Abrí los ojos y la miré, por inercia ambas sonreímos levemente, me sentía sonrojada, ella lo estaba.
-Ileana-hablaba con la respiración entrecortada-yo...- me quedé viéndola.
-Luna no tienes que decir algo- me apresuré a hablar-
-No, si tengo que decir- la vi seria, muy firme en lo que decía- no soy tan tímida o retraída como lo crees- esas palabras me cayeron como balde de agua fría- pero trato de contenerme porque no sería simple tener un problema con alguien que vive al lado de mi casa- ahora era yo quien no sabía qué decir- me gustan tus ojos.
-gracias- respondí luego de unos segundos de mirarla fijo- Luna, no tengo muy claro ningún aspecto de mi vida, pero me gustas, me atraes muchísimo...
-Pues tú también me caes bien- me sonrió. Me sentía confundida, un poco molesta, parecía que Luna quería jugar conmigo.
-No pues, ya la hice- mire hacia el horizonte, no sabia que hacer, no sabia si irme o quedarme, y de quedarme, no sabia que hacer.
-Anda- sentí sus labios en la comisura de los míos-vamos que se está oscureciendo y te puedes perder de regreso a casa- comenzó a caminar-
-¿me estás corriendo?- dije molesta, ella sonrió.
-Estoy cuidándote- se giró y caminó- eres muy enojo a, relájate- Luna estaba lunática, jugaba conmigo y eso le divertía, era como una niña jugando con palabras, cosa que creo se le da muy bien. Caminé detrás de ella.
Llegamos a la entrada de su casa y tomé mi caballo, Luna me observaba y cuando estaba por montarlo, habló.
-¿Te vas sin despedir?-en automático puse los ojos en blanco y luego la miré fijo, sonrió ampliamente y sus ojos se llenaron de un hermoso brillo. Me acerqué a ella.
-Nos vemos Luna-
-¿Así eres siempre de seria?- preguntó divertida.
-¿así eres siempre de loca?- le respondí molesta.
-ay- fingió voz de niña- creo que estás molesta, no te preocupes, el camino y el aire hará que te calmes- me dio un corto beso- adiós- se metió en la casa y me quedé más confundida de lo que había estado en toda la vida.
Me subí al caballo y lentamente me retiré, me sentía tonta, me quiso dar risa porque esto parecía un jueguito de adolescentes, o yo era muy intensa o a ella le valía todo, esa mujer me confundía, un día muy tímida, al otro aventada, luego desaparece y después se burla de mi, en qué lío estaba metida.
Llegué a mi habitación muy confundida, quería dejar de pensar, mi abuelo subió con una bandeja con comida, me dijo que ocupaba alimentarme bien, así que obedecí y comí. Luego me tiré en la cama y me sumergí en un profundo sueño.
Desperté con mucho frío, revisé en el reloj, eran las 5 a.m. Me metí bajo las cobijas y seguí durmiendo, cerca de las 9 a.m. Me levanté y me di un rápido baño, me vestí y bajé a tomar el desayuno, estaba muy hambrienta, traté de bloquear mentalmente a Luna, no quería romperme la cabeza pensando en qué la hacía actuar de esa forma.
El desayuno estuvo delicioso, nos sirvieron un wrap de queso fresco con pico de gallo y trozos de carne en salsa, ensalada de verduras crudas, frijoles, totopos, jugo y café. Al terminar mi desayuno tomé un trozo de pan y le coloqué un poco de mantequilla encima, disfruté bastante el desayuno. Cuando terminamos mi abuelo me mandó a la destiladora, me dijo que él se quedaría en casa pues tenía otras cosas que hacer.
Me fui en moto, al llegar el papá de Alexa me esperaba, estuvimos trabajando hasta las tres de la tarde, el trabajo en la destiladora no era pesado, no al menos físicamente, pero era muy agotador mentalmente. Después me fui a casa y me tiré en el sofá que estaba en la planta baja, estaba agotada. Me quedé dormida un rato.
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De regreso a México
RomanceIleana es una joven mexicana que por cuestiones del destino vivió en Coruña por siete años, tras una decepción amorosa decide volver a México, sin embargo no cuenta con la existencia de Luna, una chica que pondrá su vida de cabeza y la hará dudar en...