Cap. 11 - Me lanzan tres metros por un río con un puño mágico

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Solo una cosa pasó por mi mente al ver esa escena:

¿Qué?

Me acerqué cuidadosamente al cocodrilo, que no era para nada pequeño, y al estar lo suficientemente cerca le pegué un golpe en un punto preciso. El cocodrilo se revolvió y escupió al chico que salió disparado tres metros más allá.

La criatura/cocodrilo huyó hacia el sur, por alguna razón no fui tras él, me quedé mirando al chico que había sido escupido por el cocodrilo.

Me miró desde la distancia, hasta el día de hoy, no sé cuál de los dos estaba más sorprendido.

El chico de piel marrón oscuro y cabello castaño, sostuvo con fuerza la espada que sostenía, pero esta "espada" era curva como un signo de interrogación y en la otra tenía una pieza curvada y blanca de marfil.

El desconocido se levantó algo tambaleante y confundido. Parecía que era su primera vez tomando licor. Noté que su mirada iba para contra–corriente, y algo me decía que la veía como era: como una espada de doble filo brillante.

《Tiene que ser un semidiós. Pero entonces... ¿Por qué siento que no lo es?》

Y sus armas…

–El cocodrilo –dijo el chico, tratando de mantener la voz tranquila y regular, lo cual no le estaba dando mucho resultado–. ¿Adónde ha ido?

Fruncí el ceño.

《Claro, ignoremos el hecho de que te ayude a no ser comida de ese reptil.》

–De nada –dije mientras miraba mi espada.

– ¿Qué?

–Le pegué al cocodrilo –e imité la acción con mi espada tal y como lo había hecho con el cocodrilo–. Por eso es que te vomitó. Por lo tanto, de nada. ¿Se puede saber en que estabas pensando cuándo te dejaste tragar por ese cocodrilo?

Pero él ignoró mi pregunta.

– ¿Quién eres y por qué estás luchando contra mi monstruo? –preguntó el chico.

– ¿Tu monstruo? –caminé hacia el a través del agua–. Okay, no sé quién eres, pero ese cocodrilo ha estado aterrorizando a Long Island toda la semana. Me lo tomo como algo personal, ya que este es mi territorio y mi misión. Hace unos días, se comió uno de nuestros pegasos.

Él se movió algo incómodo y sorprendido

– ¿Has dicho pegasos? –preguntó sorprendido.

Ignoré su pregunta.

《¿En serio? ¿Solo eso le llamó la atención?》

– ¿Es tu monstruo o no?

–No soy el dueño de él –gruñó–. Estoy tratando de detenerlo. Ahora, ¿dónde...?

–El cocodrilo se dirigió hacia allí. –apunté con mi espada hacia el sur–, Yo ya estaría persiguiéndolo, pero… –dejé la frase en el aire.

No creo que sea un semidiós o si lo es... ¿Quién? ¿Atenea? Lo dudo, ¿Hermes? Para nada, ¿Dionisio? Ni soñando.

Sentía que ese chico tenía un gran poder y una historia algo dura y complicada de contar. Debía tener unos 14 o 15 años. Sentía algo parecido a lo que sentí cuando conocí a Grover, que no era normal. El presentimiento.

Por último, negué con la cabeza.

–Me doy por vencida. ¿Hijo de Ares, Apolo, Némesis? Tienes que ser un mestizo, pero ¿qué le pasó a tu espada? Está torcida.

La hija de semidioses (Percy Jackson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora