XI: Fin

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—¿Quién demonios eres tú? —gruñó Anton, frunciendo el ceño

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¿Quién demonios eres ?gruñó Anton, frunciendo el ceño.

Desgraciadamente, yo soy su hijo, Rey Anton —contestó serio. Estaba muy nervioso y asustado, pero eso no significaba que no pudiera ser valiente.

Yakov le había enseñado que sin importar qué tan asustado estuviera, había que enfrentar la situación, que esa era la única manera de sobrevivir.

Anton se quedó estático unos segundos mientras examinaba con su mirada a Viktor. Podía ver sus brillantes ojos cual zafiro, pero era difícil saber si en realidad era su hijo. Vamos, podría ser solo un impostor queriendo usurpar su trono.

Entonces las antorchas del gran salón se encendieron, obra de Yuuri y el rey pudo confirmar que aquel al que estaba de pie en frente suyo era su hijo. Su cabello era plateado y muy largo, no podía no ser él. Y se sintió perturbado ante la situación que parecía fríamente calculada.

Viktor...susurró. Contempló el largo y brillante cabello plateado, la blanquecina piel, esos penetrantes ojos que había heredado de él y su cuerpo alto y delgado; era su viva imagen de cuando era joven. A excepción de su cabellera, claro—¿A qué has venido, Viktor?

—¿No es obvio? —musitó—. Vine a rescatar el reino de ti y a vivir como me corresponde por derecho.

Yuuri permaneció en silencio desde su escondite, observando detenidamente los movimientos del soberano que, por su postura, parecía querer una conversación civilizada, pero era seguro de que no era así. La espada en su mano le decía que estaba preparado para luchar en cualquier momento.

—¿Tú vas a usurpar mi trono? ¿tú? se burló, sarcástico.

Viktor frunció el ceño. Hasta pensó que tal vez no sería tan difícil matarlo, no llevaba ni cinco minutos de conocerlo y ya empezaba a generarse en su corazón un sentimiento repudio.

Ya fue suficiente espetó Anton—. Tú no vas a tomar mi trono, antes vas a tener que matarme.

—Tristemente para ti, a eso he venido —contestó adoptando una posición de pelea—. Esta noche Anton Nikiforov morirá y el reino recibirá el amanecer con un nuevo rey.

Anton afiló su mirada ante aquella declaración de guerra y lleno de ira se lanzó contra su hijo dispuesto a cortarle la cabeza. Viktor se defendió rápidamente, y las hojas de ambas espadas chocaron, haciendo que resonaran por todo el salón.

El corazón de Yuuri latió presuroso al ver que el combate ya había empezado. Quiso intervenir y defender a Viktor, mas se abstuvo de hacerlo. Sabía que debía permitir que él mismo enfrentara su destino y saliera vencedor de aquella pelea.

Desenredados [ViktUuri] |Terminada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora