Selena Gomez — Camouflage.
Capítulo 25. ¿Quién eres?
—¡Vamos a encontrarte un verdadero hombre! —Mariana gritó entre risas.
Sonreí, al mismo tiempo que negaba con la cabeza.
—Estoy muy feliz —Katherine me abrazó—. Vamos a cenar por primera vez en mucho tiempo.
Sí, llevaba meses sin salir con mis amigas. Simplemente no estaba de ánimos.
Hoy era diferente, había despertado con la decisión de mejorar mi humor.
—¿Ya han pensado en algún lugar en especial? —pregunté.
♦️
Cuarenta minutos más tarde nos encontrábamos cenando pasta en un restaurante italiano.
—¿No es genial salir de nuevo? —Mariana cuestionó al terminar de comer su spaguetti blanco, fue la primera en acabarse su platillo.
—Lo dicen como si ni siquiera hubiera salido al supermercado —rodeé los ojos—. Pero me alegro de que estemos aquí las tres.
Al restaurante donde solía venir con Hayden. Incluso, había reservado una mesa en nuestra primera cita.
Alejé ese pensamiento, a tres meses de nuestra ruptura ya tendría que dejar de recordarlo.
—Hace tanto que no nos veíamos un viernes —Kate afirmó, dándole un trago a su vaso con agua—. Ya te extrañaba, Kassie.
Solté una risa.
—¡Dios! ¡Son unas exageradas! —exclamé—. Nos vemos todos los días que vamos a la escuela, de lunes a viernes.
—Eso no cuenta —recalcó la mexicana.
—Yo solo quiero decir —Katherine replicó—, pareciera como si anoche hubieras tenido un sueño reparador.
—Sí, hoy te ves estupenda. Has reído, sonreído, casi terminas todo tu plato de pasta y fuiste tú quien tuvo la idea de salir.
Las comisuras de mis labios se elevaron. Era cierto.
—Lo sé. Solo me he dado cuenta que si no hago algo para sentirme mejor, mi estado de animo nunca cambiará. Falta un mes para graduarnos y quiero disfrutarlo.
—Desde que te conozco, jamás habías lucido tan risueña —Mariana se percató.
Una risa escapó de mi garganta.
—¿Quizá es el tiempo?
—Estoy tan orgullosa de ti —Mi mejor amiga sonrió—. Esta sí eres tú misma.
—Gracias —Le devolví el gesto—. Iré al baño, ¿alguien más va?
—Paso, por mientras pediremos la cuenta.
Asentí y dejé sobre la mesa un billete que cubriría el costo de mi consumo y la propina. Sin más, entré al baño de damas.
Cuando salí, lo vi sentado en una de las mesas de mi restaurante favorito. ¿Por qué Hayden también estaba aquí?
Vestía un pantalón blanco de vestir y una camisa celeste de manga larga.
Era tan raro observarlo en ropa formal, y más sin compañía. Le daba pequeños tragos a su copa de vino.
Sabiendo que su mesa quedaba rumbo a la puerta principal del establecimiento, me acerqué a saludar.
—Qué elegante —Fue lo primero que dije al pararme frente a él.
Sus ojos se despegaron de la copa de vino y viajaron hasta mí.
—Hola —Me recibió con una sonrisa.
Miré por la ventana, mis amigas se dirigían al automóvil. Dudé en quedarme, pero después de todo, cinco minutos de retraso no afectaban a nadie.
—¿Puedo sentarme? —Me coloqué en la silla de enfrente y puse las manos en mi regazo, sobre la tela de mi vestido color salmón.
—Claro —respondió, sabiendo que ya lo había hecho—. ¿Buen día?
—Así es —sonreí—. ¿Y tú? ¿Qué es eso en tu cabello? ¿Gel? —Impresionada, me llevé la palma de una mano a los labios y reí—. Wow, peinado y con gel, debes de estar celebrando.
—Algo así.
—¿Algo así? —repetí—. La última vez que te vi usando gel fue...
Callé al darme cuenta lo que iba a decir. Había sido en una cena familiar, por el cumpleaños de mi abuelita, a la que habíamos acudido juntos.
—Hace mucho —rió—. Lo sé, esta es la última vez que me pongo esta cosa.
—Lo mismo dijiste ese día.
—Ya sabes lo que digo, el gel...
—Arruina mi cabello —completé la frase, rodando los ojos—. En fin, ¿qué haces aquí solo? ¿Te has quedado sin amigos? —bromeé.
—La verdad...
No tuvo necesitad de hablar más cuando una mujer rubia se acercó a él por detrás y le plantó un fugaz beso en los labios.
—Ya estoy de vuelta.
Aparentaba estar en sus veinte, pero aún así se veía muy joven. Portaba un sencillo vestido color perla que le llegaba casi hasta las rodillas y unos tacones no muy altos. Casi no usaba maquillaje y su cuerpo se veía tonificado.
Sí, se había conseguido a una modelo. ¿No se supone que dos semanas atrás había roto con Heather?
Mi ánimo decayó.
—¿Listo para ir a casa? Necesitamos lavar esa alfombra.
Tragué saliva.
—Hola —Se fijó en mí, sentada del otro lado de la mesa—. Tú debes de ser una compañera de Hayden, ¿cierto?
—Eh, sí. Lo soy.
—Excelente —Mostró una sonrisa con sus blancos dientes—. ¿Qué dicen de él ahora que vivimos juntos?
El chico tosió.
—¿Qué?
¿Había escuchado bien? ¿Vivía ya con una mujer en su casa?
¿En el mismo departamento donde era tan cuidadoso con todos los muebles y decoración? ¿El mismo lugar que le había costado cada centavo?
—¿Sabes algo? Olvídalo —Permaneció con un aire de felicidad—. Como me gusta tu vestido, eres bienvenida a nuestra casa cuando gustes.
«Nuestra».
Con un asentimiento de cabeza, me moví hasta la puerta, tratando de mantener la calma.
Esto era mucho para mí.
Caminé a prisa por la acera, teniendo al coche de Katherine en la mira. Estaban esperándome.
—¡Kassie! —Hayden me llamó, quedando solo a unos pasos de mí.
Sintiendo un picor en mis ojos, aclamando la probabilidad de que podría llorar en poco tiempo, giré sobre mis talones, observando de frente a Hayden.
Días atrás creía que lo conocía, pero ahora...
—No tengo idea de quién seas —Le dije antes de avanzar veloz hacia el vehículo y salir de allí.
N|A.
Aquí el capítulo de hoy. ¿Qué piensan?
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Quiero Que Me Sientas
Novela Juvenil-No puedes hacerme esto -negué, apartándome aún más de él-. No puedes hacernos esto. Las lágrimas amenazaban con salir, pero no quería llorar frente a él, no de nuevo. La pantalla de su celular se iluminó, Heather lo estaba llamando. Una pequeña ri...