Tu Me Cambiaste La Vida (Chandler Riggs)

Capítulo 9 "¿Quién te crees?, ¿Riggs?"

Miré mi mejilla en el espejo del baño, ya no me gustaba verme ahí, estaba demacrada, con ojeras grandes y el rostro pálido, además varios moretones y cicatrices por varias partes, suspiré comencé a maquillarme, terminé de ponerme mi labial y salí rápidamente de el baño, ya me había arreglado y se me hacía tarde para ir a la preparatoria.

—Buenos días—saludé a mis padres y a Kevin que estaban desayunando.

—Hola—saludó Kevin.

—¿Qué te paso ahí?—preguntó papá viendo mi labio un poco hinchado con una leve herida de cuando Holmes me golpeó.

—Me pegué con una puerta—mentí, ya era natural mentir.

—Que tonta—se burló Kevin entre risas.

Lo miré mal.

—Allan—regaño papá—debes de tener más cuidado, cariño—dijo papá tomando suavemente dónde estaba hinchado.

—Lo tendré—lo abracé y le di un beso en la mejilla.

Tomé mi mochila, salí de casa comenzando a caminar recordando lo de ayer en la mañana.

Flash back.

La solté dándole empuje haciendo que cayera con impulso al suelo.

—¡Dígale a su zorra que deje de molestarme!—grité apuntando a Ashley que estaba en el suelo.

Rápidamente la chica rubia que estaba en sus piernas se levantó. Y luego él.

—Cálmate, Light—pidió el director.

—¡¿Cómo quiere que me calme?!, ¡Esta tipa me molesta de la nada!—grité desesperada.

No es que no pudiera con Ashley, creó que quedó más que claro que a pesar de su altura podía golpearla e inmovilizarla con facilidad, solo quería quitarme de problemas y como ahora puedo hacer lo que quiera con Phill creo que debería aprovechar, ¿no?, parece que a Ashley no le importaba el vídeo, ¿Por qué le importaría?, todos saben lo zorra que es y a nadie le sorprendería que se acostará con el director.

—¿Qué hizo ahora?—preguntó frustrado.

—Me trajo hasta aquí arrastrándome—se quejó Ashley.

—Hablaba de que habías hecho tu, Ashley—puso una mano en su frente. Estúpida cabellos grises.

—Llegó a insultarme de la nada y me tiró del cabello. Exijo que no se me vuelva a acercar—hablé.

—Ashley, déjala en paz—la miró.

—¿Yo?, pero si ella es la que comienza—me apuntó.

—¿Qué?—la mire incrédula.

—Con tu simple presencia molestas—explicó.

—¡No es como que fuera mi culpa que estemos en las mismas clases!—exclamé estresada—y tu presencia no es como que muy agradable.