Tegami 03

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''Pase lo que pase, no te rindas. Rompe uno de mis errores, evita tu futuro arrepentimiento. Ese día yo no pude llegar al tren, llegue a pensar que al tropezar y caer, no volvería a levantarme para pelear contra ese destino que el hombre al que Kakeru y yo llamábamos padre me habían sometido a tener. Por favor, no huyas. Salva a Kakeru. Sálvate a ti.''

Mis dedos tocaban y sentían el suelo, mi cabeza se encontraba en la carta. Ella no tuvo a nadie para salvarse, yo me tengo a mi y a mi futuro. Si mi otro yo pudiera perder su carga, si yo pudiera ser feliz al cruzar la puerta del tren. ¿Podría ser feliz?

—¡¡¡Miaka!!! ¡¡¡Maldita niña vuelve aquí!!!— al escuchar de nuevo ese grito, me levanté agarré rápidamente mis cosas y comencé a gritar hacia el policía.

—¡¡Señor, ese loco me esta persiguiendo es un pervertido!!— no me podía creer que había funcionado. Era absurdo, pero siendo sincera, mi padre no parecía en sus cabales, y me creyeron a mi.

—¡¡Déjeme, suélteme!! ¡¡Esa niña es mía!! 

Ni tan solo una vez mi padre me nombro como su hija, solo era suya, un objecto que tenía a su disposición, seguramente para que en algún momento sirviera como pago de sus deudas o incluso, principalmente, un ser que lo hacía no sentirse rechazado o olvidado del mundo. 

O simplemente...

''Solo. El siempre y por siempre será así, yo nunca pude ir con mi familia, pero quiero que tu tengas la posibilidad de hacerlo, quiero que tengas un final feliz. Encuentra a Kakeru, salvalo, y se feliz.''

Mis piernas ya no temblaban como antes, recuperaron fuerza, cuando mi mente se situó en la realidad, ya estaba dentro del tren, había cruzado la puerta. 

''Lo lograrás, por que se que con mi apoyo... No tendrás miedo, siempre quisimos apoyarnos en alguien, tal vez sea tu misma, pero piensa en mi como tu mejor consejera. Después de todo, no hay nadie mejor que te conozca que tu mismo. ¿Verdad Mia?''

Las lágrimas amenazaban con salir mientras que mi cuerpo sintió un escalofrío, incluso si era yo misma, no estaba sola, ya no estaba sola, no tenía que seguir escondida en ese cuarto mohoso. Volvería a ver a la abuela, la que seguramente  me cocinaría mi plato favorito, me calentaría el baño y me diría que estaba mucho mas mayor que antes, y sobre todo volvería a ver a mi hermano. Volvería a sonreír junto a el, estaría con mi familia e incluso con mama. Mama debe llevar mucho tiempo esperando por mi. ¿Verdad? ¿No fui la única que quería formar de nuevo una familia?

—¿Te encuentras bien, pequeña?— una voz de mujer llamó mi atención, mi cuerpo se dirigió hacia la persona que me nombraba. Me sorprendí al ver que era la anciana que habló conmigo durante el viaje a la estación. Definitivamente, el mundo era un pañuelo.

—Ahora si, señora. Es una bonita coincidencia verla de nuevo.— respondí con una sonrisa intentando mostrar mi aprecio hacia ella mientras que me sentaba a su lado y observaba a sus nietos que se encontraban a su lado derecho, a lo que yo, al verlos, sonreí. La mujer asintió con una sonrisa y dirigió su vista hacia sus nietos. Observe el comportamiento de ella hacia los niños, tan poco tiempo, pero me hacía recordar a la abuela, cálida y dulce. ¿Todas las abuelas eran así? No... estoy segura de que mi abuela, y esta anciana son mujeres muy especiales.

—Perdona pequeña. No quiero se entrometida, pero... ¿Que paso haya fuera?— ella me miró preocupada, sus ojos se veían tristes.

—No se preocupe por mi. — dije negando con mi cabeza.— Ahora estoy bien, volveré con mi familia. Y no me arrepiento de lo que dejo atrás. 

Orange 「Re:」[E]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora