Desenredados [ViktUuri] |Terminada|

I: Escape

Una larga melena plateada iba de aquí para allá siendo guiada por su dueño, el cual caminaba haciendo bailar sus bellos ojos azules por toda la habitación en busca de aquella bolita de algodón café.

—¡Oh, Phichit! ¡¿dónde estás?! —caturreaba el chico.

El pobre conejo se escondió aún más dentro de aquella tetera vacía, obviamente no diría su ubicación; si estaban jugando a las escondidas, sería tonto hacerlo.

—Veamos... por... —se escuchaba lejana la voz—. ¡Aquí! —chilló levantando la tapa.

El pobre conejito dio un saltito asustado tras ser sorprendido en aquella pieza de losa y con el ceño levemente fruncido salió de ahí, sentándose en el buró.

—Ya me aburrí, hagamos otra cosa —suspiró el de cabellos plateados—. ¿Quieres cocinar? —el conejito negó—. ¿Leer? —negó—. ¿Entonces qué?

Las orejitas castañas señalaron la enorme ventana y Viktor entendió de inmediato, negando apresuradamente con una mueca de inseguridad.

—Yakov dice que no debo salir, ya sabes la razón de eso, Phichit —recriminó seriamente; el conejo bufó—. No seas así, anda, vamos a preparar la cena para él.

Con un leve asentimiento de la bolita de pelos, ambos se dispusieron a sacar lo necesario para preparar una buena comida; el ojizafiro tarareaba una canción desconocida para el conejo, pero que parecía ponerle de buen humor, y sus cabellos plateados se movían tenuemente al compás de sus caderas al bailar al ritmo de la melodía imaginaria.

—¡Mueve las piernas, Otabek! ¡eres una tortuga! —gritó el azache más bajo con una sonrisota en la cara.