•Dallen•
Llegamos a los que parecían ser lujosos departamentos, no me sorprendí pues ya había visto bastantes. Dejó su auto para que lo llevaran al estacionamiento y nos adentramos en el gran edificio, estaba de más decir que las personas que ahí vivían portaban los más caros trajes y elegantes vestidos de última moda, lo que para mí solo significaba una cosa:
El tipo era asquerosamente rico.
Subimos por el elevador hasta llegar al onceavo piso, ahí se nos presentaban dos puertas, una a la derecha del pasillo y otra a la izquierda. Introdujo la tarjeta para acceder al departamento en la puerta de la izquierda y lo que vi realmente me sorprendió.
Si bien había estado en diferentes y lujosos departamentos, casas y hasta mansiones, este no tenía comparación con todos los demás.
Al entrar podías apreciar una inmensa sala de estar, separada por una barra con algunos taburetes en ella estaba, a la derecha, la cocina con los más caros electrodomésticos por lo que podía ver y a la izquierda se extendía un pasillo que supuse contaría con las habitaciones.
— ¿Te quedarás ahí de pie o piensas entrar? — no me había dado cuenta de todo el tiempo que me había quedado embobado apreciando todo el departamento, cabía destacar que tenía buen gusto para la decoración.
— E-entraré — respondí levemente.
— Debo salir por unas cosas que me he olvidado de comprar, puedes explorar pero sin salir del departamento, ¿quedó claro? — indicó Gareth a lo que asentí. Se me hacía raro que fuera tan amable conmigo, la mayoría de los hombres que me rentaban solo tenían sexo conmigo y me dejaban por ahí, con otros intercambiaba algunas palabras pero no más allá de eso.
— No me tardo — sonrío y salió dejándome solo en ese inmenso lugar.
Ya que me había dado permiso para andar curioseando por ahí decidí hacerle caso, me dirigí al pasillo y abrí la primera puerta. Encendí la luz y frente a mí se presentaba una enorme sala de juegos, contaba con billar, futbolito, varios estantes con videojuegos, una enorme pantalla, diferentes consolas y dos sillones que se veían tentativamente cómodos.
Decir que estaba impresionado era poco, nunca había visto todas esas cosas que me daban curiosidad, pero no quería aprovecharme de su generosidad, además de que ni siquiera sabía cómo utilizar algo de lo que ahí se encontraba, así que opté por salir de esa enorme e increíble habitación, apagué la luz y cerré la puerta para dirigirme a la siguiente.
Encendí la luz y en ésta se encontraba una cama king-size con mesitas de noche a sus lados, un gran sillón rojo frente a la cama, un espejo cuerpo completo en una esquina, un armario empotrado en la pared y diferentes cuadros que adornaban la habitación además de otra puerta que supuse sería el baño, por lo que veía era la habitación de Gareth, así que decidí no husmear más ya que aún me quedaba una habitación por ver y apagué la luz para dirigirme a la siguiente y última habitación.
Ésta no era tan grande como las otras, encendí la luz pero no alumbraba como las anteriores, era más tenue y hacía que el ambiente fuera agradable y cálido, las paredes se encontraban tapizadas de estanterías y libros de diferentes tamaños y colores, al frente había un escritorio con una computadora en ella y una fotografía que no alcanzaba a ver bien.
Me acerqué para verla mejor y pude distinguir a Gareth con tal vez mi edad, un chico un poco más pequeño que él pero que se parecía bastante, quizá su hermano menor, una señora con el cabello rubio y sonrisa deslumbrante y un señor con cabello castaño, sonreía igualmente pero mantenía un semblante serio.
Me imaginé que sería su familia así que decidí dejarla donde estaba para retirarme y esperar a Gareth en la sala de estar, pero al darme la vuelta me topé con él precisamente recargado en el marco de la puerta y sosteniendo una bolsa con una sonrisa de lado.
— Veo que ya conociste a mi adorable familia — habló mientras se acercaba a mi.
— Yo...estaba por irme, lo siento — respondí un poco avergonzado y bajando la cabeza, no sabía ni por qué me estaba disculpando, tal vez la costumbre.
— No necesitas disculparte, yo te di permiso para andar por ahí mientras salía — dijo acercándose aún más, quedando así su rostro a centímetros del mío — pero como verás, he vuelto cariño, y no puedo esperar a probarte — susurró en mi oído haciendo que me estremeciera por completo.
— ¿Qué es lo que quiere que haga? — pregunté en un tono de voz bajo y sumiso, tal como lo hacía siempre, esperando que me diera órdenes con la cabeza gacha.
— Hey, no necesitas hablarme tan formalmente — murmuró tomándome del mentón para que levantara la cabeza y así pudiera verlo — ven a mi habitación, ahí te diré qué es lo que quiero que hagas dulzura.
Me sonrojé por sus palabras, pues generalmente los clientes no usaban motes tan cariñosos conmigo. Él solo sonrió y se dio media vuelta dirigiéndose a la puerta, yo solo atiné a seguirlo a la habitación preparándome mentalmente para lo que estaba por venir.
ESTÁS LEYENDO
Temporalmente Mío (Gay)
Romance"Cuando te tratan como a un objeto, como basura, como si no valieras nada, es imposible creer que existe el amor." - Dallen "Al ser utilizado y ver cómo utilizan a los demás, a la persona que amas, deseas ser Dios para poder cambiar las cosas y re...