Desenredados [ViktUuri] |Terminada|

V: Vitya

—¡Feliz cumpleaños, príncipe! —gritaron ambos reyes encendiendo las velas al mismo tiempo.

—Donde quiera que estés —susurró triste la reina.

Las primeras dos velas fueron encendidas en el balcón real y entonces los sirvientes continuaron encendiendo las propias al rededor de ambos mandatarios. Y lentamente el pueblo empezó a iluminarse, como una hermosa película. Era un paisaje hermoso.

Y la vista desde la torre era asombrosa. Viktor no podía estar más emocionado; su sonrisa y su observar atento le delataban, cosa que resultaba sumamente tierna para el ladrón, que más allá de ver el bonito panorama, tenía los ojos fijos en aquel hombre. 

—E-Es... —susurró tomando por completo la mano del ladrón, preso del entusiasmo—. Es hermoso...

—No es lo único hermoso... —murmuró Yuuri sonrojándose ante el apretón y evitando verle.

—Claro que no —soltó una risita, haciéndole voltear y que sus ojos se encontraran. Se atrevió a poner su mano desocupada en su mejilla, haciéndole una leve caricia—. Tú también eres hermoso, Yuuri. 

—V-Viktor...

—Tienes un corazón hermoso, eres muy amable —aseguró, sin quitar su mano—. Es gracias a ti que he podido llegar hasta aquí para poder cumplir mi sueño —añadió, sonriente. Empezó a bajar su mano despacio—. Gracias por ayudarme...

Yuuri se sintió avergonzado, tanto de la cercanía como del roce, hasta de sus palabras y se quedó congelado viéndole. Ah, el color de sus ojos era hipnotizante.

Phichit y Seung miraban orgullosos desde la lejanía a los dos humanos, el conejito se acurrucaba en la cabeza del caballo y este relinchaba suavemente al sentirlo en sus orejas. ¿El amor interespecie existía?

Pero qué importa, hablamos de humanos, no de animales. Y retomando, Viktor se acercó, ambos estaban rojos, pero había una sensación cautivante atrayéndolos entre sí. Sentían sus respiraciones chocar y sus ojos se iban cerrando lentamente a medida que la distancia entre sus labios se hacía más y más pequeña.

Y entonces sus bocas se juntaron, rozándose con cuidado y haciendo que sus corazones se sintieran rebosantes de alegría.