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Oscuridad es lo único que aprecian mis ojos al abrirlos, al igual que mi corazón desde aquel día. Después del incidente en la enfermería corrí directo a casa y me encerré en mi habitación, aislándome de todo y de todos, especialmente de él.

Postrada en cama desde entonces, no hago más que dormir y dar vueltas hasta enredarme con las sábanas, es verdad lo que dicen de un corazón roto: te destruye hasta el alma. Sin comer, sin beber nada porque simplemente no me apetece; ni siquiera el helado y según las películas eso es la cura para el mal de amores. Pero no tengo fuerzas, incluso dormir me resulta agotador.

Después de dos semanas de estar ausente, le saque la batería al celular. Mensajes y llamadas sin cesar, entendía su preocupación pero ¿cómo podría explicarles la situación? Sobre todo a Guada...

Oye no te lo tomes a mal pero... llevo toda una vida enamorada de tu hermano menor.

Sería sentenciar mi muerte. Ellos parecen no llevarse bien pero en realidad se adoran mutuamente, ella lo protegería con su vida si fuera necesario y viceversa. Además solo podría usar de excusa "tranquila, me di cuenta hace poco cuando estaba a punto de empotrar a Melanie" ¿y le resto importancia para que sea más convincente? No lo creo.

— Lía —dieron dos toques a la puerta—

— ¿Quién eres y qué quieres?

— Lía García —mierda.

Era mi padre. Tragué en seco y como pude me apresuré a abrirle.

— Lo siento, ya sabes que se amortigua la voz y ...—la frase quedó en el aire al igual que yo—

Me había cogido entre sus brazos y ahora bajaba las escaleras conmigo en sus hombros.

— ¿Pero qué haces? ¡Bájame!

— Como desees.

Me aventó contra el sofá, gracias a dios que no fue al suelo.

— Ahora dime, ¿quién es el idiota?

— ¿Ah?

— Lía, ¿ves estas canas? —peinó su cabello hacia atrás— No te hagas la loca conmigo, viví con tres mujeres. Sé reconocer un corazón roto cuando lo veo.

Desvié la mirada, realmente no quería hablar de esto con él. Estos son los momentos en los que deseo con todas mis fuerzas que mamá estuviese aquí, de mujer a mujer creo que cualquier tipo de charla es más fácil.

Lo escuché suspirar y lo vi caminar hacia la cocina.

— Haré tu favorito, tú solo espera nena.

Sonreí, esa frase traía muchos recuerdos. Es sorprendente cuan desesperados estamos por crecer pero cuando lo hacemos, anhelamos la niñez una vez más.

Un olor exquisito llego a mis fosas nasales, respiré profundo como si en verdad lo pudiese saborear; mis párpados se hicieron pesados y me dejé llevar. Tal vez estado tentando con frecuencia a mi límite.

[...]

— Lía —escuché decir a mi padre— Ya está listo —solté un gruñido, quería seguir durmiendo— Me lo comeré yo entonces.

— ¿Qué dices? Ya estoy despierta —me senté como un resorte en el sofá y papá no pudo evitar reír—

— Siempre funciona.

— Como sea, ¿dónde está comida?

— Te llevas el premio a horrible actitud y apariencia al despertar...

ESEN © (antes "nameless")Donde viven las historias. Descúbrelo ahora