Love You Goodbye

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Aún seguía mirándolo atónito.

Estaba a punto de perder a quien amaba. Mi Louis... Mi pequeño Louis. Quien había hecho latir mi corazón hoy me lo rompía...

-Dime algo, Harry, por favor.-Negué y eché mi pelo hacia atrás con mi mano.-¿Sólo te quedarás callado? Di algo, por favor. Dime lo que piensas.-No paraba de llorar y de lucir como si estuviera a punto de sufrir un ataque de pánico.

-¿Por qué?-Pregunté. Mi corazón ya se estaba rompiendo, que girara el cuchillo.

¿Por qué lo había hecho? Aún no encontraba qué falló en mi como para que fuera a buscarlo en otra persona.

-Yo te había dicho que no me iba bien en las relaciones.-Sollozó.- Tenía miedo de perder mi reputación con mis amigos, tenía miedo porque estaba empezando a sentir demasiado por ti y quería probarme a mí mismo que no dependía de la relación.-Sonrió triste.-Pero fracasé, porque estoy enamorado de ti. Y por eso tenemos que dejarlo.

Teníamos que hacerlo, pero yo no quería. Prefería el dolor de una traición al dolor de perderlo. Porque del primero seguro que me repondría, pero del segundo no estaba seguro.

Te puedes olvidar de una traición, de los malos sentimientos, de la tristeza, pero ¿cómo olvidabas a quien hizo latir tu corazón con fuerza? ¿A quien llegó como un huracán, cautivándote desde el principio, haciendote perder la razón? ¿Cómo olvidabas la cara que viste todos los días al despertar, las manos que te tocaban y los ojos que mirabas e idolatrabas?

-¿Con quién?-Le sorprendió mi pregunta.

-No lo conoces, no tiene caso.

-Dime quién.

-Se llama Max.-Y cuando oí por fin el nombre solo sentí como mi corazón se hundía aún más.

-¿Lo quieres?-Pregunté. Mi masoquismo llegando a niveles insospechados.

-No.-Me negó como si fuera obvio.-Fue sólo una distracción.-Asentí.

Me convecí a mi mismo de que aquel engaño no era tan malo si no involucraba sentimientos y verdadero interés y seguí intentado perdonarlo, porque lo último que quería hacer era perderlo . No quería tener que hacerme a la idea de que me faltara. No quería.

Pero tenía que aceptarlo, tenía que aceptar que nada pintaba bien. Él me lo estaba diciendo y sabía que cuando Louis dice algo es porque ya ha tomado una decisión.

Mi pequeño ojiazul era poseedor de una cabezonería inimaginable la cual aún estos días me hace reír.

Lo tenía en frente de mí pero aún así sentía como si no estuviese, y me empecé a sentir más solo. Más aún que en los últimos días.

Y Louis sólo sabía llorar.

No quería llevarme ese recuerdo en mi memoria, de la primera persona a la que amé, destrozada llorando. Quería hacer buenos recuerdos antes de que se acabara todo. No quería recordar la relación como algo tortuoso que acabo tan fatídicamente. Quería que tuviera una despedida.

-Si mañana no serás mío, quiero una despedida.-Le dije. No sé de donde conseguí mi voz.

-¿Una despedida?-Se sorprendió.

-Sé que no puedo hacer nada para cambiarlo, pero hay algo que puede ser negociado. Quiero despedirme de ti y que este sea un buen recuerdo para ambos ¿sí? Porque si esto es todo, por lo menos podríamos acabarlo bien-Entonces lloró más. Esta vez sí que me acerqué y levanté su cara con mi mano.- Déjame amarte por última vez.

Entrelacé nuestros dedos y le sonreí, para luego besar sus labios. Podía sentir como me rompía en mi interior y podía ver como lo hacía él en frente de mí. Saboreaba el dolor escondido tras ese beso .

Una última probada a sus labios me devolvía a los sitios a los que habíamos ido y a las noches que habíamos pasado.

-Ven aquí, Louis.-Le dije, antes de atacar sus labios otra vez. Lento.

Me devolvía el beso y temblaba. Dolía tanto saber que esa era la última vez que probaba esos labios. Nunca pensé que besándolo me sentiría tan mal.

Procedí a cogerlo en mis brazos y llevármelo a la habitación. Lo tumbé en la cama lentamente y acaricié sus caderas con mis manos.

Quería sentirlo por última vez, quería sentir su suave piel rozar contra mis manos, memorizar cada una de sus curvas, su figura. Quería guardar su recuerdo para siempre en mi memoria.

Él no me decía nada, solo me miraba y lloraba en silencio. Algunas veces se perdía mirándome.

Al quitar su camiseta pude ver en su pecho antiguos chupetones ya desvaídos y pretendí no darme cuenta. Le hice uno donde a mi me gustaba, justo en su cuello, casi tras la oreja.

Metió sus pequeñas manos debajo de mi camiseta y me acarició.

-Quítamela.-Le susurré, y asintió, tirando de ella y pasándola por mi cuello.

Acarició las golondrinas en mi pecho con la punta de sus dedos y se quedó contemplandolas para luego llorar otra vez. Sabía cuanto le encantaban.

-Está bien.-Le dije, con una sonrisa triste y volví a besarlo con cuidado y quité sus lágrimas.

Yo sabía que nada estaba bien. Pero quería que lo estuviese al menos en ese instante, nuestro último momento.

Nos quedamos por completo desnudos y tomé esa oportunidad para memorizar de pies a cabeza su hermoso cuerpo otra vez. Su pequeña barriguita, sus tatuajes, su pelo, sus manos de uñas mordidas y sus ojos cansados y abultados.

Él me llamó con su mirada, la cual no mostraba deseo, sólo tristeza y abrió sus piernas para mí. Me coloqué y entré y nunca pensé que me sentiría tan mal.

Era la última vez que iba a amarlo en toda la extensión de la palabra y mientras movía mis caderas en compás, no podía parar de pensar en ello.

Lo disfruté, mucho, pero fue una sensación agridulce y horrible que esperaba nunca volver a sentir.

Louis jadeaba con los ojos cerrados y se aferraba a las sábanas.

¿Por qué todo tenía que ser así? ¿Por qué simplemente no podíamos estar juntos?

¡Yo quería estar con él! No podría soportar tenerlo lejos.

Cuando por fin llegamos al clímax no pude evitar pensar. Era el fin. Ya estaba.

Y caí sobre el cuerpo de Louis, deshecho en llanto haciendo que llorara el también, abrazándome. Era nuestra despedida.

Ya nada nunca sería igual.

Made In The Am (L.S) (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora