Documentando Nuestro Amor ...~Ectofeature~... [Yaoi Hard] ♥

Capítulo 3♥

Ya había anochecido. Spencer seguía acomodando sus figuras de vinil en la repisa de su nueva habitación. Tenía ya puesta la pijama; un pantalón celeste de polar con nubes blancas estampadas y una camiseta blanca de manga corta. Olía a almizcle, su aroma favorito; lo hacía sentirse importante. Cantaba para sí la canción que estaba tocando en la laptop, hasta que alguien tocó a su puerta. Entonces pausó la música.

-Adelante -respondió Spencer.

-¿Te estás acomodando bien? -preguntó Billy asomando la cabeza por la puerta.

-Seguro -dijo Spencer bajando las cosas de la cama al suelo. Se sentó en el mullido colchón y palmeó el lugar junto a él. Billy entendió la invitación-. Es la habitación más genial que hubiera imaginado en mi vida.

-Me alegra que te guste -sonrió Billy con naturalidad. Era la primera vez en un par de años que hablaba honestamente con alguien que no fuera Marcy.

Billy también estaba en pijama y recién salido de la ducha. Su cabello húmedo y bien peinado desprendía un aroma fresco, que al mezclarse con el aroma de su primo creaba una deliciosa espiral que se perdía en el aire del cuarto. La pijama del mayor no era más que un short de color gris y una playera de manga corta en color vino.
Una conversación se abrió paso entre los chicos sin que ellos se dieran cuenta y ésta pareció fluir sin mayor complicación, hasta que el castaño ya no pudo dejar de mirar las piernas de su compañero. Eran largas y torneadas, como modeladas a mano por algún escultor maestro. Cuando buscó centrar su atención en alguna otra cosa sus ojos fueron a parar en los labios de Billy, y no pudo sacarlos de ahí.
De repente Billy comenzó a sentirse observado y cuando le buscó la mirada a Spencer la encontró perdida en su rostro, llena de algo que bien podía interpretarse como lujuria. Se incomodó por un momento, pues no esperaba que el menor tuviese intenciones similares a las suyas; y en cuestión de segundos se recuperó, únicamente para dar rienda suelta a sus pasiones más bajas.

-Spencer... -musitó Billy rodeando al chico con un brazo y tocándole el pecho con la otra mano.

El de ojos marrones no supo qué hacer o cómo responder pues de un segundo a otro Billy lo tenía en un callejón sin salida. Comenzó a sentir algo extraño aparentemente en las entrañas y pensó que tal vez sería miedo, pero descartó la idea cuando se vio en la recámara del otro, completamente a oscuras, y la sensación pasó a estar en su diafragma. No tenía ni la menor idea de cómo habían llegado hasta allá, y por un momento prefirió no saberlo.

-Spencer... -repitió Billy, ahora un poco más ronco y jadeante.

Sin más preámbulo y estando ambos de pie contra la puerta, el de cabello negro procedió a besar a su amigo únicamente uniendo sus bocas. Spencer tensó el cuerpo y cerró los ojos como queriendo no ver, pues en realidad no los apretó. El mayor se separó un poco y el otro le miró algo espantado e intentó retroceder, pero la puerta tras de él se lo impidió. Billy cerró a medias los ojos rozando sus labios con los del pequeño y jadeando sobre ellos. Se despegó aún más y bajó hasta el cuello de Spencer.

Era un lugar magnífico y sugestivo, pues la piel de Spencer lo llevaba a sus fantasías más oscuras y salvajes; no aquellas con látigos y apretados trajes, sino esas con sábanas de seda y cintas blancas, esas donde derramar licor sobre el delgado cuerpo de Spencer lo hacían perder la cabeza, esas que ni él mismo se atrevía a profanar porque sólo ver las piernas enroscadas le era estimulante.
Y estando allí, comenzó a besar el cuello del sumiso, trenzando sus dedos en el cabello del mismo, alternando su boca, su lengua y sus gruñidos de excitación. No estaba siendo violento y arrebatado como siempre, sino intenso y erótico. Se estaba dando la libertad de que la imaginación los llevase poco a poco a donde él quería. En cierto momento pudo separar las piernas del adolescente con la rodilla y frotó su entrepierna en el muslo del mismo, y el movimiento estimuló también a Spencer quien temblaba cada vez más. Incluso llegó a apoyar las manos en los hombros de Billy para no caer.