Desenredados [ViktUuri] |Terminada|

III: Tortura

—Habla. ¿En dónde esta Katsuki? —inquirió el rubio.

—Lamento no ser de ayuda, pero no voy a decirte dónde está —escupió sin mucho interés—, es como mi hermano pequeño.

—No me importa lo que sean, necesito conocer su paradero —casi le gritó, hastiado—, necesito saber.

—Creeme, Yuri: no te diré nada de él ni de su paradero —expresó viéndolo fijo.

Un tierno sonrojo afloró en la cara del de ojos exóticos. Conocía su nombre... ¿cómo?

—¿C-Como es que sabes mi nombre? —espetó tratando de volver a su postura de siempre.

—Fuimos amigos en nuestra infancia, haz memoria —le sonrió.

Tratando de recordar, se quedó observándolo fijamente, perdiéndose lentamente en sus ojos oscuros y ese rostro conocido y serio que tenía frente a él.

Un tierno recuerdo de cuando era niño apareció en su cabeza; en este, se veía a sí mismo corriendo mientras jalaba a un joven de cabello oscuro y seria expresión, el cual le pedía que se calmara porque sino iba a caerse y fijo, se había caído.

Sus ojitos se llenaron de lágrimas al ver su rodilla raspada, por lo que aquel que era su amigo se acercó a él y las limpió, luego le agachó a su lado y le pidió que se subiera en su espalda, ya que él lo llevaría.

—Te llevaré con tu abuelo —le había dicho mientras le mostraba una cálida y amable sonrisa.

El de ojos oscuros sonrió algo divertido al ver la expresión de sorpresa en la cara del chico rubio.

—¿Recordaste?

—A-Aún si lo hice, eres un ladrón y tu castigo será la muerte —explicó sonrojándose tenuemente—. Pero...

—¿Pero?

—Si me ayudas a atrapar a Katsuki, haré que tu pena se rebaje —sonrió—, ya no morirás, sino, pasaras unos cuantos años en prisión.