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Sólo quedaba una media hora para que el turno de Carolina terminará. Había sido un poco agotador estar cuidando de Gastón; tanto Valentina como Lionel había faltado ese día y la señora Zenere había estado algo ocupada con su propio trabajo, así que ese día había estado haciendo dos cosas a la vez; atender a los clientes y cuidar de su hijo.

La campanilla de la entrada sonó y un rubio entro, cargando una gran caja de regalo. Había comprado un pequeño detalle para el pequeño.

- Déjame ayudarte - le dijo a Carolina, quien traía a Gastón en brazos y trataba de mantener el equilibrio para que la bandeja no cayera de su otra mano libre.

- Gracias, en verdad necesita ayuda - Lio tomó la bebé en sus brazos y se alejaron para no interrumpir a Carolina.

Lionel cargó a Gastón hasta lo más retirado del restaurante. Colocó al pequeño en sus piernas y dejó la caja de regalo frente a él en la mesa.

- Te traje un regalo travieso - el pequeño extendió sus pequeños brazos para tratar de alcanzar el regalo - Veo que estás impaciente - pasó a dejar al pequeño arriba de la mesa, sosteniéndolo, pues aún no podía mantenerse sentado por sí solo, justo al lado de la gran caja.

Ambos comenzaron a quitar la envoltura, siendo Lio quien hiciera la mayor parte. Cuando al fin no hubo de aquel envoltorio sobre la caja, el pequeño se quedó unos segundos tratando de descifrar lo que era. Lio rio ante la mirada que Gastón tenía.

- Ahora podrás jugar mientras mamá trabaja - Carolina había ya terminado con los clientes que quedaban, y solo esperaba a que pagaran sus cuentas para irse.

- ¿Qué sucede aquí? - preguntó Caro al ver papel de regalo esparcido por toda la mesa y alguna que otra parte en el suelo.

- Le compré un regalo a Gastón - Lio estaba feliz del gesto que había tenido para el pequeño, lo quería mucho, e incluso podría decirse que lo quería tanto como un hijo propio.

- Sabes que no debiste de hacer eso - por su parte, Carolina se sentía incómoda de que Gastón fuera tan consentido por sus jefes, si le incomodaba que cuidaran de él, que le regalaran cosas hacía aún más grande el sentimiento.

- Oh vamos, es para que se divierta - una de las señoras que seguían ahí estaba llamado a Carolina con la mano para que la atendiera, haciéndole imposible el contestarle a Lio. La chica se alejó de ahí y él aprovechó para tomar a Gastón en sus brazos y comenzar a recoger la basura que había.

Después de haber terminado de recoger Lionel acostó al pequeño en uno de los booths y decidió comenzar a armar el gimnasio que había comprado para Gastón.

(...)

La pequeña Sofía estaba esperando a que su padre pasara por ella al colegio, desde el día en que su madre la había abandonado, de nuevo, mantenía la cabeza agachada y ya no era común ver aquella sonrisa que solía caracterizarla. Agustín había pensado en llevarla con un psicólogo, pero esperaría un poco, al menos hasta que conociera exactamente la dirección en la que se encontraba Carolina, tal vez si le contaba que la había encontrado el ánimo de la pequeña subiría.

Esa tarde Agustín había quedado de encontrarse con uno de los detectives que había contratado, por lo cual le había pedido a Karol que pasara por su hija al colegio.

- Sofía - llamó Karol a la pequeña, quien estaba jugando con una pulsera que ella había hecho esa mañana en el colegio - ¿Nos vamos? - preguntó Karol extendiendo su mano. Sofía asintió y tomó su mochila para después colgarla en sus hombros y sujetar la mano de Karol.

- ¿Crees que ellos sean felices? - Karol sonrió levemente ante la pregunta de la menor. Sabía a qué se refería, pero ni siquiera ella sabía la respuesta.

Buscando a Papá (BAM#2) | AguslinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora