Cap. 2 - Me entero que los mitos, no son mitos

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Por algún motivo miré al cielo. Cuando volví al mundo "real", noté que ya habíamos llegado a una casa. La analicé: tenía un tejado azul de dos aguas y una galería cubierta alrededor. En el porche se encontraba un hombre en silla de ruedas que tenía el pelo castaño rizado y una barba desaliñada, a su lado otro señor pero a diferencia de él primero, este tenía una camisa hawaiana atigrada, un short de paseo y unas zapatillas de tenis. Noté que estaban jugando un juego de mesa, creo. Negué, solo estaban jugando cartas.

Minutos después de que el señor que se encontraba en la silla de ruedas, terminó su partida de naipes, me miró como si estuviera analizando un problema, pero luego apartó su mirada y salió de la silla de ruedas, pero al salir de esta el hombre... tenía... ¿trasero de caballo? Estoy segura de que si no hubiera visto a una furia matar a mi hermana, un chico que conocí en un parque tuviera patas de cabra y un chico con ojos oscuros matara a algo con una espada  frente a mi, sin olvidar lo que ha pasado desde que llegué a aquí; posiblemente me hubiera desmayado... o hubiera salido gritando como una loca. Supongo que ha esta escala de rareza, ya nada me sorprendería o al menos eso creo. El centauro que de cintura para abajo era como cualquier caballo de color blanco, poseía el nombre de Quirón, el gran entrenador de Hércules, Aquiles y otros héroes, si quieres ser formal. El hombre sentado a su derecha se llamaba Dionisio, el Dios del vino o Señor D., si no quieres que todo explote.

-Bienvenida al Campamento Mestizo, Ariadna - dijo el Señor D.

-Señor D. usted ¿acaba de decir el nombre de un campista correctamente? -preguntó Grover sorprendido.

-Si Undershirt, ella tiene el mismo nombre que mi esposa por ende no le odio como al resto de ustedes, bola de holgazanes.

-Bueno gracias, creo -dije algo insegura-. Pero ¿alguien me puede decir que hago aquí y como saben mi nombre?

-Estás aquí porque corres peligro -explicó Quirón.

-¿Peligro de que? ¿De esa furia? ¿De ladrones? ¿Narcotraficantes?

-De furias, y de muchas más cosas que no son del mundo mortal -murmuró Grover.

-Pero ¿por qué me ataco? Soy completamente normal o ¿No? -pregunte algo asustada, sino era normal entonces ¿Qué era?

-Ariadna eres un semidiós, hija de un mortal y un dios -me explicó Quirón.

-¿Así como Hércules, Jason, Aquiles, Perseo o Teseo? - pregunté pero luego me comencé a reír.

¿Yo hija de un Dios? sí claro y Artemisa no era la Diosa de la Caza. No tengo nada de especial.

-Exactamente -respondió a mi pregunta el Señor D., ignorando que estaba riendo.

-Pero... esta bien, por un momento supongamos que es verdad. Yo soy una semidiosa y todo eso ¿Quién sería mi progenitor? ¿Por qué nunca lo he visto?

-No lo sabemos, ya que ni tu madre o tu padre mortal te criaron, no sabemos si es un Dios o una Diosa -me explicó Quirón-, además aún no te han reclamado.

-¿Reclamado?

-Tienes 10 años y el pacto es a los 13, si es que no te reclaman ahora, tendrás que esperar hasta que tengas la edad necesaria -dijo Nico, estaba apoyado en una pared y miraba a la nada.

-¿Por qué hasta los 13, no es demasiado tiempo?

-La razón es porque a esa edad los monstruos te comienzan a sentir y hacerte caza, hasta que el semidiós cumpla la edad requerida hay tiempo para que alguien le traiga al Campamento. No hay muchos casos de semidioses menores, así como de tu edad -me explicó Grover.

La hija de semidioses (Percy Jackson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora