidieron.
—¿Qué? ¿Por qué?
—Al parecer te comportaste mal con mi jefe... Le hablé maravillas de ti y dijo que no llegabas ni a la mitad de lo que esperaba.
—Lo resolveremos. Ahora escúchame con atención—Blaine miró hacia todas direcciones para confirmar que Kurt no andaba dando vueltas por allí. —Consigue dos boletos para el parque de diversiones, algún otro lugar magnífico, el cine y una cena.
—¿Pretendes llevar a alguien?
—Mi nuevo empleado. Se llama Kurt Hummel, es un niño y está muy triste... quiero sacarlo del capullo.
—No juegues con él. Si dices que es un niño debe tener menos de veinte. ¿Cierto?
—Tiene diecinueve. Prácticamente es un adulto—rió Blaine.
—No seas malo con él—respondió Walter entre risas. —Conseguiré los boletos.
—Cuando los tengas ven a mi casa, quiero presentarte al pequeño.
—Encantado.
Blaine colgó y salió a buscar a Kurt. Estaba hecho una bolita bajo un árbol en el jardín italiano. Blaine sabía la delicadeza del asunto, así que primero se sentó junto a él sin decir una palabra. Kurt lo observó. Tenia los ojos cristalinos, rojos y cansados. La punta de la nariz roja y el labio inferior le temblaba.
—Estoy bien—dijo Kurt intentando una sonrisa.
—Por supuesto... Se nota—le dijo Blaine sarcásticamente. —Sé como te sientes. Estuve en tu lugar cuando tenía casi tu misma edad. Créeme que, habrá miles de chicos mejores. Eres una gran persona, Kurt. Y también sé que te dije que debiamos esperar a conocernos más y todo eso. Pero déjame, solo hoy, tratarte como me hubiera gustado.
Kurt apoyó su mentón sobre su propio brazo.
—¿Cómo?
—Te llevaré a divertirte. Iremos a muchos lugares divertidos.
—No pareces la clase de persona que va a divertirse—rió Kurt.
—¿Qué? ¿Acaso crees que no soy divertido? ¡Para tu información soy muy divertido!—chilló Blaine. Se incorporó y le extendió la mano a Kurt.
—Creo que me siento mejor aquí—respondió.
—Claro que no—Blaine lo levantó. —Ahora quítate ese suéter sucio, un amigo vendrá y nos traerá los boletos.
—Para tu información este "suéter sucio" es el mejor que tengo.
—¡Tenemos que ir ya de compras!—gritó Blaine. —Entremos, no queremos que llueva otra vez.
—Fue divertido—dijo Kurt mientras ambos caminaban hacia la casa.


DADDY [KLAINE] (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora