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Advertencia: este capítulo contiene lemon (+18). No aporta nada a la historia original así que queda bajo tu criterio leerlo. Si has decidido quedarte, disfruta.

"En un universo alterno, donde Dallen es un estudiante y Gareth un profesor"

•Dallen•

Tocaba el timbre de salida y todos corríamos hacia la puerta para escapar de la agobiante clase de álgebra que estábamos teniendo. O por lo menos para mí lo era.

El problema no eran esas terribles y largas ecuaciones que te hacían razonar como nunca lo habías hecho en tu vida. Eso se quedaba corto.

El problema era el profesor.

O aspirante, esa era la manera correcta de dirigirse al malhumorado chico que nos daba la clase.

La cosa estaba así: nuestra antigua profesora de sesenta años — y que en realidad se veía de ochenta—
decidió que no quería tener que aguantarnos más tiempo del que lo había hecho, así que renunció a su cargo y se largó a Nueva York a disfrutar lo que le quedara de vida. Como los buenos momentos duran poco, inmediatamente después de que la directora nos diera la noticia y tuviéramos nuestros cinco minutos de felicidad, anunció a quien sería nuestro nuevo profesor.

Esperábamos lo peor, un viejo amargado y más arrugado que una pasa que nos haría la vida imposible, pero fue todo lo contrario. Remplazando la terrible imagen que tenía en mi cabeza sobre el que sería nuestro nuevo profesor, llegó un joven alto, carismático y... para qué mentir, guapo. Muy guapo.

Las chicas e incluso algunos chicos suspiraron al verlo entrar, pero yo no me quería hacer ilusiones. Podría ser una cara bonita, pero no me fiaba de alguien que era mayor que nosotros por algunos pocos años. La directora lo presentó como Gareth, un chico que parecía se preparaba para ser profesor de manera permanente y esta sería su prueba para ver qué tan bueno era como tal.

Después de esas palabras, todos nos confiamos. ¿Qué tan terrible sería tener clase con un chico que aprendía a ser profesor y que además era guapo?

Muy terrible. Demasiado.

Era el mismísimo diablo en persona. Ponía temas y ejercicios más difíciles de lo común, parciales que te quebraban la cabeza, y ni hablar de los exámenes. Reprobar era común, incluso para mí que era de los más "brillantes" por así decirlo, y a pesar de todas nuestras quejas sobre su manera de enseñar, la directora respondía con el ya conocido por todos: "no hay otra opción, fue el único que pudimos encontrar" y con eso nuestras esperanzas fueron destruidas.

Pero en fin, la vida seguía y nosotros teníamos que aguantar las pesadas clases que nos obligaban a tomar.

Tomé mis cosas y rápidamente me encaminaba hacia la puerta para reunirme con mi mejor amigo, Erick, hasta que la voz del "profesor" me detuvo.

— Dallen, ¿crees que puedas venir un momento por favor? — preguntó con su voz grave de siempre.

"Creo que debería cerrar la maldita boca"

Di media vuelta con pesadez y caminé hasta su escritorio donde se encontraba pasando algunas cosas a la computadora, a veces usaba lentes y en ese momento los llevaba. Debía admitir que se veía bastante bien.

— ¿Qué necesita profesor? — hablé con fingida amabilidad.

Levantó sus ojos de la computadora sólo para dirigirme una mirada con desdén.

— No creas que no te vi mandando mensajes de texto en la clase, sabes perfectamente que está estrictamente prohibido...

— Por el reglamento de la institución en la página dieciséis, punto cincuenta y ocho — completé con desgana, y es que no sabía con exactitud cuántas veces más me había dicho lo mismo.

Temporalmente Mío (Gay) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora