2. No me evites.

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Capítulo 2. No me evites.

Jugué con el lápiz en mi mano una vez más, estaba ansiosa, mirando el reloj en espera del descanso, y sólo era mi primer clase del día.

El maestro Pumkin seguía respondiendo preguntas de derivadas a los que no entendieron el tema.  Por mi parte, repasaba mentalmente lo que le diría a Hayden, teníamos que hablarlo y entre más pronto, mejor.

Mi cabeza estaba a punto de estallar, necesitaba dormir, pero no podía, no cuando él aparecía en mis sueños y pesadillas, estas últimas se volvían frecuentes tras la ruptura.

—Hey —Me llamó una voz masculina desde un asiento detrás del mío—, ¿tienes un lápiz que me prestes?

Sin siquiera mirarlo, le tendí el lápiz que estaba en mis manos, y él lo tomó. Por suerte, eso fue tres minutos antes de terminar la clase.

Unos cuantos pasos más  y llegaría a mi casillero, cuando ni siquiera habían pasado treinta  segundos de que el timbre sonara.

Poco me importaba coger el libro de mi siguiente asignatura, ni siquiera lo tenía allí, lo llevaba conmigo. Lo que quería era ver a mi chico.

Justo como había previsto, ahí estaba él, recargado en su casillero, rodeando con un brazo los hombros de una chica con tacones, Heather.

Él le murmuraba algo al oído. Ella jugaba con mechones de su cabello castaño y se acercaba más a él, a su rostro. Le estaba coqueteando.

De inmediato, los celos se activaron. Ambos mantenían sonrisas tontas en sus caras. No quería seguir presenciando esa escena, pero no les podía quitar los ojos de encima. Y sin saberlo, la furia se convirtió en tristeza; él ya no estaba conmigo.

Me acerqué a ellos, interrumpiendo.

—¿Podemos hablar ahora?

Hayden me miró con frustración en sus ojos marrones. No le gustaba que lo interrumpieran, pero  eso era algo que no me importaba.

—¿Tanta urgencia existe? —preguntó con desinterés.

—Tal vez sea después —La chica con falda, a pesar de estar a menos de 20 grados, intervino—. Ya lo tuviste por mucho tiempo, Kassie, comparte —rió, como si algo de lo que dijo causara gracia.

Le dio un suave empujón y caminaron juntos hasta desaparecer del pasillo.

Los otros recesos no lo ví por ninguna parte, me estaba evadiendo.

Entré al aula de ética, mi última clase, y, para mi beneficio, ahí, en medio del  salón, Hayden tomaba asiento despreocupado. Me senté en la silla vacía a su lado, ahora no existía escapatoria alguna.

«¿Por qué quiero hacer esto después de verlo con Heather?»,  me pregunté a mi misma, a pesar de que sabía la respuesta.

El amor nos hace cometer tonterías, pero muchas veces nos llevan a algo mejor.

Bueno, eso quería creer.

N|A.
Aquí está el capítulo de la semana, espero que les haya gustado.

Quiero Que Me SientasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora