Capítulo 17 (Iñaki)

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Nunca había enviado un ramo de flores a alguien que no fuera parte de mi familia. Creo que he distado mucho de ser el novio perfecto de todas mis parejas, siempre las traté muy bien, sin embargo, "detallista" no era una palabra que me distinguiera mucho. Soy más bien el tipo de hombre que las hace reír mucho en lugar de enviarles miles de regalos. Sin embargo, había un magnetismo especial en Sarah que me hacía sentir que enviarle flores era algo adecuado, en especial porque seguro era algo que no esperaría.

Me habría gustado conocer su expresión en aquel momento o al menos tener un mensaje suyo, pero, jamás intercambiamos teléfonos, así que me conformé con pensar que le habían gustado.

A partir de aquel momento no supe nada más de Sarah, no le pregunté nada a Angy y volví a sumergirme en el trabajo, había mucho por hacer. Tenía que renovar la carta del restaurante como era la costumbre hacerlo cada 4 meses y no había tiempo para nada más en mi vida. Volví a la rutina, esa que incluía ir a comer con mi madre en mi día libre y discutir con mi padre ocasionalmente.

Algunas semanas eran más pesadas que otras, especialmente cuando había algún evento en el restaurante, eso no sucedía muy seguido, debido a que el chef propietario no gustaba mucho de rentar el espacio a un solo grupo de personas, pero, en puerta teníamos un evento importante de la Cámara de Joyeros de la región que celebraba su aniversario, ellos habían solicitado el restaurante en el día que permanece cerrado y se optó por llevar a cabo el evento. Todo lo anterior significaba un buen dinero extra, pero también habría mucho trabajo.

Servir para aquel tipo de eventos era algo que teníamos controlado, sin embargo, justo para aquella ocasión, todo lo que podía salir mal... salió mal. A mi chef repostero le dio apendicitis por lo cual estaba fuera de batalla, teníamos un suplente eventual pero tampoco estaba disponible y mi jefe estaba fuera del país; si no encontraba a alguien tendría que hacerme cargo de lo único que nunca había sido mi fuerte.

Cuando estaba a punto de tener un leve ataque de pánico, Sarah vino a mi mente... Seguro ella podría ayudarme.

- Sarah, es para ti – se escuchó y a eso le siguió un ruido extraño y la voz de ella – Hola, ¿quién habla?

- Hola Sarah, soy Iñaki

- ¿Iñaki?... qué sorpresa

- Lamento llamar al número de tu tienda, pero no tengo tu número de móvil y Angy no me ha contestado en toda la maldita mañana

- Ah, vaya. Estamos de buen humor – me interrumpió pero decidí seguir con mi discuso previamente planeado -

- También lamento molestarte en horas de trabajo, pero es urgente

- ¿De qué se trata la urgencia?

- Tengo un evento muy importante en unos días y mi chef repostero está enfermo, lo operaron de urgencia y como es natural, no puede trabajar

- ¿Y no tienen un suplente?

- Tampoco está disponible, mi jefe está fuera del país y ya busqué entre mis colegas, pero, no he tenido éxito

- Ok.. ¿quieres que te recomiende a alguien?

- Había pensado en ti

- ¡¿En mi?!

- Sarah, es un evento muy importante y todo debe estar perfecto

- Conozco a personas muy capaces en este ramo y...

- Sarah, necesito excelencia y necesito confiar plenamente en cualquier persona que meta a esta cocina, por eso pensé en ti

- A penas me conoces, ¿cómo es que soy de fiar?

La mejor mentira de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora