Capítulo 17

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Pasarían dos semanas más después de aquella extraña noche. Los chicos se hacían cercanos o distantes a capricho de Billy, y Marcy lo contemplaba todo con la paciencia de una santa esculpida en piedra. Harta de verlos cambiantes como la luna, decidió confrontarlos una buena mañana, un día especial de toda esa semana.

Cerca de las nueve de la mañana, Marcy estaba sentada en el comedor, que era el único lugar donde no había gente a esa hora. El desayuno estaba listo. Spencer bajó y entró a la pieza, saludando a su amiga y besando de forma inocente su cabecita. Billy entró minutos después, hablando con timidez, incapaz de sostenerle la mirada a cualquiera; cosa extraña en él, que siempre era tan confiado.
Se hizo un silencio que duró apenas una fracción de segundo, y Marcy Scott aprovechó para interrumpir y llamar la atención. Soltó una risita, un poco boba porque aparentemente su existencia no tenía justificación; y tenía otro tanto igual de espeluznante, porque ella contuvo la carcajada adentro de la boca, entre sus molares, triturando y destrozando cada sonido, hasta que dió la impresión de qué estaba masticando piedras. Spencer respingó y la miró de soslayo, pero Billy se incomodó de tal forma que tuvo que echarse un poco hacia atrás con todo y silla. Marcy, consciente de todo lo que hacía, sonrió con bondad y preguntó empática cómo habían dormido aquella noche.

No se produjo reacción por un breve momento, hasta que Spencer hizo erupción:
—Solos —resolvió, encogiéndose de hombros con una soltura irreverente.

Billy enfocó un jarrón azul con los sensuales zafiros que tenía por ojos, luego dejó caer la cabeza sobre el pecho, llevándose el tenedor cerca de los labios, pero sin ánimos de comer. Sus largas pestañas hacían sombra en sus mejillas, escondiendo su vergüenza. Llevaban varias noches durmiendo separados, pero en la cama del otro. Pasada cierta hora, cuando Spencer bajaba por agua o fruta, Billy llegaba a habitación de este y se paraba cerca del marco de la ventana esperando a que Spencer regresara a terminar lo que estuviera haciendo; el castaño se tomaba cerca de una hora y luego salía del cuarto cargando su pijama y su laptop en un brazo. Billy, que temprano ya usaba la ropa de dormir, no hacía más que tenderse cuan largo era sobre del colchón y abrazar la perfumada almohada. Luego se quedaba dormido, pero realmente no descansaba. En dos ocasiones, el joven cantante se halló presa de una inmensa ansiedad que no lo dejaba ni dormitar a gusto, y la consecución de sus ideas lo llevó a una escena lasciva con Spencer. Como se encontraba, pues, en una cama bastante cómoda con un aroma más que sublime, terminó por complacer las demandas de su cuerpo, consolando en su soledad el vacío que sentía. Precisamente la noche anterior había ocurrido uno de estos dos incidentes.
Guardó silencio y permaneció tan ecuánime como pudo; después de todo, bien dicen que el que calla, otorga, y él no estaba de mucho humor para dar explicaciones de nada. Sin embargo, la hosca respuesta de Spencer había dejado a la chica más que inconforme, y en consecuencia se vino un interrogatorio a base de miradas duras y frías procedentes de la cabecera de la mesa, que juzgaban despiadadamente a los dos muchachos sentados a extremos opuestos uno del otro.

—Bueno, ya es suficiente —decidió Marcy, golpeando la mesa con las palmas abiertas—. ¿Están peleados? ¿Por qué ya no se hablan?

—Esa es una excelente pregunta, Mars... ¿Quieres contestar, Billy? —retó Spencer, cruzando los brazos y echándose hacia atrás.

Billy no dijo nada soltó los cubiertos y puso las manos entre sus muslos y el cojín de la silla. Cerró sus ojos y se sintió terriblemente oprimido por la energía que llenaba la habitación, y que caía sobre él sin piedad. Realmente no sabía qué podía decir para defenderse. Trataba constantemente de no involucrarse con Spencer para evitar terminar en la cama con él, pero de manera inevitable siempre terminaban juntos, y una parte de él se alegraba de aquello. No había conocido esa etapa suya: la que demostraba un apetito sexual insaciable y hasta un poco violento. Como era algo que hasta entonces no había experimentado no tenía ni la menor idea de cómo controlarlo, y se daba cuenta hasta ese momento que su miedo y su negación empezaban a asustar a los demás casi tanto como a sí mismo.

Documentando Nuestro Amor ...~Ectofeature~... [Yaoi Hard] ♥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora