Este primer one-shot se sitúa después del Tratado de Kiel, por el cual Dinamarca se ve obligado a ceder Noruega a Suecia. Año 1814.
El noruego estaba sumamente impaciente. Caminaba de aquí para allá con gran ansiedad. Ni Dinamarca ni Suecia le habían dejado participar de la reunión que se estaba llevando a cabo en aquel enorme edificio, en Alemania. Dicho lugar había sido designado por ser neutral.
Acababan de perder la guerra contra Suecia, por lo que el destino de ambos estaba siendo discutido allí. Se preguntaba qué era lo que el sueco deseaba, porque estaba seguro de que éste reclamaría algo en calidad de vencedor.
Su ansiedad lo estaba matando.
Luego de más de doce horas deliberando y discutiendo, finalmente ambos países salieron. Noruega se fijó en la expresión del danés y de inmediato se dio cuenta de la decepción que se había adueñado de él.
Noruega salió corriendo a su encuentro y le tomó de ambas manos, pero el danés se rehusaba a mirarlo.
-Dan, ¿qué demonios pasó? -le preguntó consternado el noruego.
Dinamarca distaba de aquel hombre positivo y alegre que solía ser. Lucía como si le hubieran sentenciado a muerte.
-Norge, yo... -Negó con la cabeza, no podía ni siquiera pronunciar las palabras. Ni siquiera estaba mirando al muchacho, pues no se animaba a hacerlo.
-Dan... -Le tomó de la barbilla y vio que las lágrimas brotaban de los ojos del danés.
-Vas a odiarme, Norge. Me vas a odiar -dijo con gran tristeza. Dinamarca nunca había sido de aquellos de esconder sus emociones, independientemente si éstas eran de felicidad o de decepción.
En ese momento, los ojos del noruego se encontraron los del sueco, quien se había detenido para contemplar la escena. Éste bufó y se retiró de allí, con cierto aire de superioridad. Para que el danés se sintiera de ése modo, Suecia tuvo que haber tocado un hilo muy sencillo de su pareja.
-No, no lo haré -contestó con seguridad el noruego:-Sé que hiciste todo lo que pudiste. Perdimos la maldita guerra ¿y qué? Siempre podemos ponernos de pie -añadió.
Sin embargo, era evidente que Dinamarca no estaba escuchándolo.
-Te vas a enojar conmigo, Norge y no te voy a culpar, porque si hubiera sido más fuerte, nada de esto hubiera sucedido -dijo cabizbajo.
-Pruébame -Le desafió el noruego. No creía que hubiera algo en el mundo que pudiera sorprenderlo. Estaba seguro que su pareja solamente estaba exagerando.
-¿Podemos...? -El danés apenas podía articular palabras en aquel momento:-¿Podemos regresar al hotel? -le preguntó. No quería que nadie lo viese así.
De vuelta a la pequeña y escueta habitación de hotel que habían ocupado, Noruega continuaba aguardando por la respuesta del danés. La angustia lo estaba matando por dentro.
-¿Entonces? -preguntó impaciente.
-Suecia... Suecia va a llevarte contigo -murmuró con vergüenza antes de que las lágrimas cayeran por sus mejillas.
Noruega abrió ampliamente sus ojos.
-¿Qué? -preguntó sin dar crédito a lo que acababa de escuchar.
-Suecia quiere llevarte contigo -repitió con dificultad. Cada vez que lo decía era como una puñalada en su corazón.
-Ya veo -contestó el noruego antes de quedarse callado.
Por un breve instante, se quedaron en silencio. Noruega no sabía cómo dirigir la noticia. Su mundo acababa de dar un giro de ciento ochenta grados. Todo iba a cambiar.
-¡Lo siento, Norge! -exclamó con desesperación el danés:-¡Traté de disuadirlo! ¡Te juro que lo intenté! ¡Pero no pude! ¡Soy un inútil y un perdedor! -gritó. El dolor se apoderó de él por completo. Sus mejillas se habían puesto rojas y no dejaba de llorar.
El noruego le acarició suavemente las mejillas.
-No lo eres -le respondió con certeza:-Eres el hombre más valiente que he conocido. Algunas veces se gana, otras veces se pierde -Sabía que debía ser él quien guardara la compostura. Esa había sido siempre su tarea como compañero de Dinamarca y no iba a dejar de hacerlo.
-Yo... Yo... -Contempló al noruego y sus ojos azules tan profundos como el océano mismo. ¿Qué iba a ser de él cuando Noruega no estuviera ahí? La sola idea lo volvía loco.
-Escúchame, Dan -Le tomó de las mejillas. Le partía el alma verlo en tal estado y todo era culpa de Suecia. Sin embargo, no era el momento de repartir culpas.
Éste se limitó a asentir. Tenía el corazón palpitándole a mil kilómetros por hora.
-Quiero que me prometas que vas a cuidar de Islandia tal como lo he hecho yo -le pidió. Decir aquellas palabras le costaron bastante trabajo pero debía asegurarse de que el otro lo hiciera, en vista de que él no estaría allí:-Él te admira mucho y sé qué harás un buen trabajo.
Dinamarca intentó calmarse pero apenas pudo hacerlo.
-¿Puedes hacer tal cosa? -le pidió el muchacho.
El danés asintió con la cabeza.
-Si no hubiera perdido la guerra... -Se lamentó éste pero Noruega le calló con un beso y luego se apartó.
-Basta. Te amo, Dan, siempre lo he hecho -admitió el noruego.
-No te merezco -murmuró nuevamente:-No sabes cuánto te amo, Norge. Te he amado desde hace más de seis siglos atrás. No sé qué haré sin ti -añadió.
-Vas a seguir adelante, Islandia te necesita -El noruego apoyó la frente contra la de su pareja.
Se quedaron en silencio y luego el muchacho acarició nuevamente las mejillas del danés.
-Tómame una vez más, Dan, aunque siempre seré tuyo -le dijo en un susurro.
La razón por la cual los one-shots son cortos es porque los escribo al día. Es un pequeño desafío que me auto-impuse.
¡Gracias por leer!
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Siempre contigo
FanfictionColección de viñetas sobre los países nórdicos de distintas temáticas. Desde fluff hasta angst.