—¡Kakeru! Ten cuidado, acabas de salir de una cama. ¿Quieres que te regrese a ella de un golpe?—Azusa, por dios. —le recriminó Naho nerviosa.
—Se más cuidadosa chica amazona.— le dijo Hagita, ella comenzó a gruñir como un pequeño tigre, todos reímos al ver discutir a Hagita y Azu.
Solté un largo suspiro de alivio, eran días livianos, alegres y tranquilos, me sentía feliz por ello. No había miedo en mis manos, no las sentía sudar ni temblar, esa era la sensación que quería mantener, estos momentos a salvo de mis miedos. A salvo de él.
Mi hermano me miró, su rostro mostraba una ligera sonrisa, pero había algo extraño en ella. Como si en verdad, no fuese sincera.
Me acerqué a él, pero cuando lo hice fue envuelto en los brazos de Azusa y Naho reía con ellos. Sentí como mi pecho borraba esa ligera inquietud al ver a Kakeru. Sonreí al ver la escena. Una mano tocó mi hombro.
—Todo irá bien.— Suwa me susurró al oído, haciendo que me estremeciera por su acto. ¿Que le pasaba de repente? Me llevé mi mano al pecho.
—Me has asustado.— le dije, él comenzó a reír ligeramente y mientras unía las palmas de sus manos se disculpó conmigo. Los dos comenzamos a reír.
—Hey, hey. ¡No te aproveches de la situación Suwa! ¡Mia es mía!— todos comenzaron a reír. Ella nos miró confundida.
—¿Qué pasa? ¿Qué he dicho?— todos reímos.
Si tan solo todos estos momentos se mantuvieran intactos.
Si tan solo pudiésemos estar juntos por siempre.
Pero todo tiene un final,y el final tiene un inicio.
Escondía mi cabeza en la almohada de la habitación de Kakeru, olía a él. En esta habitación todo tenía la marca de mi hermano, este lugar era suyo, era su hogar, y yo no quería que él desapareciese. Giré mi cabeza encontrándome la espalda de Kakeru en el escritorio. Gracias a ello, pude notar cuanto había crecido mi hermano, y cuantas cosas habían cambiado en mi vida. Quería devolverle todo lo bueno que él me había entregado, quería que mi hermano fuese feliz. ¿Pero como se lo podía trasmitir? He intentado tantas veces decirle cuan importante es que él sea feliz, que ni siquiera se si mi estrategia ha funcionado. Él solo se limitaba a sonreír y asentir, pero estoy segura de que realmente pensaba todo lo contrario. Así que lo hice, lo solté sin pelos en la lengua.
—Kakeru.— lo llamé, él no se giró, parecía ensimismado con algo, pero no sabía el que.
—Hermano.— lo volví a llamar y él me ignoró por completo. Me levanté sobre mis piernas y arrodillada en la cama y con mis manos unidas lo volví a llamar.
—Kakeru... ¿Alguna vez has pensado en morir?— como si de un hechizo mágico se tratase, el cuerpo de mi hermano se giró, observándome con unos fríos ojos y sin expresión alguna. Me asuste ante su rostro. Y no pude evitar temblar ligeramente.
—Hemos hablado de esto alguna vez, se tú respuesta, pero quería preguntar de nuevo.— él no respondió.
—Kakeru— él me interrumpió— ¿Porqué preguntas algo así?— su voz era seria y fría, cruel y mortífera. Sabía que si tocaba el tema el saldría herido, pero... Era mejor esto a que él se encerrase de nuevo en su caparazón y no volviese a salir. No quería que él siguiese sufriendo solo.
—Kakeru. ¿Porqué cada vez que intento acercarte más a ti me rechazas de esta manera?— él mantuvo su expresión anterior.— Eres tú la que pregunta cosas estúpidas.
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Orange 「Re:」[E]
फैनफिक्शनQuerido hermano; Me hubiese gustado ser más valiente, llorar menos por mí y más por ti, correr lejos de sus garras para poder escuchar tu risa durante horas. Pensé que aquella distancia que nos separaba era lo mejor. Ahora que has muerto, no existe...