Tegami 11

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Ignorando los mensajes de mis emisores. Los cuales eran enviados en la cafetería que solíamos recentar Takako, Hagita, Azusa y yo. Seguí bebiendo mi zumo de naranja y observando a la mesa contigua a la nuestra, en la cual se encontraban mi hermano y su ''dulce'' novia.

No entendía la razón por la que yo me encontraba en ese preciso instante en este lugar. Lo único que sabía es que los chicos eran conscientes de mi situación apoyando mis espaldas. Algo en mi interior se volvía cálido cada vez que mi mente recibía una muestra de amistad recibida por parte de mis acompañantes en la mesa.

Una de nuestras reglas de grupo de cartas del futuro, había sido creada como objetivo apoyarme en este tipo de situaciones.

Mi hermano no era consciente de nuestra presencia, de igual manera la irritante chica de cabellos rojos.

—Esa estúpida víbora roja lo tiene a su plena disposición. — Afirmó Takako con molestia a lo que el resto del grupo asintieron dándole la razón a la morena. Yo solo observaba a la de cabellos rojos desde lejos. En este instante no sentía rencor hacia ella. Pero si una gran frustración.

Una vez dado su veredicto sobre la situación decidimos seguir una serie de pasos. Con una pregunta clave. ¿Cómo se le devuelve su buena fama a una persona desacreditada?

Según el plan de Takako. Solo debíamos dejar en mal lugar a Rio y al mismo tiempo yo, la inocente. Recuperaría el buen trato de Kakeru y Suwa. ¿Pero sería tan sencillo? No podía dejar de pensar que esta no era la manera correcta. ¿Estaba siendo demasiado blanda?

—No te preocupes Miaka-san.— Yo posé mis ojos en el.— Cuantas mas vueltas le des en tu mente, peor será par ti.—Yo me sorprendí. Hagita era muy observador o tal vez se escondía en un velo de curiosidad para no mostrar su gran amabilidad hacia las personas.— No estas haciendo algo malo. Cree en Takako.— Creo en ella. Es solo que yo... Tengo miedo.

— Ella lo hace con buena intención. La manera de corresponder a los sentimientos ajenos desde su punto de vista, es que la otra persona le permita prestarle su protección y apoyo. Siempre, que su amigo sea el que solicita la ayuda Takako irá corriendo a rescatarlo. Ese el tipo de persona que es Takako.— Yo sonreí y asentí ante sus palabras, el me devolvió el gesto. Y dirigió su vista al frente.

—Y sobre Azusa... Ella es una idiota pero realmente te aprecia. —Sonreí ante aquello. Nunca pensé que hablaría de ella.

—Gracias Hagita. Realmente eres muy amable.— El se excusó. Y en cuanto me dí cuenta ya había llegado a casa. Y de nuevo, sin ni una sola palabra de Kakeru. Un silencio demasiado solitario. Pero aún así, pude ver que lo sentimientos de hermano que tenía hacia su hermana pequeña, yo. No habían cambiado. ¿Era lo normal, no? Tal vez para otras familias si. Pero para la nuestra era un gran logro.  

Cuando me dirigí a la cocina aquella noche. Pude ver representada el afecto de Kakeru en un simple plato de comida tapado con plástico para mí. Sabía que había sido el, porque la abuela siempre me deja notas. En ese instante lloré, porque sentí que no había perdido a mi hermano.

A la mañana siguiente Kakeru se había marchado antes que yo. Me despedí de mi abuela con un beso y me dirigí hacia el instituto. Era una mañana cálida que brindaba un ligero toque de calor. Sacudí mi uniforme ligeramente, ya que tenía polvillo en el. Y cuando dirigí mi vista al frente divise a Suwa con su bicicleta y a mi hermano. Me acerqué hacia a el, pero en cuanto vi que Kakeru había dirigido su vista hacia mi, esquivando su mirada acelere el paso y comencé a correr lejos de ellos. No se que habrían pensando en ese instante, pero... Seguramente no se porque, no era malo. Tenía la esperanza de que tuviera un mínimo de confianza en mí.

Orange 「Re:」[E]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora