El siguiente partido de Quidditch del profesorado llegó y con ello la primera participación de Draco, Rossie me hizo prometer que iría a contarle en persona el resultado del partido en cuanto este terminará y no por la habitual lechuza.
Mi amistad con Rosmerta había avanzado mucho, antes solo me parecía una persona interesante, pero conforme pasaron los días pude ver que disfrutaba mucho de su compañía, se reía sinceramente de mi "dulce carácter" y averigüe que en sus días de escuela, ella había sido el equivalente de Hermione Granger, pero un día vio que la antigua dueña de las Tres Escobas tenía más conocimientos que la mayoría de los profesores del castillo, he intrigada por eso, tomo el trabajo de camarera nada más acabar la escuela.
Con el paso de los años, entendió que estar detrás de la barra le permitía analizar a las personas mejor incluso que un Legeremante, su conocimiento del lenguaje corporal podía rivalizar con el que en su momento tuvo Albus Dumbledore.
Draco pidió el puesto de golpeador en el equipo de Harry, Minerva sería cazadora y Harry buscador, yo sería el buscador en el equipo de su amigo Ronald que no quería ceder su puesto de guardián, así que Harry estaba muy interesado en derrotarme en este partido. Iluso.
El partido duró cerca de 2 horas, el público que cada sábado iba parecía ir creciendo más, seguía cada movimiento y soltaba exclamaciones de sorpresa, júbilo o tristeza según a quién le hubieran apostado sus galeones. Al final, Harry logró atrapar la Snitch, pero mi equipo ganó por puntuación. Nos dimos la mano, mientras la mirada de Harry indicaba que pensaba por dentro "la siguiente morderás el polvo". Me fui a bañar para ir a ver a Rossie, después de todo, soy un hombre de palabra. Antes de poder hacer esto, Minerva me detuvo poco antes de entrar al castillo.
—Severus, me gustaría recordarte que mañana tenemos junta de planeación para la fiesta de Halloween—.
¿¡Halloween!? ¡Demonios! Había olvidado que en el castillo las fiestas eran de esos eventos que todos esperan y nosotros como profesores tenemos que controlar a hormonados adolescentes.
—Estaré ahí puntual Minerva. Si me disculpas, tengo que arreglarme, tengo un compromiso ineludible—.
—Claro, claro Severus. Nos vemos mañana—.
Y me fui directo a mi habitación a alistarme. Tomé un carruaje y me fui directo a las Tres Escobas apenas puse un pie en Hogsmeade. Rossie ya estaba lista y me hizo pasar a su local, había preparado un servicio de té y algunos bocadillos para nuestra "cita", y apenas nos sentamos fue directo al grano.
—Bien, cuenta, ¿Qué pasó? ¿Le ganaste a Potter-ahora-el-hurón-botador? —.
—Ja, ja, ja, sí Rossie, su cara fue fabulosa. Ojalá tuvieras un pensadero, podría mostrártela, aunque quizás con un poco de suerte, esos estudiantes que van como público, hayan tomado una foto y pueda conseguirte una copia—.
Seguimos hablando del partido y la cara de Harry y Draco, de Harry enojado y algo molesto consigo por no haber atrapado la Snitch a tiempo y de Draco que estaba feliz de ver a Harry enojado. Minerva no se enojaba, ella era competitiva, sí, pero también sabía cuándo le ganaban en buena lid. Y que seguramente me ganaría en el siguiente partido. Eso también era un hecho.
La conversación fluyó hacía temas algo más profundos, empezamos a hablar de nuestro pasado, Rossie había estado a punto de casarse dos veces, pero al final decidió que eso no era lo suyo, según ella, había visto señales de que ese no era su camino.
—Cuéntame algo personal Severus. Yo te he contado mucho de mí, pero además de tu pasado con el señor oscuro, y tu trabajo en la Orden, que ya todo mundo sabe gracias a la prensa, no sé nada tuyo—.
—No hay mucho que contar Rossie, aunque... quizás... —.
La única que sabía de mi encuentro con Lily era Luna Lovegood, a Luna no le conté más allá de que Lily me había recibido en aquel prado que según la misma Lily, era una parte de su paraíso personal. Nunca puse en duda de que todo aquello había sido real, pero dudaba en contarlo por temor a que pensaran que había alucinado o algo así.
Al final, decidí que Rossie podría con cualquier cosa que le contará, ya había visto lo que quedó de la marca tenebrosa y solo había soltado un "te queda sexy" y no hizo ningún otro comentario. Le empecé a contar toda mi experiencia en el reino de la muerte, en el paraíso de Lily, y como al final, regresé cayendo por un pozo oscuro lleno de pequeñas luces. Rossie no dijo nada mientras lo contaba, solo asentía mirándome y tomando mis manos cuando me tensaba al relatarlo.
—No estás loco Severus, todo eso fue real. Yo te creo—.
—Gracias Rossie, pediste algo personal y esto es muy personal. Además de ti, solo otra persona lo sabe, y ni siquiera tuve que contárselo, ella lo adivinó sin decirle una palabra—.
—¿Quién? —Pregunto un poco sorprendida por eso.
—Luna Lovegood—.
—¿La nueva profesora de Cuidado de Criaturas Mágicas? Sí, esa chica es algo particular y muy inteligente, tanto como yo. Dijo mientras soltaba una risita mirando a ningún punto en particular, como si le hablaran de su sobrina favorita. ¿Sabes por qué me decidí a comprar este local Severus? Toda mi vida escolar fui empujada a estudiar, y estudiar, porque mi familia había puesto sus expectativas en mí. Pero cuando llegué aquí, a las Tres Escobas, sentí que era mi lugar, no se trataba de sentirme cómoda solamente, sentí que aquí era Mi Lugar. Cada paso que daba me empujaba a este local, por más que me alejaba, siempre volvía a este punto. Y lo compre apenas pude. La dueña anterior no me lo vendió hasta que le conté lo que te estoy diciendo ahorita y me dio un regalo junto con las llaves. ¿Quieres verlo? —.
Asentí con la cabeza y saco un guardapelo con una estrella en la tapa, era todo negro excepto por esa estrella, lo abrió y vi una imagen del cielo nocturno en un lado moviéndose y del otro la frase "Illustrent stellae viam meam" (Que las estrellas iluminen mi camino). Era sencillo y hermoso.
—Es hermoso, pero suena a algo que diría Sybill Trelawney—.
—Pensé algo parecido, que era algo que diría un vidente de poca monta. Pero con el tiempo entendí por qué me lo dio la antigua dueña. Las estrellas no son las constelaciones Severus, siempre hay señales sobre lo que es bueno para nosotros, y cuando nos negamos a verlas, somos infelices y hacemos a otros infelices. Creo, que cuando caíste al pozo, o más bien tu amiga te aventó; regresaste al camino que ignoraste la primera vez y ella espera que esta vez, hagas caso a las señales
—Quizás tienes razón Rossie, ¿Por qué no aplicas para el puesto de Adivinación en el castillo? Podríamos vernos más seguido querida—.
—Ja, ja, ja, ja, Severus, sigues siendo un idiota, pero eres muy sexy como para no tolerarte—Me dijo antes de darme un beso en la frente. Viniendo de ella, eso era un halago.
Me despedí y me dirigí de vuelta al castillo. Meditaba mucho últimamente, no es que fuera algo ajeno para mí, tantas cosas habían cambiado en unos meses, nunca me imaginé siendo "amigo" de aquellos chicos, ni que el resto de los profesores considerara invitarme a participar de algo, ni que mis alumnos no me tuvieran temor aun antes de conocerme, y por supuesto, jamás me hubiera imaginado que estaría platicando con Rosmerta varias veces por semana.
Decidí que había algo más que hacer antes de pensar que mis "estrellas" iban por buen camino, librarme de un peso que venía arrastrando desde aquella fatídica noche en que me uní a los mortífagos. Pero tendría que esperar al lunes, solo esperaba que nadie se desmayará.
La junta de planeación para la fiesta de Halloween fue afortunadamente breve, los chicos tomaron casi de inmediato el control y el resto del profesorado solo tuvimos que aceptar sus ideas, que al menos eran buenas. Fui directo a mi habitación a planear lo que iba a hacer mañana, quería que esto fuera un punto de inflexión, quizás podría sentar también el ejemplo para Draco.
En mi primera clase del lunes, hice lo que había evitado desde hace años, y que aun con la caída de Voldemort seguía evitando deliberadamente, apenas entraron todos mis alumnos, subí las mangas de mi camisa, escribí en el pizarrón los ingredientes e instrucciones de la poción de ese día y volteé para que todos ellos pudieran ver lo que quedaba de la marca tenebrosa.
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Otra Oportunidad
Fiksi PenggemarDespués de haber sido mordido por Nagini, Severus Snape por fin podía estar en paz...O al menos eso creyó él. Despertó en San Mungo con un terrible dolor en el cuello y rodeado de presentes de sus ex-alumnos. Y para gran sorpresa de él, un Harry Pot...