7-Ilegal

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Domingo. Preciado y odiado domingo.

Este es el día en el que hay que ponerse una peli y mucha comida.

Pero claro, el destino no quiere eso para mí.

Con la cabeza a punto de explotar debido al resfriado que llevo, me levanto. Pienso matar a mi hermano.

Bajo al cuarto de juegos y entro sin tocar. Al momento siento un escalofrío debido a que mi hermano tiene el aire acondicionado muy bajo. Ninguno de los tres sujetos se gira a mirarme en cuanto abro la puerta.

–Theo, ¿podrías hacerme el favor de bajar el volumen del videojuego y hacer la comida?– le pido. Mi hermano pausa el juego y me mira desde el puf en el que está sentado.

–¿Que haga yo la comida? La pedimos y ya está– dice mientras baja el volumen del juego.– ¿Y a ti qué te pasa? ¿Estás enferma?– me pregunta mientras se acerca a mí. Me toca la frente y me mira serio.

–Creo que me he resfriado– le respondo maldiciendo a Alek internamente.

–Bueno, tú acuéstate y ahora te subo algo para que te tomes. Pero has elegido mal día...– dice bufando.

–¿Por qué? ¿Qué pasa hoy?– pregunto sin saber.

–Hoy vienen la prima Julia y Rose a vernos porque quieren que hablemos de las bodas de plata de mamá y papá. Pero yo no pienso estar aquí, me voy con ellos por ahí– responde. Yo me río sarcástica.

–¿Y piensas dejarme sola y enferma con ellas? Gracias, hermano– digo enfadada.

–Las odio a las dos y lo sabes, además, esas cosas las tienen que hablar mujeres– dice refiriéndose al tema del viaje de mis padres. Mi ceja instintivamente se levanta hacia arriba.

–¿Tu eres gilipollas? Sí, lo eres, no es ninguna pregunta– le digo enfadada.– No hay nada de lo que tengan que hablar las mujeres ni los hombres, todo es un tema para los dos sexos. Menos mal que al paso que vas no encontraras novia ni en un millón de años, porque si la humanidad tuviera que avanzar por alguien tan machista y xenófobo como tú, aún estaríamos viviendo en cuevas– suelto indignada. Los tres chicos se encuentran mirándome asombrados y con un toque de risa.

–Bueno, que vale, que lo pillo. Pero eso sí, como Rose se ponga a hablar de su nuevo novio, me piro– me avisa. Yo asiento.

–¿Por qué anoche escuché un ruido en la piscina?– me pregunta Jason antes de que salga por la puerta. Mi cara se vuelve roja.

–Es que m-me caí– miento. Escucho la risa de Alek

–Claro...– responde. Yo salgo lo antes posible de allí.

Estúpido Alek. Encima tiene las narices de reírse.

Subo a mi cuarto y me tomo una pastilla para el resfriado ya que no veo que Theo vaya a subir a dármela. Me ducho y me visto con algo un poco más formal ya que mi tía es lo más pijo que puedas encontrarte.

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