Capítulo 1: Cada triste y lamentable final es un nuevo comienzo.

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Se acabó; el verano, después de tanto tiempo, había terminado. Thomas, luego de tener suficientes días de ocio y rato libre, tendría que empezar a arreglar todo lo necesario para regresar de nuevo a la secundaria. Las vacaciones de verano habían transcurrido muy rápido, por lo que Thomas no tuvo el tiempo suficiente para organizar mejor sus ideas sobre el nuevo año escolar, aunque no era algo que lo preocupase demasiado, después de todo él creía que era todo un genio.

Thomas era un chico de 16 años como cualquier otro, sólo que tenía gustos extraños y una manera distinta de ver las cosas. No era nada especial, pero de seguro que le ayudaría y le sería importante para los días que estaban por llegar. Era alto (bastante), tenía el cabello negro largo y despeinado, de piel blanca y ojos castaños. En resumen, no tenía nada que lo hiciera resaltar, a no ser de que hablemos de su personalidad. Thomas era un chico bastante solitario, contaba con muy pocos amigos y la mayoría de sus compañeros de clase lo odiaban sin motivo aparente. También estaba todo el día en su cuarto haciendo diferentes actividades con el fin de evitar socializar incluso con su propia familia; algunas cosas que solía hacer era escuchar música todo el día, leer libros, comics y manga, jugar cualquier juego que le resultara interesante y quizás lo más particular de nuestro querido protagonista: escribir canciones y poemas. Más que escuchar música, Thomas era un amante de la poesía y de escribir versos para luego interpretarlos con su fiel guitarra eléctrica modelo Gibson SG. James, el mejor amigo de Thomas, cantaba mejor que él y tocaba el bajo, por lo que Thomas y James formaron una pequeña banda (que nunca llegó a nada) llamada Sweet Blue. Aunque necesitaban al menos un baterista y otro guitarrista.

Thomas y su amigo James estuvieron mucho tiempo durante las vacaciones haciendo cosas insólitas y extrañas: jugaban juntos en videojuegos online durante muchas horas (incluso días) sin hacer nada más, también dedicaron tiempo a tratar de construir un prototipo de máquina del tiempo, aunque no hicieron mucho y tampoco llegaron a algo concreto. Como odiaban el deporte, no hacían demasiadas actividades físicas, lo que los hacían unos debiluchos, cosa que tampoco les importaba mucho.

Thomas y James vivían en una avenida bastante cercana al centro de la ciudad, por lo que no era raro que salieran de noche para comprar comics, libros, videojuegos y artefactos electrónicos de última hora; en realidad este par de chicos no estaba acostumbrado a tener miedo y hacían un buen número de tonterías con el fin de obtener la mayor cantidad de adrenalina durante el acto y la satisfacción personal al final de la jornada.

Para resumirles, estos jóvenes eran chicos fuera de toda comprensión humana, cargados de sueños juveniles y fantasías un tanto pervertidas, aunque su mayor virtud era sus conocimientos y el talento para salir de situaciones realmente extrañas. Nuestra historia comienza la mañana antes de comenzar las clases; Thomas se quedó la noche anterior en la casa de James para jugar un MMORPG, aunque, como ya era de día, deberían irse preparando para comenzar bien su nuevo año escolar.

-Oye, James, ¿qué hora es? –preguntó Thomas.

-¿Ah? Eh, no sabría decirte –respondió James reteniendo un bostezo.

-¿Eres idiota acaso? ¡Se supone que tienes un Reloj!

-Sí. Eh... bueno, creo que mejor nos vamos levantando.

James, quien se encontraba en la parte de arriba de la litera, dio un salto y lo primero que hizo fue encender el ordenador para revisar si había salido el nuevo libro de M. R. Towers.

-James, ya te he dicho que Enemigos Del Cielo sale dentro de 2 semanas. –replicó Thomas un poco molesto.

-¿Enserio? Pues, ni lo recordaba. –comentó James con un aire de sorpresa.

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