Capítulo 14. Sorpresa

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Habían pasado dos semanas después de lo de la playa, mis padres estaban por irse, la mañana en que por primera vez estuve con Luna la presenté oficialmente con mis padres. Reaccionaron muy bien, al igual que Lisa quien se enteró un par de días después.

Era martes por la mañana, decidimos tomarnos la mañana de ese día para estar juntas, Luna llevaría un poco de comida, nos esperaba una bonita mañana al lado de un río, a unos veinte minutos de la hacienda.

Comimos pan tostado con crema de cacahuate, smothies y un poco de fruta. Nos dimos algunos besos mientras desayunábamos. Llevábamos algunas semanas juntas y la comunicación se había hecho muy estrecha. A mi familia le parecía una mujer encantadora, aunque yo sabía que tenía muchísimas facetas, la que más me gustaba era la dulce y cariñosa, aunque también disfrutan su lado erótico.

Fuimos hasta su consultorio, platicamos un rato hasta que me despedí de ella, me acerqué a su escritorio, la tomé por la cintura y con delicadeza acerqué mis labios a los suyos, levemente abrió la boca dando paso a mi lengua que la recorrió lentamente.

Se recargó en el escritorio, separó un poco las piernas y me introduje en medio de ellas, me abrazó con fuerza mientras mordía mis labios, sus piernas me rodearon con desesperación, comenzamos un rápido vaivén, la tomé por la cintura e intensifique mis movimientos, sus piernas pasa a por mi cadera y a ratos bajaba las manos por sus muslos.

Besé una y otra vez su cuello, di pequeñas mordidas y leves lengüetazos, mis pechos rozaban con los suyos, me estaba volviendo loca.

Juntas descubrimos que nos fascinaba hacer el amor, no por el placer producido por un orgasmo sino por la conexión emocional que teníamos durante todo el acto.

Luna era muy tierna, dulce e incluso algo inocente, con un corazón humilde y bondadoso, una mujer hermosa físicamente, atractiva, era como un iman para mí. También era una mujer que disfrutaba el sexo, Luna sabía bien lo que le gustaba, como y donde, con muchísima seguridad de sí misma, sabía lo que sus movimientos, palabras e incluso su cuerpo podían provocar y no le daba vergüenza valerse de ello.

Llegamos juntas al orgasmo en esa posición, con ropa y solo moviéndonos rítmicamente.

Nos despedimos con un dulce beso en los labios, me fascinaba verle sonrojada. Me fui a la oficina un rato para ordenar papeleo y después me fui a casa, comí con mi familia, se irían al día siguiente.

Me fui a la cama después de platicar mucho con mis padres, mis hermanos y sobre todo Aldonzza estaban tristes. Por la mañana, Luna nos acompañó hasta el aeropuerto, el vuelo saldría al mediodía, desayunamos en el camino, de regreso mis abuelos iban en una minivan y Luna y yo en mi coche.

Algunos kilómetros antes de llegar al pueblo me orillé y besé a Luna con toda la calma posible. Su mente era para mí un enigma, quería saber todo de ella, deseaba conocerle de pies a cabeza, por dentro y por fuera, deseaba todo en un mismo instante.

Por la noche nos miramos en el café del pueblo, platicamos un rato, le propuse dormir juntas, al principio no quería, pero luego me prometió que pronto lo volveríamos a hacer.

Me comentó que una de sus primas se casaba en Cancún dentro de un mes, me pidió que la acompañara, quedamos en ir a la ciudad a buscar vestido para ponernos en la fiesta. Las cosas fluían tan bien con Luna que hasta miedo me daba. Después fue a llevarme a la hacienda y se fue a su casa.

Algunos días después salimos al cine, Tania y Alexa iban con nosotras, la pasamos muy cómodas con ellas, la relación entre ellas era muy intensa, se atraían más físicamente, al menos eso se notaba desde lejos.

Regresamos a su apartamento, ya dormían juntas así que nos quedamos en la otra habitación. Ambas sabíamos bien lo que pasaría, lo deseábamos bastante. Nos dimos un baño juntas, desnudándonos mutuamente antes de meternos en la ducha, con delicadeza Luna recorría mi piel, me abrazaba y daba cortos besos sobre mi piel erizada.

Al salir nos metimos bajo las sábanas sin ropa y con la luz apagada, tuvimos una sesión exhaustiva de sexo, tuve cuatro orgasmos esa noche mientras que Luna me presumió su capacidad de tener varios orgasmos continuos, siete para ser exacta, en la madrugada simplemente nos quedamos dormidas.

Un ruido muy grave me hizo despertar, me encontraba ligeramente cubierta por la sábana, completamente desnuda y abrazada a Luna quien dormía plácidamente. Identifiqué el sonido, alguien llamaba a la puerta. Me levanté sin mover a Luna y me dirigí al recibidor, había una nota en la puerta, Alexa y Tania se fueron a clases, nuevamente se escucharon golpes en la puerta. Me acerqué lentamente, una sábana me cubría, abrí la puerta y vislumbré una silueta, la luz me cegó unos instantes, una cabellera negra cubría el cuerpo de una mujer casi de mi estatura, cuando logré enfocar descubrí su rostro, me paralicé en sus negros ojos, no sé qué sentía, no sabía si era miedo o coraje. 

De regreso a MéxicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora