Zayn, Taylor Swift — I Don't Wanna Live Forever.
Capítulo 5. Otro chico.
Había escuchado que Hayden y Heather salieron en una cita, por primera vez, el viernes, tres días atrás.
Parecía que antes su contacto solo era en la escuela o en fiestas a donde acudían un montón de personas.
Por lo visto, la cita fue maravillosa, puesto que la chica sonreía ampliamente mientras platicaba con sus amigas, seguramente de lo ocurrido aquella vez.
Circulaban rumores. Que si Hayden había pasado por ella a su casa, que ya conocía a sus padres, que se había enamorado de ella mientras salía conmigo. Sin embargo, sabía que no podía dejarme guiar por estos, ya que eran justo eso, únicamente rumores.
La vida me enseñó a no creer ni confiarme de rumores, pues su contenido no comprobado podía llegar a lastimar a otras personas.
Lo ví llegar con ella y tomar asiento a su lado. La castaña lo miró con una pequeña sonrisa y volvió a charlar con sus amigas, quienes de un momento a otro desaparecieron.
Los dos permanecieron juntos, sentados en aquella mesa que estaba a unos pequeños pasos de distancia, sumergidos en sus pensamientos. Ya no habían risas tontas ni coqueteos, solo la presencia de ambos, con una cercanía más próxima que de costumbre.
♦
Aunque me había propuesto prestar más atención en clases, no podía.
Era cálculo, una clase que tenía tres veces a la semana, y pensando en cómo sacaría a Hayden de mi mente, me dediqué a mirar los rostros de las personas con las que compartía el aula.
Tal vez algún chico de aquí sería una pieza importante.
Pasé primero por los que tomaban asiento cerca del escritorio del profesor, todos tenían novia o salían con alguien. Mi mirada se depositó en los que se sentaban atrás, básicamente eran el guapo chico homosexual, el mejor amigo de Hayden —intocable por la gran amistad que los une— y un amigo que conocía desde hace años.
Bufé, en la clase no había ningún buen partido.
Resignada, miré a los que estaban justo detrás de mi fila.
Bingo.
Un chico me llamó la atención. Tenía cabello negro, tez clara, ojos azules y cuerpo un poco músculoso. Anotaba en su cuaderno mientras observaba el pizarrón con detenimiento.
Poseía la mirada, esa que por alguna extraña razón hacía que varios chicos me atrajeran físicamente. Era algo difícil de describir, pero sin lugar a dudas podía percibir. Esa que mostraba la gran seguridad del individuo.
No sé por cuánto tiempo lo estuve viendo, no obstante, mi mejor amiga, la cual ni siquiera tenía idea de que compartíamos cálculo, agitó una mano.
Fruncí el ceño, extrañada.
Ella formó una frase silenciosa, una dirigida especialmente para mí, mas no pude entender debido a que no sé leer labios. Eso fue lo que le hice saber con unas cuantas señas y gestos durante los cuales Katherine optó por abrir más los labios, en un intento fallido de que lograra capturar su mensaje.
—Señorita Kassie —La voz del maestro hizo que devolviera mi vista al frente—. ¿Podría decirnos la respuesta?
El pizarrón estaba lleno de fórmulas y problemas, sin orden alguno. Mi libreta seguía en mi mochila.
Intenté decir un número al azar en espera de que fuera la respuesta correcta—: Dos.
Pre-cálculo fue como pan comido para mí en el semestre pasado, y ahora que desconocía el tema que estudiábamos esta semana —y la pasada—, el miedo de reprobar cálculo apareció.
—No —El maestro rió—. ¿Por qué no mejor le preguntamos al chico más interesante del aula? O mejor dicho, al chico más interesante que la propia clase, ¿no es así, Kassie?
—Lo lamento, no —traté de buscar alguna excusa— estaba hablando con Kate.
—Peor aún. Jace —dijo mirándome por un segundo—, la respuesta.
Ni siquiera sabía quién era Jace.
—No tengo idea —Una voz se alzó detrás de mí.
Era el chico de los ojos azules. Jace.
— ¿Alguien tiene la respuesta correcta?
Los alumnos quedaron en silencio, esperando que alguien alzara la mano. Al parecer nadie tenía el resultado.
La campana sonó, indicando el término de la clase. El señor Pumkin, cansado de un grupo con tanta apatía[1] —sus palabras, no las mías—, dejó el ejercicio de tarea y todos comenzamos a guardar nuestros útiles y salir del aula.
Antes de que Jace abandonara el sitio, lo alcancé cerca de la puerta.
—¿Tienes apuntado el problema de tarea? —pregunté.
Asintió y sacó sus notas de la mochila, para que yo, posteriormente, les tomara foto con la cámara de mi celular.
Una vez que terminé, le devolví sus anotaciones.
—Gracias —sonreí, tendiéndole mi mano—. ¿Jace, cierto?
—Así es —estrechó mi mano y una sonrisa apareció en su rostro—. Gusto en conocerte, Kassie.
— ¿Cómo sabes mi nombre?
Quise abofetearme al recordar que el maestro me había llamado en frente de todos por mi primer nombre. Sin embargo, esa no fue la respuesta que recibí.
—Salir con el popular te convierte en algo de que hablar.
Después de decir eso se marchó con la misma seguridad que lo identificaba. En cambio, mis labios se quedaron en una fina línea recta al recordar a Hayden.
1. Apatía. Estado de desinterés y falta de motivación o entusiasmo en el que se encuentra una persona y se comporta indiferente ante cualquier situación.
(definicion.de, 2016)N|A.
Prácticamente este es un capítulo doble por el número de palabras que tiene jajaja.Lamento mi ausencia, tenía mucho por hacer y uno de mis propósitos para el siguiente año es actualizar cada semana.
Quiero agradecerles porque ya tengo 100 seguidores! Muchas gracias por disfrutar de mis escritos 😊
Y aprovecho para desearles a todos una muy feliz navidad 🎉
En estos días he estado con todos los preparativos para la fecha. ¿En su país celebran más otro día?
Nos leeremos después ❤️
ESTÁS LEYENDO
Quiero Que Me Sientas
Ficção Adolescente-No puedes hacerme esto -negué, apartándome aún más de él-. No puedes hacernos esto. Las lágrimas amenazaban con salir, pero no quería llorar frente a él, no de nuevo. La pantalla de su celular se iluminó, Heather lo estaba llamando. Una pequeña ri...