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—¿Por qué me lo cuentas ahora, Blaine? Creí que todo estaba bien entre nosotros... Y...—Kurt se levantó. —Llévame a mi casa y si quieres cuéntame el final.
—¿Ahora entiendes por qué no quería tener algo contigo?—preguntó Blaine levantándose. —Déjame terminar.
Kurt lo miró indiferente.
—El bebé de Sarah tiene tres años ahora y la más pequeña sólo uno.
—¿Más pequeña? ¡Tienes dos hijos!—gritó Kurt.
—Quería formar una familia con ella porque a pesar de todo amo a mis hijos. Lo intentamos por segunda vez y el matrimonio está yendo bien.
—¿Matrimonio? ¡Casi me revuelto contigo, Blaine! ¡Con un hombre casado!—Kurt subió al auto. Blaine se quedó unos segundos cerca del coche viendo el interior, a Kurt, llevándose las manos a la cara, llorando, gritando. No quería hacerle daño pero debía contarle la verdad.
Blaine subió al coche, Kurt lo observó consumido por la furia y vergüenza.
—Te odio, Blaine—le dijo.
—Antes me llamabas daddy—susurró el morocho.
—Llévame a mi casa...
—Kurt. Todo lo que hice contigo fue porque realmente te amo... Tu no sabes ni siquiera cuanto... Si, estoy casado y tengo dos hijos ¡Pero no amo a mi esposa! Sólo fingimos por los niños.
—Tu hijo tiene tres años, Blaine. Tres años. No va a juzgarte por ser gay.
—Tu no entiendes...
—¡Claro que no!—vociferó. —¡Estoy dolido! ¡No lo entiendo!
Se acurrucó en su abrigo y comenzó a llorar. Blaine no intentó detener el llanto de Kurt. Encendió el coche.
—¿Acaso esperabas que lo entienda?—le susurró Kurt.
—No...

Kurt despertó, eran las once y el sol iluminaba su pequeña habitación. Tomó su celular, tenia miles de llamadas y mensajes de Blaine. Apretó el celular contra su pecho y deseó que todo fuera un sueño. Volvió a mirar la pantalla, las lágrimas amenazaban por salir. Su madre entró en su habitación, rápidamente fingió rascarse los ojos y lanzó el celular bajo la almohada.
—Creí que estabas con Blaine—le decía Carole sentándose en el colchón.
—Ya no hay nada entre Blaine y yo—susurró Kurt y comenzó a llorar. Carole lo abrazó. Ambos se quedaron allí, ella lloraba con él, le destrozaba el corazón ver así a su hijastro. Kurt se aferró a ella y no tenia intenciones de soltarla. Quería a Blaine, lo amaba, pero él le mintió, no sólo con un hijo, no sólo con una relación. Era un padre de familia y estaba casado. Dudaba que alguna vez podría volver a mirarlo a los ojos y sentir lo que sentía esas veces que estuvieron a punto de hacerlo.
Ya nada estaba bien para Kurt.

Ahora Kurt se encuentra frente a la institución con su bolso y sus libros, vestido con un pantalón beige y un sweater verde. Se sentía una persona más sin importancia ni valor, Blaine lo había deshecho. Había pasado ya una semana desde la ultima vez que ambos estuvieron frente a frente en el coche. Kurt debía seguir, terminar la secundaria, conseguir otro empleo y pagar la universidad porque eso era lo que realmente quería.
Leyó el periódico esta mañana, Blaine Anderson abordó un avión y por el momento no se sabe donde aterrizará. En la foto junto al encabezado Blaine se veía desganado, su perfección había desaparecido y ahora parecía un hombre común y corriente. Kurt supuso que iría con su familia, donde realmente debía estar, aún seguía dañado y cada vez que lo recordaba no podía evitar llorar. Con Blaine se sentía completo, él era su otra mitad pero le mintió y lo lastimó. Ahora debía concentrarse sólo en él. Su padre volvería en unas semanas y Finn le había enviado un texto en el que decía que volvería a casa. Debía estar feliz por ellos, ninguno tenía que saber por las cosas que Kurt pasó, su madre no iba a contarles nada y Kurt jamás volvería a nombrar a Blaine. Estaba decidido a no volver a cometer el mismo error.
Quizás lo llamó Daddy demasiado pronto.

DADDY [KLAINE] (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora