Cien | Zabdiel de Jesús | [ EN EDICIÓN]

Capítulo 8

DÍA OCHO

Narra Leah:

A las siete de la mañana la alarma de mi teléfono comenzó a sonar, mi primer día de universidad había comenzado. Revise mi bandeja de mensajes, solo había uno de Rebeca donde decía que su madre nos llevaría a la universidad y que me recogería a las ocho y media.

Tenía tiempo suficiente para prepararme sin prisa sí que entre en la ducha y deje que el agua caliente cayera sobre mí. Tras una larga ducha fui al armario y cogí unos vaqueros claros, una camisa color verde militar y mis vans negras. Me alise el pelo y que me puse un poco de maquillaje.

Mire el reloj y aun tenia quince minutos antes de que viniera Rebeca así que me senté en el sofá y puse un poco de música para intentar relajarme.

Alguien toco mi hombro haciendo que me asustara, al girarme vi la bonita sonrisa de mi madre y pude ver como se le llenaban los ojos de lagrimas.

- Cariño, espero que te vaya muy bien y conozcas a mucha gente. Disfruta de esta nueva etapa y construye tu futuro. – una lágrima cayó por su mejilla. En ese momento note como mis ojos se llenaban de lágrimas y simplemente la abrace. Era una mujer increíble.

En ese momento sonó el timbre. Mama me dedico una cálida sonrisa y me beso en la frente. Cogí mis cosas y me dirigí hacia la puerta donde una sonriente Rebeca ya me esperaba al lado del coche de su madre.

- Buenos días – salude al entrar al coche.

- Buenos días cariño – respondió Cristina – ¿Estas tan nerviosa como Rebeca? - pregunto entre risas.

- No puedo estar más nerviosa - dije dedicándole una sonrisa un poco forzada.

- Toda irá bien chicas – finalizo con una cálida sonrisa.

Narra Zabdiel:

Esta noche había sido algo mejor que la de los últimos días, había conseguido descansar un poco así que era un avance. Sigo con la duda de que hubiera pasado si anoche finalmente hubiera mandado aquel mensaje, después de escribirlo y darle muchas vueltas acabe por borrarlo y dejar el móvil lejos de mí, no podía dejar que esa chica siguiera llamando mi atención.

Salí de la cama y tras darme una ducha rápida cogí unos vaqueros y la primera camiseta que encontré en el armario. Cogí el móvil y tenía tres llamadas perdidas de Chris, cuando mire el reloj me di cuenta de que iba tarde.

Narra Leah:

Estaba tan feliz de empezar la universidad que había olvidado por completo que está realmente no era la idea que tantas y tantas veces había ideado con Clara, esta no era la universidad por la que tantas veces había pasado imaginando como seria estudiar allí, esta no era la ciudad donde he crecido y pese a que Rebeca ha sido de gran ayuda y me cae genial, ella no es mi Clara, mi hermana, mi otra mitad. No me gustaba pensar en estas cosas porque hacía que echara mucho de menos España.

Iba sumergida en mis pensamientos cuando la voz alarmada de Rebeca me hizo volver a la realidad.

- Allí está la universidad tía – grito mientras señalaba al gran edificio que se encontraba al final de la calle.

Ya hemos llegado chicas - anunció Cristina. Tras despedirse de nosotras y desearnos suerte se marcho dejándonos ante aquel imponente edificio.