Selena Gomez — Round And Round.
Capítulo 15. La misma piedra.
Kate ama los smoothies. Cada día por la mañana prepara uno en su casa y lo trae a la escuela para tomar en su termo. Dice que es una forma de mantenerse saludable.
Yo desayuno en mi casa, antes de llegar a la escuela, porque prefiero comer algo caliente y apetecible
—la comida rápida de la cafetería escolar no entra en esta categoría—; además, así evito accidentes como marcharme la ropa de comida.— ¿Qué ingredientes le pusiste esta vez? —pregunté, mientras permanecíamos sentadas en una de las pequeñas bancas de la escuela.
— Acelgas, plátano...
Una tercera voz la interrumpió: —¡¿Cómo puedes tomar esas cosas?! ¿A quién le gustan las acelgas?
— A mí —le respondió a su prima—, además brindan muchos nutrientes...
Nuevamente fue interrumpida por Mariana: — Dame eso, tienes que comer bien.
Y en un abrir y cerrar de ojos la mexicana prácticamente se lanzó sobre Katherine para tratar de quitarle el termo.
— ¡Aléjate! —gritó Kate—. ¡Vas a tirarlo!
— ¡Eso es lo que quiero! ¡Come una hamburguesa! ¡Sé libre!
Los estudiantes que iban pasando las miraban extraño, pues gritaban como locas.
— ¡Basta! —traté de separarlas—. Hay más gente aquí.
Y justo cuando tomaron su lugar, medio litro de smoothie verde cayó sobre mi blusa blanca.
— ¡Qué asco!
Traté de contenerme y respirar profundo. Después de todo, faltaban aún quince minutos para la siguiente clase.
— Lo siento —Mi mejor amiga se disculpó, formando una pequeña sonrisa de arrepentimiento.
— Esto no hubiera pasado si Kate hubiera comido una hamburguesa —Mariana señaló.
Katherine rodó los ojos y yo fui corriendo al baño para tratar de quitar la comida de mi blusa; por esta razón evitaba comer en la escuela.
Una vez que llegué al tocador, aún con la blusa puesta, empecé a mojarla una y otra vez, con el propósito de quitar por lo menos el exceso del batido.
Así pasé más de cinco minutos en los que el olor a plátano y acelgas se había adueñado de mi blusa; incluso al frotar jabón la mancha seguía visible, olía fuerte y prácticamente mi único logro fue mojar la mayor parte de mi ropa.
— ¡Tengo una idea! —gritó Kate cuando entró al baño de mujeres.
En su mano derecha se encontraba otro termo con un líquido rosado y en la izquierda, su bolso.
— ¿Y tu idea es...?
Sus labios se curvaron en una sonrisa: —Tienes suerte de que tengo una buena memoria. Recuerda que guardas, al igual que yo, una playera de emergencia en tu casillero.
Bingo. La idea de las playeras era de mi mamá, fue una recomendación que he seguido desde que estaba en segundo de secundaria y mi mejor amiga comenzó a seguir mi ejemplo cuando tuvo una vergonzosa experiencia a principios de la preparatoria, cuando olvidó traer un cambio para usar después de la clase de educación física.
— Puedo ir por ella —siguió—. Después de todo, fue mi culpa.
Observé con atención el smoothie que permanecía en aquel termo. Se movía lentamente, en forma de onda, con cada movimiento que Kate realizaba. Además, el envase no estaba bien cerrado.
— Gracias, pero yo puedo ir a buscarla.
No quería arriesgarme a más accidentes, y menos cuando faltaba poco para que la campana sonara, indicando que entraríamos a la siguiente clase.
— ¿Segura que quieres salir así?
Le eché un rápido vistazo a mi blusa blanca, mojada y aún con restos de color verde, pero también vi cómo el batido de frutas escurría por los dedos de Katherine.
— Tu smoothie —le dije—, está escurriendo.
— Lo sé, por eso no quería traer este de papaya y fresas —confesó—. Suerte que traje dos, lo único malo es que la tapa de este termo no cierra completamente.
Con una seña le indiqué que iría al locker, lo único que deseaba era que nadie recayera en mi sucia y mojada prenda.
Avancé a paso rápido al casillero, y una vez que llegué, observé a Hayden platicando con Heather en el locker de enseguida. Genial.
Hayden me miró a los ojos por un segundo, tomó a la chica de la cintura y quedaron a pocos centímetros de distancia. Vi cómo le plantaba un fugaz beso en los labios, pero aparentemente para ella no fue suficiente porque sus manos se deslizaron por el cabello del chico y profundizó el beso.
Ugh.
Preferí enfocarme en lo mío y saqué una playera negra de mi casillero. De pronto, sentí que alguien me pisaba los talones.
— Lo siento —Heather se disculpó, moviéndose un poco—. A propósito, estás un poco manchada.
— Creo que ella ya lo sabe —Ese era Hyden.
Observé su rostro en espera de alguna reacción. Nada. Ni siquiera una de sus encantadoras y habituales sonrisas.
— Sí —agregó la chica en tacones—, pero eso no le quita que se vea mal. Además...
— ¿Por qué no mejor seguimos en lo nuestro? —La interrumpió.
Una sonrisa cómplice se instaló en los labios de Heather y giró hacia él. Por mi parte, caminé hacia el baño, con la esperanza de que nadie más recayera en mi sucio atuendo.
N|A.
Disfruten el capítulo de hoy.
¿Alguna vez han manchado su ropa en público?
Saludos ❤
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Quiero Que Me Sientas
Ficção Adolescente-No puedes hacerme esto -negué, apartándome aún más de él-. No puedes hacernos esto. Las lágrimas amenazaban con salir, pero no quería llorar frente a él, no de nuevo. La pantalla de su celular se iluminó, Heather lo estaba llamando. Una pequeña ri...