Billy despertó con un grito. Abrió los ojos y saltó quedando sentado en la cama. Sudaba frío y jalaba el aire por bocanadas. Miró alterado a su alrededor y al verse en su habitación se tocó el pecho con una mano intentando calmarse.
-¿Señor?- llamó una mucama al otro lado de la puerta -¿Se encuentra bien?
-Sí... Sí...- murmuró Billy desorbitado.
-¿Seguro? Lo escuché gritar. ¿Le duele algo?- insistió la mujer.
Billy suspiró ya más tranquilo y se dejó caer en la cama. Tomó aire y habló con claridad.
-No. Estoy bien. Gracias.
-¿Desea que le traiga ya el desayuno?
-Sí, por favor. Lo de siempre.
-De inmediato.- respondió amablemente la mujer antes de encaminarse a la cocina.
El chico miró a su izquierda y de la mesita de noche tomó su móvil. Revisó la hora. Eran las ocho y diecisiete de la mañana, y era sábado. Habría apostado a que aún era jueves. Los días se le habían ido volando.
Ya no podía seguir negándolo. Estaba teniendo un sueño recurrente, o mejor dicho, una pesadilla recurrente. ¿Por qué? Bueno, eso era algo que desconocía completamente, pero el sueño le parecía cada vez más real.
Un millón de preguntas daban vueltas en su cabeza mientras sentía que le martilleaban los oídos. Era algo natural, la noche anterior había bebido bastante y el alcohol en su torrente sanguíneo no lo había dejado dormir del todo bien.
Escuchó atentamente a los sonidos del exterior. Llovía. No mucho, pero lo suficiente como para que el goteo en la ventana le llamase la atención.
Pensaba en nada en particular cuando la mucama regresó con el desayuno en una bandeja. Billy volvió a sentarse.-Buenos días, señor.- sonrió la mujer al entrar. Le entregó la bandeja a Billy, a quien se le iluminaron los ojos solamente con ver todo aquello.
-Buenos días- el chico se limitaba a sonreír y saludar cálidamente, pues no recordaba los nombres de la mitad de su personal, por muy bien que lo tratasen -Todo se ve delicioso. Gracias.
-El chef preparó más café por si gusta que le traiga más. La señorita Marcy sugirió que iniciara con los alimentos más blandos y que comiera despacio para que no le cayera de peso el desayuno. Y me pidió que le entregara esto.- dijo sacando una notita doblada del bolsillo de su uniforme.
-Muchas gracias.- el azabache recibió el recado y lo colocó junto a los cubiertos.
-¿Puedo traerle algo más, señor?
-No, gracias. Con esto está bien.
-Entonces me retiro. Con permiso.
-Propio.- y la mujer salió haciendo el menor ruido posible para no perturbar al pobre chico.
Billy obedeció las ordenes de Marcy. Le dio un gran sorbo a la taza de café negro. Estaba cargado. Muy cargado. Pero a él le gustaba así, y con la resaca le venía como anillo al dedo.
Leyó la nota con la impecable caligrafía de Marcy."Agenda limpia hoy y mañana. Toma un descanso y mucho café.
Hay una lista de películas y música esperando por ti.Marcy"
Marcy. Ese nombre le sonaba a sinónimo de "mamá". Lo repitió una, dos, tres veces.
Apuntó con el control a la pantalla plana. Efectivamente, como Marcy le había comunicado, había un listado de canciones y filmes escogidos, listos para reproducir.
Optó por las melodías. Presionó play y el suave jazz instrumental que tanto le fascinaba envolvió de poco a poco la habitación.
Aprovechó que las cortinas seguían cerradas y encendió su lámpara de noche para poder ver la comida frente a él.Había algo diferente en su desayuno; el pan tostado había sido cambiado por pan blanco. Nuevamente podría agradecerle a su asistente, quien seguramente habría dado indicaciones de que se tuviera la mayor cantidad de cuidados y mimos con Billy. Haberle dado pan tostado hubiera sido torturarlo. Terminó el desayuno. Despacio. Saboreando hasta la migaja más diminuta.
Dejó la bandeja por un costado, después de todo no podría hacerle mucho estorbo en la cama king size.
Volvió a cubrirse con las cobijas y a sumirse en el calor de la habitación. Qué fantástico era todo aquello.Hizo un breve recuento de la noche anterior. Por lo visto no se había puesto tan ebrio como él hubiera pensado. Lo recordaba todo, incluyendo los rostros de la gente a la que había saludado. También recordó que al llegar se había duchado con agua tibia, lo cual explicaría porqué a pesar de los malestares de la resaca se sentía fresco, menos agobiado.
Soltó una pequeña risilla mordiendo su labio inferior de esa manera tan coqueta que se le daba sin querer. No había sido una semana tan pesada y se divirtió bastante en la fiesta a pesar de que no tenía intención alguna de aparecer esa noche.Empezaba a quedarse dormido. Consideró que si no estaba en su mejor condición y no tenía nada más que hacer era totalmente innecesario estar despierto.
Justo cuando sentía más pesada su respiración un timbre se sobrepuso a la música.
Verificó que lo que sonaba no era el móvil y entonces se acercó al teléfono fijo. En ese preciso momento supo que el número pertenecía a sus tíos Jane y Hugh en Florida. No dudó en atender.-¿Hola?- titubeó Jane al otro lado de la línea.
-¡Tía Jane! Hola, ¿cómo has estado?- chilló con emoción el joven, a quien parecía que se le habían curado todos sus males.
Hablaron cerca de hora y media, sobre lo mucho que había crecido Billy, y la estabilidad de la familia Wright. Saltando aleatoriamente de temas salió a colación el tema 'Spencer Wright'.
La pelirroja le expuso al sobrino que Spencer se había esforzado en la secundaria y en la preparatoria para poder ingresar a la academia de arte con la que él soñaba, y por haber obtenido el mejor promedio, el único requisito de ingreso era realizar un documental de la temática que él prefiriera. Claramente era para evaluar los conocimientos previos de cine que ya tenía. La investigación debía abarcar un año de trabajo. Y Spencer había querido hacer el documental sobre su primo, el cantante internacional Billy Joe Cobra.
El azabache se sintió más que halagado y emocionado con la idea del proyecto. Entonces propuso la idea de iniciar el trabajo lo antes posible. Después de ponerse de acuerdo con su tía cortó la llamada y con la línea interna llamó a Marcy a su habitación, quien llegó unos segundos después.
-¿Qué puedo hacer por usted, señor?- atendió amable la chica.
-Billy. Por enésima vez, llámame Billy, por favor. No me trates tan formal. Haces que me sienta mayor.- sonrió el muchacho levantándose de la cama y dirigiéndose al armario.
-Bueno, Billy. ¿Qué se te ofrece?- Marcy inició de nuevo casi sonrojada. Era apenas tres meses mayor que Billy, por lo que le causaban gracia esas situaciones con él.
-¿Tenemos sábado y domingo limpios?- preguntó el azabache buscando algo de ropa, y ante la afirmación de la chica prosiguió -Pues ya no más. Quiero que prepares el jet y lo mandes mañana a Florida a recoger a mi primo Spencer. Debe estar por él a las tres. Organiza una bienvenida bonita para él; algo sencillo pero con clase. Ya sabes, es de esas cosas que haces excelentes. No será ningún problema para ti. También acondiciona el cuarto de al lado para que sea suyo. Como no estoy muy seguro de qué cosas le gustan aún sólo pon lo básico para que él lo acomode a su gusto.-Bien. Lo tengo todo. ¿Se te ofrece algo más, Billy?- indagó la morena tomando nota de todo lo que el chico le había pedido.
-Mmm... ¡Ah, sí! Lo olvidaba. Agenda una cita con Madame Aldebaran lo más pronto posible. Si es hoy, pues que mejor. Me urge.
-Estoy en eso- respondió Marcy con el móvil en la mano contactando a la mujer mientras ayudaba con la ropa a Billy, quien parecía no tener idea de qué ponerse.
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Documentando Nuestro Amor ...~Ectofeature~... [Yaoi Hard] ♥
FanficBilly Joe Cobra es un cantante de veinte años de edad que recibe en su mansión a su primo Spencer Wright desde Florida. Billy ha vivido atormentado los últimos meses de su vida por terribles pesadillas que deberá aprender a usar a su favor para prot...