Capítulo 13 - (Iñaki)

29 3 0
                                    

Lo que menos deseo en mis días libres es levantarme temprano. La idea de viajar a con mi abuelo era estar con la familia y descansar, pero, en aquella ocasión, no me importó mucho despertar antes de lo previsto.

- ¡Sabandija!... pensé que te despertarías en un par de horas más – dijo mi abuelo que estaba en la sala leyendo -

- Esa era la idea, pero...

- ¿No pudiste descansar?

- Sí, dormí muy bien

- ¿Te llamaron del trabajo?

- No

- Ah... ya entiendo, planes de último minuto - dijo con cierta picardía -

- ¿Lo sabes todo?

- Casi, la vejez tiene ciertas ventajas – dijo antes de soltar una fuerte risotada y después añadió – Ve por pan mientras yo preparo café como te gusta - sonreí, salí de la casa y caminé directo a la panadería en donde trabajaban desde muy temprano e inhundaban el aire de sus alrededores con su delicioso aroma.

Compré varias piezas de pan de nuestras favoritas y volví a la casa de mi abuelo que ya estaba totalmente perfumada a café e incluso había fruta picada. Amaba todos esos olores, dulce, pan, café, pizza, los aromas de mi niñez y de mi vida.

Mi abuelo preparaba un café delicioso, a veces con leche, con chocolate o con canela, con lo que le pusiera era delicioso, aunque la combinación con canela era mi favorita.

Desayunamos mientras charlabamos de algunas cosas que nos habían pasado, de momentos graciosos e incluso de algunas anécdotas. Todo en aquel momento era delicioso, soboreé cada palabra, cada risa, cada trozo de fruta, cada bocado de pan, y cada trago de café, era como cargar esas pilas internas que todos tenemos. De pronto mi abuelo habló

- Creo que ya deberías irte o se te hará tarde

- ¿Cómo sabes que se me hará tarde?

- Ya te dije, soy viejo, no tonto. Y se que todo este asunto tiene que ver con cierta muchacha bonita

- No puedo mentir, esa mujer es un dolor de cabeza, abuelo, pero por alguna razón siento que hoy le vendría bien mi compañía, quiero estar junto a ella, quizá pueda ayudarle

- Ese tipo de mujeres aparecen solo una vez en la vida, no querrás llegar tarde

No sabía muy bien a que se refería o más bien intentaba convencerme a mi mismo de que estaba equivocado, pero, mi abuelo rara vez se equivocaba.

Terminé de limpiar los trastes, tomé las llaves de mi casa, mi celular y antes de salir me despedí de mi abuelo

- Llegaré en la noche abuelo

- Cuídate, sabandija. Y comportate, no seas un cretino, los Cavassini somos verdaderos caballeros

- Lo sé abuelo, confía en mi

Mis planes no eran estar de vuelta en casa tan pronto, pero a veces las cosas no salen como las planeamos, ya debería estar acostumbrado a ello porque siempre he amado lo inesperado.

Llegué tranquilamente a mi departamento, tenía más del tiempo justo para hacer todo lo que debía, así que, puse música a un volumen considerable, tomé una ducha y elegí el traje que creí más apropiado para una boda de día. Salí de casa con un tiempo más que adecuado para tomarme el recorrido con calma, pero, de nuevo los planes no salieron como lo esperaba; un atasque de tránsito, a causa de unas reparaciones de las cuales no sabía nada, me hizo perder muchísimo tiempo. Era frustante verme atrapado entre coches y más desesperante era la idea de que había pasado de "tener tiempo de sobra" a "quizá no llegue a la ceremonia". Si llegaba tarde, todo sería inútil.

La mejor mentira de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora