Capítulo 12 (Sarah)

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Por fin había llegado el "gran día" de mi hermana. Entre la familia todo eran nervios, había mucho por hacer en poco tiempo y solo a mi hermana - una obsesiva del control - se le podía ocurrir casarse casi a medio día.

Me preocupaba el hecho de que se estaban tardando en entregar el pastel, me habría encantado hacerlo completamente yo, pero tuve que encargar a mis empleados que hicieran lo básico siguiendo el diseño que había creado especialmente para la ocasión, el trabajo ya llegaría muy adelantado, pero aún tenía que ocuparme de ciertos detalles que podían resultar muy entretenidos, a pesar de que la decoración era muy minimalista y elegante. Tenía a un gran equipo trabajando conmigo, pero en esta ocasión les estaba fallando la puntualidad y eso estaba aumentando mi estrés a un nivel que no esperaba.

Cuando por fin llegaron con el pastel - 30 minutos después de lo esperado - me desaparecí para agregar esos toques finales que sabía que le encantarían, eran pequeños dibujos pintados a mano que contaban parte de su historia de amor y hacían juego con las flores de azúcar que habíamos agregado. Era perfecto para ella y eso me llenaba de orgullo.

Arreglar el pastel me hizo olvidarme de todo el caos que había, lo que me vino muy bien para tomar un respiro. Decorar pasteles me resultaba relajante y todo pasaba a segundo plano.

Cuando terminé con el pastel volví abruptamente a la realidad y me di cuenta de que me buscaban con desesperación porque tenían que peinarme y maquillarme, según yo aún tenía buen tiempo, pero según mi hermana - que tenía un sentido del control demasiado elevado - se me estaba haciendo tarde. Además aún teníamos que asistir a una sesión especial de fotografías en la que participaríamos solo las damas de honor y la familia de la novia, como si no hubiera suficientes actividades a realizar en poco tiempo.

Después de las fotografías especiales me adelanté a la iglesia para confirmar que todo estaba tal como se había planeado para cuando llegara mi hermana, desde luego habían contratado a una organizadora de eventos, pero alguien tenía que atender, en representación de mi hermana, cualquier asunto de última hora que se le presentara a ella. Hasta el momento, por suerte no había visto a ningún pariente indeseable, así que todo parecía marchar bien con la organización y con mi nivel de estrés, ya solo restaba que llegaran los novios.

Mientras esperaba tuve que saludar a los invitados que iban llegando, a muchos no los conocía, pero con todos los demás tuve que soportar algunas sonrisas forzadas, saludos demasiado efusivos, preguntas tontas, chistes malos y comentarios triviales, todo eso que surge en un evento social de esa índole. Odiaba toda la parafernalia, así que después de un rato me safé inventando que tenía que revisar algunas cosas de trabajo desde mi celular; durante unos minutos todo estuvo bien hasta que escuché:

- ¡Hola Sarah! - esa voz pertenecía a mi prima Luli en todo su esplendor, me sorprendió verla sin Enrique, su prometido que desde hacía meses parecía su accesorio favorito -

- Luli, ¿cómo estás? - respondí lo más tranquila, indiferente y cordialmente posible-

- ¡Muy emocionada! - Todos sus gestos parecían demasiado calculados y algo exagerados, daba la impresión de que practicaba frente al espejo -, las bodas siempre me ponen de buenas

- Que bien – respondí sin saber qué más decir -

- Estoy ansiosa por que llegue mi "gran día"

- ¿Y Enrique?

- Fue a buscar estacionamiento, pero me dejó aquí por estos tacones que son hermosos para dañarlos en el empedrado de las calles de este lugar

- Sí claro, sería una pena – por suerte ella no detectaba mi sarcasmo nunca -

- ¿Y tu novio?

Llegó la pregunta que sabía que no faltaría, lo que me sorprendió es que llegara tan pronto. Cuando iba a responderle llegaron Enrique, seguido de mi prima Mónica y de mi tía Laura, mamá de esas dos "encantadoras" viboras. Empezaba a sentirme asqueada y eso que solo había saludado

Después de que toda la algarabía del saludo pasó me di cuenta de que estaban decididas a no olvidar el tema. ¿Por qué se preocupaban tanto por las vidas ajenas? ¿a caso ellas no tenían una propia?

- Estaba preguntándole a Sarah por su novio – dijo nuevamente Luli -

- Es verdad Sarah, dijiste que nos lo presentarías hoy, ¿aún no llega? - estaba buscando la mejor respuesta para darles cuando noté que se distraían mirando algo detrás de mi, parecían impresionadas y sabía que no podían estar viendo la llegada de mi hermana. Dude un poco, pero, con cuidado giré sobre mis pies para ver qué era lo que había robado su atención y casi se me fue el aire cuando vi que estaban viendo a... Iñaki.

Odio admitirlo, pero lucía atractivo con su traje azul grisaseo complementado con una camisa blanca y una corbata delgada también azul con pequeños lunares blancos. Su cabello y su barba también se veían impecables. Tenía un gran porte para lucir su bien combinado atuendo. Finalmente cuando se acercó a mi comprobé que hasta su perfume le iba perfecto, olía delicioso. Por un momento pensé que era invitado de mi cuñado, a fin de cuentas a muchos de sus invitados yo no los conocía, pero cuando habló me sorprendieron sus palabras

- ¡Hola, bonita!... discúlpame cariño, no encontraba dónde estacionarme y habría llegado antes pero había un atasco terrible – me guiñó el ojo y me dio un beso en la mejilla tan espontáneo que no pude reaccionar. ¿Estaba loco?... ¿cómo había llegado ahí? seguro era culpa de Angy, ya me ocuparía de ella, mientras tanto tenía dos opciones a elegir de inmediato: explotar furiosa o seguir el juego. Opté por lo segundo.

- Lo bueno es que alcanzaste a llegar – dije cautelosa, él me guiñó el ojo –

- Te ves hermosa – dijo después de mirarme de arriba a abajo, con lo cual creo que me puse roja. Su presencia y sus palabras me tomaron por sorpresa y aún estaba digiriendo todo lo que sucedía -

- Gracias, tú también... luces... muy bien – En ese momento mi prima hizo el intento de aclarar la garganta para recordarnos que seguía ahí, pero al mismo tiempo vi que llegaba el coche de mi hermana, por lo que naturalmente toda la atención se dirigió a ella.

Sin pensarlo tomé a Iñaki del brazo y lo aparté de los demás, dejando de lado la desagradable compañía que tenía, quería saber por qué estaba ahí, pero, él se adelantó a mis palabras

- Luego hablamos, ahora ve a con tu hermana, no se mucho de esto, pero creo que las damas entran con los novios – lo miré interrogante y respondí -

- Está bien. Mi lugar adentro del templo está en la segunda banca de la izquierda, ahí puedes sentarte, hay espacio para ti

- Te veo adentro – sonrió y caminó al interior del templo robándo más de una mirada a su paso, eso era algo bochornoso -

No podía creerlo, un día antes Iñaki me había caído bastante mal y ahora estaba haciéndome compañía en la boda de mi hermana. Su mirada y su sonrisa parecían sinceras, aunque no sabía exactamente por qué estaba ahí, tampoco estaba segura de que pudiera bajar la guardia por completo, todo ese asunto era inquietante, pero al mismo tiempo, estaba experimentando una tranquilidad inusual. Estaba hecha un lío.

La ceremonia me pareció bastante larga, quizá porque quería hacerle varias preguntas a mi "nuevo compañero", pero, intenté no dar tanta importancia a la presencia de Iñaki, a pesar de que intercambiamos un par de miradas y algunas sonrisas.

Dicen que la vida suele dar vueltas extrañas, pero nunca me había pasado algo semejante.

24 horas antes ese chico me había molestado al punto de no querer saber nada de él, y ahora, la situación parecía hilarante. Quizá no era tan odioso como parecía, pero debía ser cautelosa con todo lo que estaba pasando, especialmente porque no podía - ni debía - mostrarme "desarmada" ante él, así no soy yo.

La mejor mentira de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora