8. Evitándote.

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We don't talk anymore — Charlie Puth feat Selena Gomez.

Capítulo 8. Evitándote.

Poco a poco pasaron los días, el primer mes había llegado a su fin y la temporada de exámenes importantes acabó, dejándome aún más cansada y con ganas de dormir.

Me propuse a echarle ganas* en los estudios, por lo que me dediqué a poner atención en clase y repasar los temas vistos durante los primeros días. Era algo que mantenía mi mente ocupada.

— Estoy exhausta, suerte que sólo queda una hora para irnos —esa era Katherine.

— Tengo hambre — se quejó su prima, Mariana.

— Ocho semanas para terminar el semestre —festejé.

— En poco tiempo seremos universitarias — Kate recordó con una sonrisa en su rostro.

Mariana sacó un sándwich de su mochila y comenzó a comerlo con rapidez. Sí que tenía hambre.

Por unos segundos, las tres permanecimos en silencio, caminando por los grandes pasillos de la escuela, hasta que Katherine soltó una pequeña risa.

— ¿Cómo vas con el chico de la clase de cálculo? — preguntó, sin ocultar su gran sonrisa.

— ¿Te refieres a Jace?

— Picarona.

Rodeé los ojos.

— No quiero relacionarme con chicos en todo lo que resta de mi vida.

— Jace es guapo —Mariana afirmó.

— Eso no tiene importancia.

— Sí que la tiene, si fuera feo no estaríamos hablando de él.

— Buen punto —Las primas chocaron los cinco.

La campana sonó, ética se aproximaba.

— Nos vemos —Me despedí, caminando hacia el aula, rumbo a una de las pocas clases que no compartía con mi mejor amiga.

Una vez que llegué, tomé asiento en uno de los bancos del centro, esperando la indicación de la maestra para comenzar la sesión.

— Bien, ya estamos todos —dijo con ánimo, observando detenidamente a los alumnos, incluyéndome—. El día de hoy será distinto, les gustará. Realizaremos una dinámica, por favor muevan los escritorios a los extremos del aula.

El chirrido de las patas de los bancos moviéndose se hizo presente, sin mencionar las muecas y desgane en las caras de mis compañeros.

— Anímense —La maestra aplaudió—. Será una actividad en parejas.

La profesora me caía bien, no tenía nada en su contra y me dio clases prácticamente todos los semestres de preparatoria, pero por esas mismas razones sabía que las dinámicas no eran lo suyo.

Una voz femenina gritó mi nombre desde el otro lado del salón. Era una chica que conocía desde hace mucho tiempo. Cuando quise llegar hasta su lugar, un chico pasó a mi lado y no pude evitar alejarme, era Hayden.

Una de las desventajas de hacer el horario juntos era esa, habíamos acordado meter sólo una clase juntos y colocarnos con nuestros respectivos amigos en las otras. Ética fue la elegida porque la maestra era de nuestras favoritas y podíamos decir que nosotros éramos su pareja preferida.

— Jugaremos a las 20 preguntas —añadió la maestra—, cada quien le puede preguntar diez cosas a su compañero. Lo que sea.

— ¿Para qué un juego de integración si ya llevamos juntos un mes? —preguntó un chico desde el fondo del aula.

Quiero Que Me SientasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora