•Frank•
Cuando entré a la habitación que me pertenecía, todo se encontraba en silencio, a excepción del ruido que hacía el agua al caer en la regadera, lo que me indicaba que el pequeño número dos se estaba duchando.
Me dejé caer en la cama con un fuerte suspiro, toda esta situación de alguna manera me había traído recuerdos. Unos más malos que otros, pero recuerdos al fin y al cabo.
El saber que esos pequeños habían pasado por tanto sin siquiera merecerlo me hacía ponerme mal, ellos eran criaturas inocentes que no necesitaban estar involucrados en eso.
Todo siempre es culpa de los ambiciosos, que no reparan en los daños que sus acciones puedan causar en los demás.
Siempre impulsados por lograr lo que quieren a costa de otros.
— Emm... disculpa, ¿Frank? ¿Estás bien? — una voz me sacó de mis pensamientos. Dirigí mi vista hacia el pequeño ángel que se encontraba en la orilla de la cama, ya vestido, observándome con curiosidad.
Tan concentrado estaba pensando que no me di cuenta cuando salió del cuarto de baño. La pijama que traía puesta le quedaba algo holgada y grande ya que se la había comprado a Dallen, pero eso no importaba.
— Si, lo estoy. No te preocupes por eso cosita tierna, ¿qué necesitas? — hablé tratando de parecer lo menos afectado posible.
— Oh, no es nada. Sólo que te vi muy callado y serio y me pareció extraño — respondió frunciendo un poco el ceño.
Al parecer el pequeño ya me estaba conociendo.
— Sólo recordaba cosas del pasado, nada muy importante — sonreí triste. No necesitaba escuchar mi sufrimiento que quedaba corto frente a todo lo que él había pasado.
— Aún no quiero dormir Frank — habló mientras se subía a la cama, sentándose a mi lado a la vez que me observaba con atención.
— ¿Es acaso una indirecta para que te cuente todo?
Asintió, de manera que no me quedó de otra más que acomodarme bien para empezar a relatar.
—No es una historia muy bonita, así que no esperes mucho... en ese entonces tenía catorce años y Gareth siete.
•Flashback•
Me encontraba jugando con mi GameBoy que mis padres me habían regalado la navidad pasada, en ese entonces todavía parecían amarse.
Pero entonces...
— ¡¿Piensas que puedes llegar borracho a casa así como así?! ¡¿Otra vez?! — empezó a gritar mi madre a quien yo supuse era mi padre, algo que empezó a hacerse costumbre meses atrás.
— Nena... puedo hacer lo que se me de la gana — su voz se escuchaba entrecortada y arrastraba las palabras — ¿crees que puedes mandarme cuando yo soy quien trae de comer a la casa? ¿Quién paga la escuela de los niños? ¿Y esta casa que tanto les gusta? Después de que hago hasta lo imposible por ustedes... — después de eso escuché su risa.
Estaba seguro de lo que vendría: mamá gritaría más, mi padre se enojaría, seguirían gritando por un rato y después mamá lo dejaría durmiendo en el sofá. Después de una semana ya estarían bien.
— ¡Eso no te da ningún derecho a llegar en ese estado a casa! ¿Qué clase de ejemplo le estás dando a tus hijos?
— Tú los estás educando linda, ese es tu problema y no mío — volvió a reír — para eso te mantengo linda.
— Se acabó, aquí no vuelves a entrar hasta que recapacites sobre lo que haces, estoy harta de que me trates como un objeto, como una sirvienta — esa vez la voz de mamá se estaba quebrando — no recuerdo haberme enamorado de este hombre.
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Temporalmente Mío (Gay)
Roman d'amour"Cuando te tratan como a un objeto, como basura, como si no valieras nada, es imposible creer que existe el amor." - Dallen "Al ser utilizado y ver cómo utilizan a los demás, a la persona que amas, deseas ser Dios para poder cambiar las cosas y re...