Indiferencia (DenNor)

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AU/Angst DenNor. Traducción de un request que recibí en tumblr.

No existía dolor físico en el mundo que le pudiera causar tanto daño como aquel que estaba a punto de experimentar y de haberlo sabido de antemano, hubiese preferido mil veces ser arrollado por vehículo que tener su corazón arrancado de su pecho de esa manera tan abrupta.

Pero se lo merecía. Debió haberlo previsto y sin embargo, no lo hizo.

Cuando Magnus dejó de sonreír para él, debió haberlo notado. Debió haber visto la tormenta que se avecinaba sobre él. No obstante, tan ciego y tan ensimismado se encontraba en su propio mundo, que no se había percatado de ello hasta esa mañana.

—Me mudo —El danés anunció, parado frente a él, con las maletas listas.

Sigurd creyó que era broma. Porque se trataba de una, ¿cierto? Aquellas maletas estaban vacías y Magnus simplemente estaba jugando. Así que no le dio mayor importancia.

—¿De verdad? —El noruego continuó leyendo el periódico digital en su laptop sin molestarse en mirar a su pareja.

Aquello había sido un golpe duro para Magnus, pero intentó no demostrarlo. A estas alturas, debía estar acostumbrado a la indiferencia de Sigurd. No obstante, era difícil hacerlo.

Magnus estaba agotado de toda esta situación. Cansado de intentarlo. Cansado de ser el sostén de aquella relación. Una vez más, Sigurd le defraudaba. Creyó que al menos le importaría pero era la misma respuesta que siempre obtenía por parte de éste: Indiferencia.

—Sí, me mudo —repitió con claridad.

Sigurd se dio la vuelta y se percató de que no había risas. Sigurd contempló la escena sin saber qué hacer o cómo reaccionar. Era como si le hubiesen arrojado un balde de agua fría.

—No entiendo —Sigurd se levantó e intentó agarrarle la mano, pero Magnus lo evitó. EL noruego estaba perplejo.

El danés no quería discutir. Había dado cada pedazo de su ser y corazón a esa relación. Ya no tenía nada para sí mismo. Ya no lo soportaba.

—Lo siento, Sigurd —Magnus bajó la mirada pues no se animaba a contemplar esos ojos azules que trataban de encontrarle un sentido a lo que estaba sucediendo en ese instante.

Sigurd no lo comprendía. No podía estar sucediendo aquello.

—No —Fue lo único que salió de su boca pero Magnus no se detuvo y continuó dirigiéndose hacia la puerta:—Después de todo lo que hemos pasado juntos... —Trató de mantenerse sereno:—¿Acaso no habíamos soñado con una casa propia, casarnos, adoptar hijos?

Se suponía que iban a estar juntos hasta que uno de ellos sucumbiera a la muerte, a una edad muy avanzada. Esto no estaba en los planes.

—Voy a quedarme con Berwald y Tino por un tiempo hasta conseguir un nuevo departamento —Magnus le advirtió sin darse la vuelta. Estaba seguro de que si lo hacía, iba a cambiar de mentalidad.

Sigurd comenzó a desesperarse. Nunca había experimentado algo así en su vida.

—No quiero estar solo —Le rogó. Por primera vez en su vida dejó de lado su orgullo.

—Yo he estado solo por mucho tiempo, Sigurd —le respondió con frialdad el otro:—Y nunca te has dado cuenta de ello. Yo he organizado las citas, los viajes, fue mi idea la de mudarnos juntos —Respiró profundamente y tuvo que hacer un esfuerzo grande para no empezar a lagrimear de rabia:—Siempre he estado a tu lado, escuchando tus quejas aunque fueran a las tres de la mañana —explicó éste. Sentía que se ahogaba y por ello, dejó de hablar.

Sigurd no sabía qué responder. Él siempre había sido una persona fría, no era su culpa el de actuar de ésa manera, ¿cierto? ¿O lo era? Tantas emociones se arremolinaban en su interior que no era capaz de pensar con claridad.

—Yo... —Debía haber alguna manera en que podría demostrar al otro que se equivocaba:—Yo te amo, Magnus —Pero sus palabras ya no eran suficiente para el danés.

Magnus abrió la puerta y luego arrojó la llave sobre el piso. No debía ceder en lo absoluto.

—No... Amabas quién eras cuando estabas conmigo —murmuró antes de retirarse de allí de una vez por todas.

Sigurd se quedó inmovilizado y cayó arrodillado.

—Yo te amo...—Repitió a pesar de que sabía que Magnus no lo podía escuchar.

¡Gracias por leer!

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